(Foto: David Vexelman)
(Foto: David Vexelman)

Redacción PERÚ21

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Rudy Palma

"Una señora, de unos 50 años, me compró un disfraz de princesa guerrera, pero me pidió que le hiciera a su esposo uno de esclavo. Es lo más raro que me han pedido hasta ahora", recuerda Mayra Albuquerque, propietaria de , una empresa de lencería que tiene como eslogan 'Inocentemente atrevida, inocentemente excitante'.

"Todavía no me arriesgo a hacer cosas para hombres. Tal vez en el futuro", aclara esta joven empresaria, abogada de profesión, que decidió crear su propio negocio de lencería.

"Las chicas están aprendiendo a vestirse por fuera y por dentro. Gastan más, pero aún la mujer peruana es muy conservadora. Veo chicas tímidas que vienen, miran, pero no se atreven a comprar. Es un proceso que está cambiando de a pocos y por eso el negocio tiene mucho por crecer. La mujer que diga que no quiere satisfacer a su pareja es una mentirosa", afirma.

A diferencia de otras empresas del rubro, Sweetrabbit se orienta a productos de ocasión, por ejemplo, disfraces para un Día de San Valentín, un matrimonio o una despedida de soltera. "No hago lencería para el uso diario. También envío a domicilio demostraciones de pool dance, donde las chicas se divierten, aprenden el baile y compran", explica.

DURO INICIOMayra empezó vendiendo por Internet. Su madre confeccionaba las prendas y ella decidió importar algunos productos, como los corsets, cuya fabricación local resultaría más cara ante la falta de insumos. Pero su primer tropiezo fue cuando decidió traer aceites y pinturas para el cuerpo.

"La Dirección General de Medicamentos me exigía abrir una farmacia para comercializar esto. Yo no lo sabía. O sea, tenía que ser millonaria para importar estos productos. Ese día lloré mucho, perdí US$2,500", lamenta.

Actualmente tiene una tienda en Miraflores, y afirma que los productos más pedidos son los disfraces de colegiala, policía y enfermera. "Trato de fabricar lo que me piden", refiere.

Su proyecto inmediato es formar una red de mercadeo por catálogo, al estilo de los cosméticos, donde las vendedoras ganarían comisiones por pedido.

DATOS

- La oferta de Sweetrabbit va desde corsets, disfraces, lencería de dos y tres piezas, hasta aceites para el cuerpo con aromas, así como tangas de sabores.

- Las clientas también pueden hacer compras por Internet a través de la web: .