¿Quiénes ganaron y quiénes perdieron en el trabajo?

Las cuarentenas radicales provocaron pérdidas masivas de empleo tanto en el sector formal e informal, caídas de salarios, sectores cerrados por completo. Los más afectados han sido los microempresarios, los informales y los trabajadores menos remunerados. El Perú es el país de la región que peor la pasó. Se redujo la población ocupada en 40%, mientras que en Chile y Colombia solo 20% y en Brasil apenas 10%. 

Los sectores donde hubo mayor pérdida de empleo a junio fueron comercio (1.6 millones), servicios (1.5 millones), alojamiento y restaurantes (1 millón), manufactura (837 mil) y transporte (737 mil).

El levantamiento de las cuarentenas no ha revertido mucho la situación. De los empleos formales perdidos solo se recuperó la mitad. En cuanto a los trabajadores de microempresas, estos fueron los más afectados. En Lima, dos de cada tres trabajadores en microempresas se quedaron sin empleo, mientras que cayó 36% en las grandes empresas.

Las cuarentenas también tuvieron un efecto en la reducción de salarios. Entre marzo y junio de este año, el ingreso laboral cayó en 18% (de S/1,237 a S/1,011 al mes). A setiembre la caída continuó (5%), hasta los S/961 al mes. Es decir, hoy la gente está regresando a trabajar pero con más bajos salarios (22% menos). Esto es comprensible dado que las empresas venden mucho menos y, por lo tanto, no pueden pagar como antes.

Sin embargo, sigue ocurriendo algo contradictorio, algo que no debería darse. Mientras que el salario en el sector privado formal cayó 7% regresando a niveles de 2015, y en el sector privado informal tuvo una caída nunca antes vista de 42% alcanzando apenas S/456, el único ganador de la crisis fue el funcionario del Estado, que sigue aumentando sus salarios a ritmo de 6% al año desde hace una década, como si nada pasara.

Queda claro que se debe evaluar cuántos trabajadores tiene el Estado, qué hacen, qué valor generan, porque si el empresario (formal o informal) la pasa mal, no puede ser que la burocracia la pase bien.

Los grandes perdedores fueron los más pobres. En Perú se prevé que 3.3 millones de personas pasen a la pobreza este año, lo que equivale a retroceder diez años.

¿La solución? Por un lado, necesitamos que el Estado use bien el dinero de los contribuyentes e implemente servicios de calidad para los más pobres y, por otro, que genere normas y leyes que faciliten la creación y el crecimiento de más empresas. Y, por dentro, que el Estado se renueve, se ajuste los pantalones y no malgaste nuestros impuestos.

Dato

-3.3 millones de peruanos regresarán a estar en situación de pobreza.

A poner en primer lugar a nuestros niños y jóvenes

Unos 151,489 estudiantes, de primaria y secundaria, dejaron las clases este año, de acuerdo con cifras del actual ministro de Educación. El Ministerio de Educación planea implementar tres modalidades para el dictado de clases el próximo año: remota, semipresencial y presencial completa.

Además, en un año en que millones de peruanos cayeron en la pobreza, miles de familias tuvieron que sacar a sus hijos de colegios privados y colocarlos en escuelas públicas. Se estima que 110,000 alumnos pasaron por esta situación. El panorama para 2021 es poco alentador porque se calcula que en el Perú la pobreza monetaria de niños y adolescentes obligará a muchos jóvenes a dejar las aulas para trabajar y ayudar a sus familias. Hoy más que nunca la educación privada debe ser promovida y la educación pública fortalecida para que se modernice e incremente sus estándares de calidad, pobres aún con respecto a países más desarrollados.

¿Mejorará el servicio y la infraestructura de transporte público?

En octubre, ante el Congreso de la República, el ministro de Transportes y Comunicaciones indicó que esperaba cerrar el 2020 con una ejecución presupuestal del 89%. Cifra optimista dado que al 30 de noviembre solo se había alcanzado un 63% de avance.

El próximo año, el MTC tendrá más de S/13 mil millones asignados en su presupuesto. Será necesario mayor análisis del uso de los recursos, mayor supervisión por parte de la ciudadanía. Recordemos que es un año electoral y generalmente las cosas se paralizan o el dinero se va adonde no debe irse.