ENTREVISTA AL ESPECIALISTA EN POLITICA, MARTIN TANAKA
ENTREVISTA AL ESPECIALISTA EN POLITICA, MARTIN TANAKA

Lo ocurrido en la última edición de la Conferencia Anual de Ejecutivos (CADE) 2019 es –en opinión de – una señal auspiciosa de los cambios que se registran en los distintos gremios empresariales del país, donde la corrupción y otras malas prácticas, aparentemente, ya no se pasan por agua tibia ni se esconden bajo la alfombra. Su visión sobre esta nueva élite empresarial, Tanaka la comparte en esta entrevista con Perú21.

La presidenta de la Confiep, María Isabel León, ha trazado el derrotero para los empresarios tras las revelaciones de aportes de algunos de ellos a campañas políticas. ¿Esto marca un punto de quiebre?

Es novedad y ojalá que de la postura pasemos a las decisiones efectivas. Es importante resaltarlo porque tradicionalmente las respuestas de los líderes de los gremios eran más bien condescendientes con las prácticas de los empresarios y acá ha habido un deslinde claro. Además, no son dueños de grandes empresas sino profesionales que representan a los intereses del gremio y no a esas empresas particulares; esa es una línea que debería continuarse.

¿Qué deberían hacer para marcar un punto de quiebre? Del dicho tendrían que pasar a los hechos.

Así es, y me parece que hay dos cosas que deberían hacerse: Uno, efectivamente, es tener un deslinde claro de las empresas que han tenido malas prácticas, en el sentido de que deberían ser separadas, sancionadas, lo que corresponda. Y dos, los gremios deberían utilizar su experiencia y conocimientos para proponer cambios legislativos y prácticas que reduzcan los riesgos de que esos delitos continúen.

¿Es realista el pedido de la titular de la Confiep para que los empresarios involucrados den un paso al costado?

No queda claro cuál es el sentido de la declaración, pero se puede interpretar de distintas maneras. Una de ellas es que llama la atención que el señor Dionisio Romero continúe siendo presidente de directorio de su empresa…

Es una mala señal…

Alguien que abiertamente reconoce que ha cometido una ilegalidad, siendo consciente de que lo estaba haciendo, y sale a defender algo como eso, es insostenible, al punto que los empresarios en la CADE lo han condenado. No sé si la Confiep y la Asociación de Bancos van a pronunciarse respecto a la declaración que hizo Romero, es lo que correspondería…

¿Reflexiones como las de León, Elena Conterno o Luis Estrada dan luces del surgimiento de una nueva generación de empresarios?

Creo que sí. Creo que hay una nueva generación de líderes de asociaciones y de gremios que no son necesariamente grandes empresarios sino profesionales que defienden posturas generales, eso genera un escenario favorable para lo que ha sucedido en esta última CADE. Creo también que la voluntad de estas personas es genuina. La gran pregunta es si ese rumbo que quieren imponer va a ser seguido con entusiasmo por sus representados.

¿Están dadas las condiciones para eso?

Estamos ante una oportunidad que ojalá se aproveche. Todo esto es consecuencia de que se han juntado dos cosas: las revelaciones de estas malas prácticas empresariales en el pasado inmediato, y dos, los acontecimientos que han causado tanto impacto en Chile. Chile era el gran ejemplo y se están viendo todos los problemas que tiene, es como un mensaje muy directo a la élite empresarial peruana. Si no tienen otra actitud, si no priorizan los temas sociales, la responsabilidad empresarial, pueden terminar envueltos en problemas como los que vemos en Chile. Eso los está llevando a una toma de conciencia.

¿Es una toma de conciencia real o coyuntural por lo ocurrido en Chile y que podría ser pasajera?

Eso hay que verlo con el tiempo. Las cosas no cambian de la noche a la mañana, pero creo que es un paso en la dirección correcta que no hay que minimizar.

La presidenta de la Confiep sostuvo en la CADE que es necesaria una alianza entre los empresarios y el Estado. ¿Usted ha advertido que haya un alejamiento entre ellos?

Estamos viviendo una transición en donde tenemos esta nueva generación que tiene mucho más interiorizados los temas que se han discutido en la CADE: la responsabilidad social, la equidad de género, la lucha contra la discriminación. Entonces, sí, hay una élite, digámoslo así, que está convencida de estas cosas, de un liderazgo mucho más moderno, pero venimos de una tradición muy pesada –para ponerlo con una frase fuerte–, la del empresario gamonal que maltrata a sus trabajadores, que es un patán y que cree que puede hacer lo que le da la gana. Creo que estamos en medio de ese tránsito y vamos a ver quién termina predominando y marcando la pauta. (…) Está muy bien por eso que los empresarios entiendan –como lo están haciendo, aparentemente– que una cosa es la persecución a delitos y otra los cuestionamientos al modelo de desarrollo. Afortunadamente, las declaraciones que hemos escuchado en estos días van en esa dirección. Los que tienen que pagar por su culpa, tienen que pagar, y los juicios se tienen que realizar con equidad, con responsabilidad, por supuesto, pero no debe haber lógica de blindaje a nadie.

