Es un reflejo de lo que ya se había empezado, pero no hay que olvidar que el Perú es el segundo productor de cobre. Este año podría llegar a 2.8 millones de toneladas y esa producción ya alcanzada, a través de varias empresas, necesita una inversión de sostenimiento para ampliar la vida y tener mejoras productivas. Ahí el Gobierno podría poner foco porque esos proyectos maduran más rápido y van a impactar en la economía. En cuanto a los proyectos nuevos, salvo Zafranal, Tía María y Magistral, no se ve nada de la dimensión de un Quellaveco. Hay que hacer una reflexión de cómo ganar eficiencia y que los proyectos comiencen a verse no como algo aislado, sino como un conjunto. Hay una suerte de clúster en el norte: Conga, Michiquillay y Galeno son un distrito minero. Ganarían sinergia si siguieran de forma conjunta o si tuvieran infraestructura como empresas distintas, pero con una estructura común o como un solo gran proyecto que integre a las tres minas.