El arranque fue con “Everlasting Gaze”. Fue un reencuentro con el ya conocido sonido de los Smashing Pumpkins. La estética gótica, los riffs setenteros, el toque psicodélico y el corazón grunge. Luego vino “Doomsday Clock”. Las tres guitarras vuelven más pesada a una banda que ya coqueataba con el heavy metal con toques de stoner rock, probable herencia del “Master of reality” de Black Sabbath.
Una agrupación que nació en los descreídos 90s pero que bien pudo ser un super grupo de los 70s. Y ahí estaba el trepidante ritmo de Jimmy Chamberlin, el John Bonham de la banda. Y la guitarra inclasificable de James Iha, con pistola láser incluida. Solo eso puede elevar sus armónicos al espacio sideral. Y claro, Billy Corgan, con su enorme talento casi tan grande como su ego. Con esa voz que pasa del susurro al chillido de puerco capado en dos segundos. Un registro extraño, pero indudablemente rockero.
Y unas letras soberbias que marcaron los 90 con su lirismo trágico, a medio camino entre la poesía gótica, las metáforas desgarradas y la prosa violenta más descarnada. Pero la gente corea las más radiables, como siempre. “Today”, “Tonight, Tonight”. Que no por radiables son temas menores. “Ava adore” brilló en el escenario. Pero sorprendieron los covers. Sobre todo para una banda que obvió temones como “Rocket”, “Geek USA” y “Quiet”.
Primero vino “Zoo Station” de U2, transformada en algo totalmente distinto, llevando el sonido del Achtung Baby! al extremo. Luego llegaron “Landslide” de Fleetwood Mac y “Shine On, Harvest Moon” de Ruth Etting. Interesantes en sus devaneos, dando paso a segmentos instrumentales. La caterva se desató con “Bullet with butterfly wings”, que sonó muy distinto a como se le recuerda de la primera llegada de los Pumpkins a Lima. Parte de eso quizá se deba a Kiki Wong, talentosa guitarrista que con su metalera flying V le da más cuerpo al sonido ya conocido.
Acto seguido presentaron “Sighommi”, tema del más reciente álbum. Como para demostrar su vigencia. Los riffs volvieron con “Cherub Rock”, ese sarcástico himno del grunge. Y con conatos de “Smells Like Teen Spirit” y “Come As You Are” el vocalista parecía recordar su época noventera, como quitándose el clavo oxidado que aún tiene, siempre a la injusta sombra de Kurt Cobain y al lado de Courtney Love.
También lanzó un inicio en falso de “Are You Gonna Go My Way?” de Lenny Kravitz. El final fue con “Zero”, como para recordar que esta es una banda de instrumentistas, de músicos que técnicamente están más cerca del metal, aunque la ironía grunge de su público los atrape en sus letras.
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