Bruno Odar será Tito Andrónico en impresionante puesta en escena en el teatro Segura.
Bruno Odar será Tito Andrónico en impresionante puesta en escena en el teatro Segura.

Muchos lo recuerdan como ‘Lucho Gonzales’ de Al fondo hay sitio, otros le tomaron cariño por su personaje de ‘Ramón’ en Papá en apuros. Lo cierto es que la versatilidad de y sus casi 40 años de trayectoria le han dado el respaldo y respeto del público. Ahora lo veremos como Tito Andrónico, en la obra del mismo nombre que va de miércoles a domingo a las 8:00 p.m., hasta el 4 de agosto en el Teatro Segura. Las entradas para ver esta impactante obra están a la venta en Joinnus.

Acabas de estrenar ‘Tito Andrónico’, es la primera vez que esta obra se monta en Perú.

Sí, se ha hecho una adaptación atemporal. Yo hago el papel de Tito Andrónico, el protagonista, un general romano, muy pegado a la letra, a todos sus principios y arraigado a su cultura y es un militar brillante que ha triunfado en todas las guerras, también tiene mucha sensibilidad. Al principio vemos que quiere abandonar esto para vivir una vejez más tranquila.

Tu personaje no tiene misericordia, ¿tú eres así?

No. Quizás en algún momento de mi vida, por mi temperamento, cuando era joven. Pero no de actos sino de pensamientos, una venganza más mental que de actos físicos. Sí, he tenido mi etapa de resentimiento, pero a lo largo de los años ya lo he sabido tratar, ya estoy viejo también, no me voy a quedar como un chico de 20 años.

Es una gran producción, hay 20 actores en escena.

Sí, es un superespectáculo, muy visual. Además, combina con la poesía de Shakespeare, el verso, la metáfora de lo que se dice es bastante atractivo y hermoso. Está dividida en dos partes, una es la violencia y otra es la sátira. Es una obra conocida por ser muy violenta, hay partes que rozan el absurdo de la venganza o actos atroces. Es una obra apocalíptica, que apuesta por un cambio como muchas de las obras de Shakespeare.

¿Has vivido algún episodio fuerte de violencia?

De violencia verbal, sí, varias veces, cuando era niño, en mi adolescencia, también de grande. Estamos en un mundo que es loco, absurdo, en donde tratan de hacer sentir menos al otro. Nos encanta y no sé de dónde ha salido eso de humillar al otro, cuando somos similares. Propiciamos una mala convivencia a través de la violencia, de la venganza y del no manejo de nuestras emociones.

¿A nuestro país le falta empatía?

Hay una violencia constante. Vemos a los demás como enemigos. Hay una necesidad de humillación, es el sistema de la humillación, de alumnos a maestros y viceversa, hasta a los animales. Necesitamos trabajar nuestras emociones.

Tienes casi 40 años de carrera, has trabajado en decenas de producciones, ¿crees que es un poco injusto que la gente te relacione sobre todo con el papel de Lucho Gonzales de AFHS?

No es injusto, es una realidad. Para qué voy a renegar de algo que es cierto, la mayoría de la gente en nuestro país ha visto Al fondo hay sitio, ¿para qué me voy a poner a sufrir y a renegar? Me parece que es justo, bacán, me encanta que la gente me reconozca por la serie, que fue un trabajo que con el pasar del tiempo lo he vuelto a ver y he dicho “qué bien estábamos”.

¿Cómo fue reencontrarte con Mónica Sánchez y Joaquín Escobar (su familia en AFHS) en esta obra?

A Mónica la conozco desde hace mucho tiempo atrás, hemos hecho televisión, hemos hecho teatro y ahora nos hemos venido a reencontrar en nuestra base de todo, que es el teatro. Con Joaquín hemos coincidido en Papá en apuros, le tengo muchísimo cariño e invito a todos a que vengan a ver a sus artistas. Si ven Al fondo hay sitio, vengan a vernos en otros papeles y vernos en carne y hueso delante de ustedes.

Bruno Odar cuenta que ha sufrido violencia a lo largo de su vida.
Bruno Odar cuenta que ha sufrido violencia a lo largo de su vida.

¿Nunca te fastidió la popularidad de Lucho?

No, porque creo que fue un trabajo y era consciente. Cuando me llamó Efraín me dijo: “Bruno, te va a cambiar la vida”. Cuando entré me di cuenta de la magnitud, realmente me cambió la vida, no podía salir tranquilo a las calles. Hay un fenómeno en la televisión: el público cree que tú eres de su propiedad, que te conoce de años porque eres una imagen de televisión. No se quieren desprender de esa imagen cuando ven al actor. Por eso me gritaban “basura” y esas cosas. A mí me ha parado gente cuando he estado con mi familia. Saliendo del mercado viene el chico que me vendía las verduras y me dice: “Señor Lucho, ¿y su familia?”. Yo le respondo que soy Bruno y estaba con mi familia, pero me dijo: “No, usted es Lucho y su esposa es Reina Pachas, ¿dónde están sus hijos?”. Hay una confusión con lo que vemos en TV y la realidad.

¿Volverías a la serie?

No lo sé, no he hablado nada sobre volver, no he recibido comunicación, pero sería cuestión de hablarlo, ¿no?

El papel de Ramón en ‘Papá en apuros’ fue un éxito. ¿Sientes que te libraste del estigma del personaje de mujeriegos y mal padre?

Sí, te soy sincero. Después de AFHS, también hice un papel de padre de familia medio trucho, en otra serie era un padre psicópata, un desgraciado, infiel. Y estoy agradecido de que me llamaran para un papel diferente, un papá chévere. El público te desencasilla en su cabeza y acepta que vayas a hacer otros roles.

¿Hay algún papel que no hayas hecho y te gustaría interpretar?

Hasta ahora no he hecho de un sabio. Otro rol que me falta es el de un magnate, un millonario, sea bueno o malo, pero con muchísimo dinero.


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