Redacción PERÚ21

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afrontó un divorcio que lo dejó roto, peleó contra el alcoholismo y no podía aceptar que la felicidad asomara a su vida. A los 41 años, le puso fin a su dolorosa existencia. No era la primera vez que esa sensación poderosa de ya no continuar irrumpía para desmoronarlo todo.

En una entrevista con Christopher R. Weingarten para la revista Revólver, en 2009, Chester contó que el divorcio con Samantha Bennington (1996-2005) le hizo perder la cabeza. Durante casi 18 meses la única palabra en su cabeza era derrota. Para soportar tanto dolor se dedicó a la juerga desmedida, algo que no le era ajeno. El alcohol siempre estuvo cerca, como ese amigo tóxico al cual sigues escuchando como un disco que no sabes romper.

"En nuestra entrevista hablabas de festejar pesado. ¿A qué te referías con eso?", le preguntó. Y el hombre de 41 años que hoy fue hallado ahorcado en su casa respondió: "Pude haberme referido a ir a clubes desnudistas y tomar unos tragos. Pude haberme referido también a quedarme en casa y ver como se quebraban las olas bebiendo Jack and Cokes todo el día. O se podría convertir en cuatro o cinco días de drogas y alcohol llevándote hasta los límites de tu mente. Creo que el común denominador en todo esto es que no importa lo que yo estaba haciendo. Siempre estaba el alcohol… Y había mucho. Me sentaba ahí con mi guitarra todo el día a escribir canciones y a embriagarme. Y si cuando estás ebrio alguien te dice "Hey metamos esta droga o esta otra o una combinación de ellas" eres como "Ok"".

Abrumado, reconoció que la vida tenía que seguir: "Era cómo "Hey, necesitamos que vayas a Tailandia para Music For Relief y hables de todo lo que está pasando allá con los tsunamis". ¿No pueden pensar en otra jodida persona que esté más presentable para esto justo ahora? ¡No tengo maldita ropa! ¡Todas mis cosas están en la casa de mi ex esposa y ella no me deja entrar! ¿Quieren que vaya? ¡No tengo sofá!… La vida no se detiene porque decidiste que has tenido un mal día o un mal año.

Tomaba clonazepam para la ansiedad. "Con eso y con lo mucho que estaba bebiendo, es una combinación de dos cosas que te matarían si no paras rápido. Mi brazo izquierdo empezó a temblar, entonces mi cabeza empezó a contraerse. Estaba apenado por esto, hubo muy poca gente que me vio así. Talinda [esposa actual de Chester] tuvo que venir a consolarme y a resolver eso, y yo tenía que tener algo de beber para calmarme. Estaba loco, estuve hospitalizado un par de veces y finalmente me senté con ella y un par de amigos de Dead By Sunrise y dije "Necesito tratamiento".

Pero estaba bebiendo, y no podía dejarlo. Un tratamiento y otro a la vez. Nada. Bebía. El amor podía salvarlo, pero algo falló, algo que tenía que ver con una herida del pasado. De niño sufrió abusos sexuales por parte de un adulto. Durante su adolescencia, el suicidio, como un monstruo, lo acechaba.

Amaba a sus seis hijos, y quizás por ello retrasó tanto este momento. Talinda Bennington, su esposa, llenó su complicada existencia. La música y el amor no aliviaron su dolor.

Linkin Park tenía previsto iniciar una gira la semana que viene, que iba a incluir actuaciones en el estadio de béisbol Citi Field de Nueva York. Chester Bennington estaba en aparente calma, ese estado raro que en algunas personas puede resultar impredecible.

Un tuit por el Día del Padre que escribió Talinda refleja todo el amor que los unía.

Muchos se preguntan por qué se quitó la vida si había logrado consolidar una familia, si su mujer no dejaba de decirle palabras hermosas, si él no dejaba de jugar con sus niños y amigos. Chester Bennington tenía días malos, y días buenos. Hoy fue uno de esos día malos. Al parecer.

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