Redacción PERÚ21

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Transformación digital. Innovación en la organización. Sea esta pequeña, mediana o grande, los ejecutivos y emprendedores conviven con estas consignas contemporáneas que, más allá de un asunto estrictamente tecnológico, se refieren al reto de un cambio de cultura.

David Reyes y Alexander Chiu investigaron acerca de los protagonistas e impulsores de la reinvención del modelo de negocio en el Perú, lo que se volcó en su libro Revolución.pe.

Por eso preguntamos a Reyes, comunicador y periodista con MBA, hoy director de Contenidos de Semana Económica, cuáles son los retos urgentes en esta transformación en el Perú.

“La revolución digital se trata de cambiar la cultura de la organización y empujarla a buscar cambios disruptivos que permitan satisfacer de manera más real las necesidades de los clientes y para eso hay que ponerse mucho más en los zapatos de los clientes. Tener más empatía”, nos explica.

En el Perú fue la banca la que se puso a la vanguardia porque fue la primera industria que vio ciertas amenazas ya que una gran cantidad de start-ups empezó a desarrollar negocios en el sector financiero y ello obligó a la banca tradicional a cambiar.

“El desarrollo tecnológico es para mejorar la calidad del servicio. Es momento de que las empresas en el Perú desempolven esa misión y visión que alguna vez plantearon y las hagan válidas en la organización, lo que implica que sea parte de cada una de sus acciones”, plantea Reyes, quien también es director de un diplomado en Transformación Digital.

Se requiere un trabajo comunicacional y cultural. La transformación implica convertirse en una organización con propósito, un esfuerzo que va desde el líder hasta cada uno de los colaboradores de la misma.

“La solución está en los equipos empoderados y multidisciplinarios, y que tienen capacidad de resolución final, donde el trabajo es colaborativo y las jerarquías son eliminadas, ya que ninguna voz vale más que otra. Ahí el líder es más coach que jefe en el sentido tradicional. Es un guía antes que alguien que se impone. La autoridad informal que genera respeto y admiración del equipo es más importante que la autoridad formal”, describe.

“Hay que pasar a definirse como un sueño lleno de valores. Desarrollar una cultura que se respire en toda la organización. Acabar con las convenciones empresariales y no negarse a lo imposible. Esa es la consigna”, agrega.

Por ello, señala como un desafío aprender a adaptarse, con un espíritu dispuesto a los retos, a la búsqueda de soluciones y en especial a la lucha contra el statu quo.

David Reyes sabe que el Perú está en un contexto económico que no hace fácil priorizar el propósito por encima de los resultados trimestrales, y que pensar en transformación se hace más difícil. Sin embargo, hay que asimilar esa nueva cultura. El reto está planteado.

LOS RETOS PARA LA INNOVACIÓN EMPRESARIAL DIGITAL 

Claudia Muñoz- Nájar, directora de Educación Ejecutiva de la Universidad de Ingeniería y Tecnología-UTEC

Este nuevo año trae muchos retos para el sector privado y el sector público en materia de transformación digital. Las empresas deberán seguir trabajando activamente en generar las acciones e inversiones necesarias para iniciar o continuar con sus respectivos procesos de transformación. Por su parte, el Estado deberá asumir proactivamente el rol de promotor de infraestructura digital, proveer el marco normativo que genere los incentivos necesarios para que la inversión privada en la transformación digital se produzca y, finalmente, embarcarse en la transformación de las instituciones del Estado en organizaciones digitales.

Recientemente, el Banco Interamericano de Desarrollo compartió algunas cifras con respecto a la transformación digital: el impacto de la revolución digital en la economía mundial es de US$11.5 trillones, que equivalen al 15.5% del PBI mundial; y se proyecta que para 2025 llegará a US$23 trillones, el 25% del PBI mundial. También menciona que cada dólar invertido en tecnología digital en los últimos 30 años sumó US$30 al PBI, siete veces más que cualquier otra inversión no digital.

Respecto a América Latina y el Caribe (ALC), se indica que, para los próximos años, son seis los retos en transformación digital: desarrollar infraestructura digital y nueva regulación, formación de talento digital en tecnología y gestión, transformación digital de cadenas de valor de sectores estratégicos (energía, salud o construcción), diseño de políticas de Estado para pymes, nuevas regulaciones que incentiven los mecanismos de testeo y pruebas, y que, a su vez, protejan a los usuarios; y compras públicas como gatillo de procesos de digitalización.

Si revisamos cómo está el sector privado en el uso de tecnología, Internet y conectividad, vemos que aún tenemos mucho camino por recorrer. El uso de tecnologías (big data, cloud computing, CRM, ERP, e-sales) en las empresas de ALC no alcanza el 20%, una cifra poco competitiva en comparación con las de la OECD.

El cómo lograr la conversión de la fuerza laboral y el formar talento humano en gestión de la tecnología en un entorno digital son los grandes desafíos. Según el BID, en ALC, el 50% de los trabajos son susceptibles de ser automatizados. Cisco indica que para 2019 habrá un déficit de medio millón de profesionales y para 2025 la demanda solo para programadores será de 1.25 millones.

El 2018 cierra como un año en el que las empresas han comenzado a pensar seriamente en sus estrategias de transformación digital; 2019 será el inicio de la implementación de procesos y planes de transformación, tanto en el sector privado como en el público.

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