“Observamos con gran preocupación que al revisar cómo se emplean los recursos que la minería aporta: de todo lo que se invirtió, solo un 4% se destinó al área de salud, un 10% a agua y alcantarillado, y otro 11% a educación. Es decir, que el 75% restante se empleó en gastos que, pudiendo ser necesarios, no son prioritarios, como las carencias en los servicios de salud que nos reveló la pandemia del COVID-19”, dijo.