Pacho Cantt fue piloto de autos de carrera, es empresario y coach. (Foto: ANGELA PONCE)
Pacho Cantt fue piloto de autos de carrera, es empresario y coach. (Foto: ANGELA PONCE)

Cuando ella nació, él ya había perdido la vista. Se la imagina de cabello ondulado, ojos muy expresivos, pestañas bien grandes y una sonrisa angelical. “Es muy parecida a mí. Ha crecido. Es una ”, me dice Pacho Cantt sobre Mariale, su hija de 13 años. Le pregunto si ella es su mano derecha y responde: “es mi motor y fuente de inspiración”.

Pacho Cantt fue piloto de de carrera. Hasta los 24 o 25 años veía sin problemas. “Prepárate, he tomado la decisión de darme la vuelta a Caminos del Inca contigo”, le dijeron sobre la competencia soñada para Pacho. Pero no fue realidad porque su problema de visión se agudizó. Sus ojos eran como dos faros que se iban apagando lentamente. A los 30 años de edad, la oscuridad fue total. Aunque encontró otra luz. Da charlas motivacionales y tiene su propia mecánica, MT Automotriz, con la que ha regresado a las carreras del campeonato nacional. “Los límites no existen, se los crea uno mismo”, me dice desde el taller.

En su memoria conserva las imágenes de su última carrera como copiloto y el viaje a para intentar salvar la vista, justo cuando fue el ataque a las Torres Gemelas, en 2001. Y también recuerda cuando manejó a 220 km/hora desde Los Ángeles hasta Las Vegas. Hoy viaja en una pista serena y segura, pero no deja de pisar el acelerador.

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-¿Para una persona con discapacidad visual es más complejo este encierro?

Es igual. Aunque en mi caso, que no veo, uso mucho las manos. Toco todo para no estrellarme.

-¿Perder la visión es una forma de encierro, de vivir confinado en una cierta oscuridad?

No lo siento así. He aprendido a vivir con lo que tengo, he aceptado que soy ciego. Siempre digo que tengo una discapacidad, pero de ninguna manera una incapacidad. Soy capaz de hacer todo lo que me proponga.

-Perdió la vista por el síndrome de Usher. ¿De qué se trata?

Es la asociación entre la sordera parcial y la retinosis pigmentosa, que es la enfermedad que tengo en la retina. Y también tengo dos audífonos, uno en cada oreja, que me ayuda a compensar la pérdida auditiva.

-¿Pérdida auditiva que se agudizará poco a poco?

Claro. Ha aumentado, antes yo no usaba audífonos. Y seguirá aumentando. En algún momento necesitaré un implante para volver a escuchar. Es congénito.

-Sin embargo, ha cultivado una pasión por los autos y la velocidad. ¿Cómo así?

A cuadra y media de la casa donde vivía de niño, en Miraflores, estaba el taller privado de don Arnaldo Alvarado, una leyenda del automovilismo en el Perú. Los hermanos de mi mamá iban ahí y yo también; me metía a los carros de carrera que tenía: McLaren, Mustang. Los chachicars siempre me gustaron. De grande, alguna vez me invitaron a una carrera y me quedé pegado.

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-¿Dónde está el placer por la velocidad?

Es la adrenalina que vives cuando estás dentro del auto, y sientes que las cosas pasan a una velocidad increíble. Escuchar el rugir del motor a altas revoluciones, es un concierto para los oídos. El momento que vives cuando giras el timón. Es la sensación de estar frenando y con el pie izquierdo empiezas a patear para que el carro se cruce un poco y entre más rápido en la curva. He regresado a las carreras como capitán del equipo de MT Automotriz.

-Se dice que perder la visión o tener alguna discapacidad es también una oportunidad. ¿Es cierto o es un cliché?

De las dificultades, una gran oportunidad. Tuve la oportunidad de madurar, ordenar mis ideas. Pasé de ser ese Pacho loco que era antes, a ser un Pacho más centrado. Era muy vehemente. Ahora soy más cauteloso. También me enseñó que tengo ese don para contagiar a la gente a que no se desanime, a empujarla. Y así decido estudiar para ser coach, una linda experiencia. Hoy tengo mi taller donde estoy todo el día y además soy coach, conferencista motivacional.

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-Y ahora quiere ser el primer piloto ciego en el Perú.

(Risas). Debí haberlo hecho en abril. Ni bien se pueda ir, empezaré a practicar en La Chutana. Comenzaré con un auto normal. Estaré al mando del timón con una persona al lado. Quiero aprenderme de memoria el trazado del circuito. Luego subiré al auto de carrera y giraré lo más rápido posible. Sí se puede.

-¿Cómo va saber lo que tiene al frente?

Tendré un copiloto, que me irá diciendo “pisa, pisa”. Aceleraré. Y me dirá: “en 100 metros vamos empezando a parar que se viene curva a la izquierda”. Freno, engancho y doblo. Y me dirá si debo doblar más y si es necesario, tendrá que intervenir moviendo el timón. Quiero ser el primer ciego que conduzca un auto de carrera en el Perú. Pienso hacer un pequeño show: girar el carro en el sitio, quemando llanta. Y lo otro que haré es... he hablado con el presidente de la Federación Peruana de Automovilismo y le he pedido que me deje gestionar mi licencia para ser el primer copiloto en rally que no ve. No sé si seré el primero del mundo, pero sí del Perú.

-Con su experiencia y formación como coach, ¿cuál es la reflexión que tiene sobre la pandemia que vivimos?

Miedo no, prevención sí. No podemos vivir escondidos debajo de la cama teniéndole miedo al COVID-19. La vida continúa, pero tomando las precauciones. Así como estamos acostumbrados a ponernos zapatos para salir a la calle, tenemos que ponernos la mascarilla. Lavarse las manos y caminar con tu pomo de alcohol es vital. Comparo esta cuarentena con haber quedado ciego. Tuve tres opciones: matarme, tirarme al abandono o aprender a enfrentar lo que me toca vivir. Se trata de aprender a vivir con lo que tienes. Es el comienzo de una nueva etapa, que quizás el ser humano la necesita, porque todos hacen lo que quieren para su beneficio. Es el momento para pulir las virtudes. La experiencia suma, el conocimiento suma, pero la actitud multiplica.

AUTOFICHA:

- “Mi nombres es Luis José Cantt Cantt, tengo 45 años. Mis papás son primos hermanos. Nací en Lima. Mi apellido viene de Bavaria, una región en Alemania. En la Universidad de Lima estudié Sistemas, no me gustó y pasé a Administración, pero me dediqué a trabajar”.

- “Entre los proyectos que tengo está terminar mi carrera, de todas maneras lo haré. Actualmente, tengo el taller de mecánica MT Automotriz, doy charlas motivacionales, doy sesiones de coach a personas, familias, esposos, socios, empresas y hago talleres de integración”.

- “Tengo la suerte de vivir con mi hija desde que ella tenía 4 años. Por el hecho de que su papá no vea, ella se encarga un poco de ver que yo esté bien. Pero trato de no molestarla tanto porque la idea es que Pacho sea lo más independiente posible, y que ella tenga una vida lo más normal posible”.

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