La SNI expresó su preocupación por el deterioro del empleo de calidad. (Foto: GEC)
La SNI expresó su preocupación por el deterioro del empleo de calidad. (Foto: GEC)

El presidente de la (SNI), Ricardo Márquez, afirmó que entre el 2012 y 2017 la industria manufacturera peruana perdió 75,000 puestos de trabajo.

De estos, 15,000 corresponden a empleos formales, debido al cierre de empresas industriales, el traslado de la planta de producción a otro país o porque dejaron de fabricar y ahora se dedican a comercializar productos importados.

El titular del gremio industrial agregó que datos anualizados a setiembre de 2018 muestran que el número de trabajadores informales se incrementó en 370,000 a nivel nacional, alcanzando la cifra récord de 12.1 millones trabajadores sin beneficios sociales.

“El mayor deterioro en la calidad del empleo experimentado en el área urbana en el último año no tiene distinción alguna de género, edad, nivel educativo y afecta a todas las actividades económicas”, señaló.

Explicó que según el estudio “Instituciones para la Productividad”, elaborado por la Corporación Andina de Fomento (CAF) en octubre de 2018, las distorsiones en la economía peruana que afectan a la productividad y competitividad le restan 7% al PBI.

“Por ello, en esta delicada coyuntura socioeconómica de pérdida de empleos en la manufactura, eliminar instrumentos que tratan de reducir los obstáculos para competir, como el drawback, afectaría directamente a la industria peruana”, destacó Márquez.

Al hacer hincapié del documento en mención, indicó que, según la CAF, también considera que la industria es el sector económico que menos trabajadores asalariados informales tienen en sus fábricas e instalaciones productivas en comparación con la agricultura, comercio, turismo y otros.

De otro lado, agregó que en Perú, deberían darse todas las facilidades a aquellas empresas que proveen insumos, servicios y tercerizan procesos a empresas exportadoras.

Esto sucede especialmente en los sectores de confecciones, calzado, metalmecánica y otras actividades de la industria ligera, que por interpretaciones del Ministerio de Trabajo los excluye de la Ley de Exportación no Tradicional, y se han visto obligadas a volcarse a la informalidad.

Por ello, la SNI y las OCEX de Latinoamérica han unido esfuerzos para apoyar las exportaciones del sector metalmecánica, acción similar debería hacerse con las OCEX de Norteamérica a fin de priorizar las exportaciones calzado, textiles-confecciones, y de servicios, especialmente en sectores como el software.

“Las OCEX deben entender que la industria de agroexportación es una industria madura, gracias al esfuerzo del sector privado, motivo por el cual es momento de contemplar la promoción de otras áreas productivas que tienen volúmenes de exportación muy incipientes. Por ejemplo, el próximo año, las exportaciones de confecciones y textiles deberían recuperar los US$ 1,000 millones que se perdieron en los últimos cinco años”, precisó.

Actualmente existe una limitada exportación en el rubro de tecnología, y para eso se requiere reducir el Impuesto a la Renta a 15% de estos sectores tecnológicos, como sucede en Irlanda y otros países.

De otro lado, la implementación de Zonas Económicas Industriales y Tecnológicas debe ser una realidad al corto plazo. La instalación de estos instrumentos de política industrial, se convierten en mecanismos de atracción de inversión privada y de generación de empleo.

Finalmente, Márquez mencionó que el gremio que representa apoya el anuncio del Gobierno para mejorar la legislación laboral para que ésta se encuentre más acorde con todos los competidores del mundo. No hay que olvidar que el 80% de la inversión privada es nacional y el destino de los empleos en el Perú sólo podrá crecer por mayor inversión del sector privado.

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