Rosa Bonilla: “ESG: hacia una cultura empresarial responsable”

Por Rosa Bonilla, jefa de Gestión de Reputación y Desarrollo Sostenible de Entel

Cada vez son más las empresas que se preocupan por incorporar aspectos medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG) en las operaciones de su negocio y que han entendido que ser parte de la solución, de alguno de los problemas del mundo, es tan rentable como sostenible.

Para reflejar estos esfuerzos es que existen monitores de reputación como el de Merco Responsabilidad ESG, al que cada año se suman más empresas. En el más reciente (2023) 100 empresas fueron reconocidas por su trabajo medioambiental, social y de gobernanza y solo 34 de ellos lideraron en su sector.

Pero para construir reputación, primero hay que andar el camino. Y, buscando involucrarme en el inicio del proceso, comparto algunas luces sobre cómo dar los primeros pasos a una gestión responsable y sostenible; impactando positivamente en la rentabilidad del negocio.

Sin duda el primer paso es contar con el compromiso activo de la alta dirección con los principios ESG, logrando que se reflejen en el propósito, misión y valores de la empresa. Paso seguido, la empresa debería evaluar las emisiones de carbono, las prácticas laborales, la diversidad y demás aspectos de una evaluación integral del impacto de la organización en los aspectos medioambientales, sociales y de gobernanza.

Con la información que la compañía obtenga de su primer análisis y definiendo sus públicos de interés más importantes ya podemos dar el paso a la creación del equipo multidisciplinario que se encargue de la estrategia ESG y que integre los criterios ESG a la estrategia empresarial considerando los riesgos y oportunidades ESG.

Finalmente, este trabajo debe ser medido cada año mediante métricas claras, esto nos permitirá mejorar continuamente las políticas ESG a medida que evoluciona la empresa y cambian las expectativas del mercado y de los stakeholders.

Los beneficios de trabajar bajo los parámetros ESG son diversos, pero entre los más visibles, encontramos: la mejora de la reputación de la empresa, la atracción de inversores socialmente responsables y la contribución a la creación de valor a largo plazo.

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