Se vienen días tumultuosos y decisivos para la democracia latinoamericana. La OEA acaba de reconocer a Edmundo González Urrutia como ganador de las últimas elecciones presidenciales en Venezuela.
Nicolás Maduro, sin embargo, insiste en proclamarse presidente de la República en los próximos días para asumir un nuevo periodo al frente del Gobierno. Esto, luego de un proceso electoral groseramente amañado, gracias a la complicidad de autoridades corruptas y adictas al régimen.
El Perú ha hecho bien en sumarse al repudio internacional generado por esa dictadura izquierdista y sus abusos antidemocráticos, reconociendo a su turno a González Urrutia como presidente legítimo del país del norte. Un pronunciamiento correcto y oportuno.
La decisión de la Cancillería peruana llegó luego de que Dina Boluarte sostuviera una reunión, por videoconferencia, con la lideresa de la resistencia democrática venezolana María Corina Machado y el propio González Urrutia.
Como se recordará, Maduro fue uno de los escasos mandatarios latinoamericanos que salieron en defensa del expresidente Pedro Castillo tras su intentona golpista en diciembre de 2022. Un apoyo que, desde luego, no significó mucho, ya que el aislamiento del régimen venezolano es casi total.
Como señaló Machado en el mensaje que hace unos días difundió entre sus compatriotas, los únicos países que apoyan al dictador son gobiernos y grupos políticos antidemocráticos como Rusia, Irán, Cuba, Nicaragua y lo que queda de Hezbolá: “Hoy todos, absolutamente todos los venezolanos y el resto del mundo, saben que Maduro sufrió una derrota monumental. Muy especialmente lo saben los militares”.
La alusión a las FF.AA. venezolanas no es gratuita, pues se sabe que los altos mandos están muy comprometidos con los esquemas de corrupción generalizada que son el gran sostén del régimen. De otro lado son los militares quienes tienen a su cargo la represión a las movilizaciones en defensa del voto que le han robado al pueblo.
El espaldarazo de la OEA, junto con el de otros países, al legítimo ganador de las presidenciales, como era de prever, ha generado una respuesta inmediata del sátrapa, que ha llegado al extremo de secuestrar ayer al yerno de González Urrutia, amén de otros ataques y hostigamientos a los patriotas venezolanos que han recrudecido en los últimos días.
Son 25 años en el poder, con más de 7 millones de exiliados y 2 mil presos políticos, que deben terminar ya. Sin ninguna duda, la marcha de protesta convocada por la oposición democrática para mañana en Caracas lo expresará de manera contundente.