¿Qué cambios tendrían que darse para consolidar ese proceso?

Creo que cambios institucionales, ¿no? Se ha hablado mucho de estos temas vinculados al financiamiento político, es un tema que se discutió mucho con la reforma política. Esperemos que el próximo Congreso retome esa discusión y la lleve a buen puerto. En la medida en que cambiemos las reglas que rigen el financiamiento de la política podemos minimizar el riesgo de que malas prácticas ocurran. Pero habría que hacer lo mismo en otros ámbitos. Por ejemplo, cómo funcionan el sistema de contrataciones públicas, el sistema de licitaciones y de adjudicación de grandes obras, cómo aseguramos que los mecanismos sean más transparentes, más abiertos y a las vez eficientes.

¿Y cómo se logra que el ciudadano restituya su confianza en el empresariado?

Para empezar, deslindar y rechazar estas malas prácticas está muy bien. Luego hay que avanzar en iniciativas concretas. Se ha hablado de cero soborno, de empresarios por la integridad, eso está muy bien, pero habría que dar más pasos y proponer cambios legislativos que minimicen el riesgo de corrupción en la relación entre el Estado y las empresas.

¿Esta nueva élite, que vemos con expectativa y esperanza, debería trasladarse al ámbito político? Estamos ad portas de nuevas elecciones y reaparecen rostros añejos de la política…

Yo lo vería más por el lado siguiente. Recordemos algunos de los temas que estábamos discutiendo en la reforma política. Decíamos: ‘no puede ser que personas que han tenido sentencias por delitos muy serios puedan ser candidatos a cargos de elección popular’ y vemos en esta elección candidatos que han sido condenados por delito de homicidio…

Y que están presos y aun así la agrupación, no se entiende si por irresponsabilidad o burla a la ciudadanía, los postuló como cabeza de lista incluso.

Exactamente y tenemos muchos candidatos en muchos partidos que han tenido sentencias por no cumplir con pago de pensiones de alimentos. Esa es una reforma que quedó trunca y que el próximo Congreso haría muy bien en retomar. Quedó trunca también la discusión sobre la inmunidad parlamentaria. El nuevo Congreso debería mostrarle a la ciudadanía que hay un compromiso claro en torno a valores como la integridad, la lucha contra la corrupción y la renovación de la élite política. En esa misma línea también va la discusión sobre fortalecer la democracia interna de los partidos políticos; todo eso que discutimos hace unos meses deberíamos retomarlo.

¿Tendría que ser el nuevo Congreso o debería trasladarse la discusión al Parlamento que se instala en 2021?

Lo ideal sería que el Congreso, en enero, nos permita ir a una mejor elección en 2021. Le haría un gran aporte al país si nos permitiera tener un proceso mucho más ordenado para 2021 y no esperar hasta 2026.

Eso dependerá de la calidad de personas que elijamos y, como usted recordaba, hay quienes no tienen de ninguna manera la idoneidad para estar ahí.

Así es. Hay muchos grupos que han enfrentado este proceso electoral con la lógica del pasado. Creo que habría que premiar a las listas que han hecho un esfuerzo por no darle espacio a candidatos cuestionados, que han hecho un esfuerzo por renovarse, por darle más espacio a candidatas mujeres; que la decisión de los electores premie a los que han intentado hacer las cosas más en serio.

En esta coyuntura, ¿habrá predominancia de una agrupación o será una representación dispersa la del nuevo Congreso?

Me imagino que este Congreso va a ser más parecido al de 2001, 2006 y 2011 que al de 2016. Seguramente vamos a tener un Congreso donde lleguen cinco, seis o siete grupos parlamentarios, ninguno tendrá mayoría por sí solo, es lo más probable. Vamos a ver qué sucede. Eso va a requerir un esfuerzo de concertación y negociación para construir las mayorías que se necesitan para hacer los cambios a la Constitución o a las leyes orgánicas de los que hemos estado hablando.

En ese escenario, ¿cuál será el papel que deberá cumplir el Poder Ejecutivo o específicamente el presidente Martín Vizcarra?

Es muy importante y muy difícil también porque el Ejecutivo no va a tener una bancada propia, entonces, el esfuerzo de concertación va a ser muy grande, ese va a ser un desafío complicado, ciertamente.

TENGA EN CUENTA

- Martín Tanaka Dongo es doctor en Ciencias Sociales con especialización en Ciencias Políticas. Es profesor principal de la Pontifica Universidad Católica e investigador principal del Instituto de Estudios Peruanos (IEP).

- Integró la Comisión de Alto Nivel para la Reforma Política que designó el presidente Martín Vizcarra y es autor de varias publicaciones.

- “Algunos decían que después del trauma del 2000, del final del fujimorismo, aparentemente estábamos curados frente a este tipo de cosas (corrupción) y hemos recaído”, sostiene.