Por: Diego Cavero, Gerente General del BCP
Nuestro país enfrenta momentos difíciles y el Perú viene con un motor fundamental apagado: la inversión. Se requiere un shock de confianza para lograr un shock de inversión, pero eso supone tareas de corto y largo plazo.
En el corto plazo, hay que destrabar importantes proyectos mineros, ampliar el programa Mivivienda para movilizar este importante sector, regresar a un marco de promoción agraria que fomente el empleo y aliviar a las clases más necesitadas con apoyos específicos y bien direccionados.
En el largo plazo, la cuestión es más compleja. Un crecimiento potencial de menos de 3% no saca a nadie de la pobreza. Lo que ha venido ocurriendo los últimos 10 años y en especial en los últimos cinco, es que la pobreza se redujo solo marginalmente y, de hecho, se incrementó de manera dramática en los últimos tres.
“Eliminar la reelección de autoridades ha sido una pésima idea. El talento no suele embarcarse en carreras que terminan en cinco años.”
Si queremos revertir esto, necesitamos de reformas políticas estructurales, que permitan que se gobierne el país con visión de largo plazo, precisamente para generar confianza e inversión duradera. Necesitamos mejores partidos y autoridades. Y esto debe ocurrir a nivel nacional y regional, pues los gobiernos regionales tienen gran parte del presupuesto nacional y han sido incapaces de brindar a sus poblaciones servicios básicos de salud y educación de calidad.
El problema es que a varios de nuestros actuales políticos no les convienen dichas reformas. Acá hay una lista de las que creo serían las más importantes:
Necesitamos de una clase política comprometida y con visión de largo plazo que plantee las reformas necesarias para volver a crecer como lo hemos hecho en el pasado. Con ella, sí se puede recuperar el país.
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