INTERVENCIÓN. En julio de 1987, pese a prometer que no lo haría, Alan García anunció la estatización de la banca y desplegó a la Policía. (ARCHIVO HISTÓRICO GEC)
INTERVENCIÓN. En julio de 1987, pese a prometer que no lo haría, Alan García anunció la estatización de la banca y desplegó a la Policía. (ARCHIVO HISTÓRICO GEC)

La semana pasada, , candidato presidencial de , se pronunció en contra de la actividad de las cajas municipales y los bancos, dejando dudas sobre el futuro, estabilidad y libertad del sector financiero ante un gobierno suyo. Sus declaraciones hicieron recordar a las fallidas medidas intervencionistas del primer gobierno de entre 1985 y 1990, que involucraron el mercado cambiario y el sector financiero, y pulverizaron el dinero de los peruanos. ¿Cuáles fueron estas acciones y qué consecuencias dejaron?

Tal como se cuenta en la entrega 23 de la Colección del Bicentenario: 200 Años de Economía en el Perú, el control de los ahorros en dólares de los ciudadanos y la estatización de la banca preocuparon y afectaron seriamente a las familias peruanas.

La primera de estas medidas consistió en que los ahorristas solo podían retirar su dinero en intis y a un tipo de cambio menor que el real.

Tiempo de incertidumbre

Elmer Cuba, miembro del directorio del Banco Central de Reserva (BCR), explica que los parámetros para los retiros en dólares cambiaban de forma periódica, pero en general se mantenía la obligación de acceder al dinero a un tipo de cambio menor al real.

“(Las normas) no eran fijas. Los límites para retirar los dólares eran un día de US$5,000, al otro eran de US$1,000. Si tenías menos dólares ahorrados que el monto que se establecía, solo podías retirarlo en intis a un menor tipo de cambio que el real”, señala.

El valor oficial del dólar era mucho menor al real porque Alan García buscó evitar la inflación que podía generar por sus medidas populistas, buscó mantener el control del dólar a través de un tipo de cambio subsidiado por el Estado: los llamados dólares del Mercado Único de Cambio (dólar MUC). Y si bien es cierto que este control ya existía desde antes del gobierno aprista, cobró alta relevancia una vez que la hiperinflación generó que el tipo de cambio oficial tuviera una distancia abismal respecto a la cotización del dólar en la calle, es decir, en el mercado real.

La restricción impuesta a los usuarios del sistema financiero afectó directamente a la confianza en el ahorro en las entidades financieras. Este congelamiento del precio oficial del dólar perjudicó notablemente a la clase media, la cual llegó a hacer colas con la esperanza de retirar sus ahorros para así al menos poder asegurar el bienestar de sus familias durante los trágicos años de la hiperinflación.

De esta forma, mientras por un lado se retenía los dólares ahorrados por los peruanos en los bancos y entidades financieras, por el otro se pulverizaba el dinero y la frágil calidad de vida de las familias que retiraban sus dólares bajo un tipo de cambio oficial que abusaba de la necesidad y desesperación de la población.

Para el economista y extitular del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), Carlos Oliva, la medida impuesta por el Partido Aprista tuvo un claro objetivo de impedir que el Estado se quedara sin dólares. Sin embargo, esto terminó ocurriendo y contribuyó a desencadenar la hiperinflación.

“Fue una pésima medida que no funcionó. Fue prácticamente una confiscación o expropiación de los dólares de los peruanos, con la idea de captar todos los dólares del mercado y hacer frente a las obligaciones con las que tenía que cumplir el Estado. Por más que lo explicaban, nunca se entendía bien qué es lo que se buscaba con esas políticas. Es populismo que tiene un efecto inmediatista y de corto plazo”, advierte.

Estatización de la banca

Otro hecho que marcó historia fue el anuncio de García de estatizar los bancos en 1987, a pesar de que había prometido que no lo haría.

Esto sucedió luego de que el sector empresarial desacatara la disposición del Gobierno de reinvertir utilidades para estimular el consumo y el empleo. A raíz de esto, y como medida para controlar capitales, el 28 de julio, García planteó ante el Congreso la estatización de la banca.

Al día siguiente, el anuncio ya se había materializado en un decreto supremo que establecía que se intervinieran diez bancos, 17 empresas de seguros y seis financieras. Ante semejante disposición, miles de ahorristas fueron a los bancos para poder retirar su dinero. El dólar se fue por las nubes.

Las imágenes de aquella época muestran cómo el Gobierno intervino entidades como el BCP o los ya desaparecidos Banco Wiese y Banco Mercantil por medio de las fuerzas policiales.

El golpe contra los ahorros de los peruanos y el sector financiero, no obstante, pudo ser frenado por el Senado, que aplicó modificaciones sobre la norma con el fin de que parte de las acciones de los bancos puedan ser transferidas a los trabajadores para evitar la intervención estatal en beneficio de los ahorristas. Si bien tales sucesos lucen distantes, resulta innegable que el tono intervencionista del candidato Pedro Castillo evoca aquellos años en los que el dinero de los peruanos se pulverizó y casi fue expropiado. Es deber de cada ciudadano evitar que esta situación vuelva a repetirse.

Tenga en cuenta

-David Tuesta, extitular del MEF, comenta que el control de ahorros fue un adelanto al comportamiento de la población ante las medidas intervencionistas. “La gente no es tonta. El Gobierno sabía que con sus políticas la mayoría de ahorristas iba a retirar sus dólares. Fue una especie de impuesto a los ahorristas en beneficio del Estado”, resalta.

-Alfredo Thorne recuerda que hubo desesperación cuando la inflación subió porque “la depreciación del inti era tan alta que la gente recibía su sueldo y en tres días este valía muchísimo menos”.