Fue a los diez años cuando Alvina Ruiz conoció de manera directa y frontal lo que era el terrorismo. Toda su familia tuvo que salir de Juanjuí -su tierra- hacia Trujillo y luego a Lima. Era escapar o morir. Su padre había recibido amenazas. A pesar del tiempo transcurrido, ella no olvida.
“Aunque muchos creen que el terrorismo fue derrotado, aún está ahí, latente. Yo no puedo olvidar cómo afectó mi vida”, confiesa.
Para Alvina, el periodismo no es solo una profesión: es una forma de vivir, de comprender el mundo y de transformarlo.
Tiene una hija de 14 años y organiza su tiempo para estar con ella. "Los fines de semana son para ella", dice, mientras nos cuenta que tiene el proyecto de crear una empresa de comunicaciones.
Es el cronista que más sabe de huariques. Ha escrito un libro, y seguro vendrá otro. No deja de descubrir lugares fascinantes.
¿Qué es para ti el periodismo?
El periodismo es una pasión. Es como la columna vertebral de mi historia personal. Es un privilegio ser periodista porque he podido ser testigo, y soy testigo de parte de la historia del mundo y del Perú. El periodismo me permite aprovechar las historias que he conocido para ayudar a otros. Si un reportaje que hago puede cambiar la vida de alguien o generar una ayuda concreta, yo me doy por satisfecha.
¿Cómo empezaste?
Empecé a los 17 años, haciendo prácticas. Todavía estaba en los primeros ciclos de la universidad. Comencé como reportera de policiales. En esa época era una forma de foguear al periodista. Aunque no es fácil, lo agradezco. Me ayudó a forjarme en el periodismo.
Y ahora que eres conductora, ¿extrañas tus días de reportera?
Claro, nunca dejas de ser reportero. Mi carné y mi chaleco siempre están listos. Salir a la calle es la mejor forma de contrastar y conectar con la realidad. Y nunca he dicho que no. Siempre planteo salir a la calle.
Alvina Ruiz empezó en el periodismo a los 17 años. Foto: Difusión.¿Cómo te sientes en tu rol como conductora?
Me gusta porque sigo aprendiendo. Yo soy una incansable aprendiz. Cada cambio en mi carrera ha sido una oportunidad de crecimiento.
También has incursionado en la prensa escrita con tu columna de opinión.
Fue un desafío nuevo. Agradezco a Cecilia Valenzuela por la oportunidad. Redactar para prensa escrita es diferente a hacerlo para televisión, pero me gusta porque me permite plantear mis temas y opinar con libertad.
¿Y estás en la docencia?
La docencia es un sueño cumplido. Vengo de una familia de profesores, así que siento que es una forma de devolver lo aprendido. Yo le diría a los jóvenes que quieren ser periodistas que nunca dejen de aprender.
¿Y cómo manejas las críticas en redes sociales?
Al comienzo te afectan, pero ahora lo tomo con calma. Muchas veces las redes son el depósito de frustraciones de personas que atacan desde el anonimato. A veces no leo porque no tengo tanto tiempo y a veces por salud mental.
¿Qué coberturas te han marcado más?
El incendio de Mesa Redonda y el terremoto de Pisco. Ambos fueron impactantes por la magnitud de la tragedia. Si bien yo había hecho policiales y notas duras -desde operativos, balas y fallecidos-, estos hechos me golpearon.
¿Cómo manejas las emociones en momentos tan duros?
A veces no puedes evitar quebrarte. Recuerdo mi primera vez en el área de niños quemados del Hospital del Niño. Intenté hacer un enlace en vivo, pero no pude. Me quebré al ver tanto dolor, niños con las heridas abiertas. Dije dos palabras, corté y empecé a llorar. Esos momentos te marcan, y a veces el público no lo sabe o no lo ve. La gente piensa que somos duros.
Los feminicidios también son duros de cubrir
Me indignan profundamente. Siempre, o casi siempre, detrás de cada caso hay una cadena de negligencias. Muchas veces revisas la historia de una víctima y encuentras que ya había denunciado a su agresor. Sin embargo, no se tomaron las medidas para protegerla. Luego, esas mismas personas vuelven a buscarlas, esta vez para matarlas. Eso me genera una gran impotencia. Estos sucesos no solo me dan pena, sino que me hacen cuestionar profundamente cómo como sociedad permitimos que esto siga ocurriendo. Es evidente que hay una cultura machista que lo alimenta.
¿Has sentido ese machismo en tu carrera?
Sí, incluso he recibido comentarios machistas de mujeres, lo cual es aún más frustrante. Recuerdo una vez que una conductora me dijo algo como ‘¿por qué te vistes así? Luego se quejan de que las manoseen’. No lo podía creer. Es un pensamiento tan arraigado, que a veces las mismas mujeres lo perpetúan.
La presidenta Boluarte no concede entrevistas. ¿Qué le dirías si algún día aceptara una?
Creo que es prácticamente imposible que la presidenta acepte una entrevista, porque tiene demasiadas cosas que responder, no solo por ella, sino también por su entorno. No dar entrevistas es una mala señal. A los periodistas en este gobierno nos han encerrado, no nos responden con transparencia, no hay entrevistas directas, y en algunos casos hemos sufrido agresiones. La presidenta habla de que vivimos en un país donde se respeta la libertad de prensa, pero yo creo que no es así.
¿Cómo se entiende que todavía algunos respalden a la dictadura en Venezuela?
Es increíble que todavía haya quienes defienden lo indefendible. Venezuela es una dictadura, y Maduro es un presidente ilegítimo. Eso no es difícil de entender. Incluso Boric, que es un socialista, lo ha reconocido. La izquierda defiende en teoría la justicia, la equidad, el bienestar social y la democracia, pero en la práctica no es coherente. No es posible que digan que en Venezuela hay democracia cuando los hechos son claros: hay presos políticos, violaciones sistemáticas a los derechos humanos, ataques a personas que piensan diferente. He tenido la oportunidad de ser enviada especial a Venezuela desde la época de Chávez. Lo que ves allá es devastador.
Y todavía algunos no llaman dictador a Maduro.
No entiendo cómo hay personas que se niegan a llamar las cosas por su nombre. Yo no entiendo, por ejemplo, a la congresista Sigrid Bazán. Me parece que días atrás dio una entrevista donde decía que ella cree que en Venezuela hay cierta recuperación de la democracia. Es absurdo. Venezuela es una dictadura, y lo que hace Maduro es ilegítimo. La defensa de ese régimen solo puede explicarse por intereses personales, beneficios o compromisos políticos.
Aprovecha la NUEVA EXPERIENCIA, recibe por correo y por Whatsapp nuestro periódico digital enriquecido. Perú21 ePaper.
¡Ahora disponible en Yape! Búscanos en YAPE Promos.
VIDEO RECOMENDADO