Martín Pérez Monteverde, director de la Fundación Romero.
Martín Pérez Monteverde, director de la Fundación Romero.

Martín Pérez Monteverde es el director ejecutivo de la . Antes fue presidente de la Confiep (Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas) y tiempo atrás fue ministro de Comercio Exterior y Turismo en el segundo gobierno de Alan García.

El inicio de su carrera política fue como congresista por el Callao, en 2006. Afirma que nunca se alejó de la gente y que toda la trayectoria que tiene lo confirma. “Soy piurano de corazón y panadero de profesión, siempre me ha gustado ayudar. El haber sido congresista te da una perspectiva, el haber sido ministro fue muy gratificante porque puedes ejecutar cosas para la población y el haber estado en la Confiep también”, explica.

Lleva más de diez años en la Fundación Romero y bajo su liderazgo se ha emprendido programas en salud, educación y de ayuda social. La pandemia fue uno de los principales retos con donaciones de mascarillas y otros artículos. Y hoy ayudan a los afectados por las lluvias en el norte. A Piura ya llevaron más de 4 mil canastas de víveres y otros artículos. Aunque con modestia lo dice, llegaron mucho antes que las autoridades regionales, de la mano con las Fuerzas Armadas y un grupo robusto de jóvenes dispuestos a ayudar.

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-¿Cuánto tiempo ya tiene la Fundación Romero?

Son casi 40 años de existencia y siempre hemos estado cerca de los más vulnerables. Tenemos dos ejes de acción: actuamos sobre el eje de la solidaridad y sobre el eje de salud. Durante la pandemia entregamos 4 millones de mascarillas de alcance nacional y también de alcance local y regional. Pudimos traer médicos y enfermeras a las provincias; también colaboramos con miles de válvulas de alto flujo y la entrega de bonos. Y ahora hemos estado ayudando en Piura con 4,000 packs de víveres a familias en zonas aisladas como Canchaque y Curamori.

-¿También han impulsado programas para educación?

Hemos dado un millón y medio de becas en los últimos dos años. Y ayudan muchísimo los cursos virtuales con habilidades blandas en gente de más de 50 años, donde ayudamos a reentrenarse y que tengan otras capacidades. Y ahora le hemos entregado cien mil becas al Conadis para los grupos de peruanos con discapacidad auditiva; es superimportante porque medio millón de peruanos sufren discapacidad auditiva y la mayoría son emprendedores.

-¿Cómo ha sido para usted su llegada a la fundación luego de ser político?

No ha sido difícil. Yo estudié en el Colegio de la Inmaculada y siempre tuvimos muy cerca el tema del apoyo social; una vez fuimos con el colegio a ayudar durante 15 días para construir una iglesia. Mi mamá ayudaba en el asentamiento humano Pamplona.

-¿Cómo ve la situación actual del país?

Es una pena lo que estamos viviendo, hay una desintegración de valores, la política se ha vuelto un espacio complicado y lleno de dudas. Hemos pasado por situaciones muy complicadas sobre corrupción y credibilidad, hoy se cuestiona todo: la credibilidad, a los medios, a los políticos, a todo. El reto es crecer para generar empleo porque eso saca a la gente de la pobreza. El programa social te da alivio durante un tiempo, pero cuando el papá y la mamá y los hijos tienen trabajo puedes mejorar notoriamente. No estamos generando la confianza que genera inversión ni la inversión que genera trabajo. Por otro lado, yo siento que hay reclamos justos porque hay un grupo de peruanos que no ha podido avanzar en la velocidad que el país se desarrolló. Hay recursos, pero no hay capacidad de ejecutarlos. Tenemos que hacer que el Estado funcione.

-Muchos le echan la culpa a que la descentralización no ha funcionado y que los recursos se quedan en Lima.

Siempre he dicho que en el Perú existe más gente buena que mala. Lo que tenemos que hacer es terminar con la impunidad con respecto a los corruptos, ellos tienen que pagar. Hay que buscar una nueva forma de hacer los procesos. Recuerdo muy bien a una fundación española que venía a capacitar a los funcionarios de las municipalidades en recaudación tributaria, pero me decían que llevaban 18 años en el Perú y que cada 4 años despedían al equipo que había sido capacitado; entonces, no se podía avanzar. El rumbo por el que deberíamos ir es la generación de trabajo.

-¿Por qué nos hemos desviado de ese norte?

Hemos tenido momentos en donde la gente ha ido perdiendo la confianza de todos, y la confianza tarda en recuperarse.

-La gente dejó de confiar en sus autoridades, pero es porque elegimos mal.

No es de ahora; hay departamentos y regiones donde los últimos 4 o 5 gobernadores se han ido presos, igual que los presidentes. Ojalá tengamos una nueva camada de jóvenes que se interesen por la política.

-¿Dónde está la esperanza?

Creo mucho en los jóvenes. Hay una institución que trabaja con la Fundación Romero, que es CAENE, que han sido grandes aliados en el voluntariado en Piura. Veo que tienen muchas ganas de hacer algo por su país. No necesariamente tienes que ser político puro y duro, sino participar en política, tener una opinión que se oiga, generar corrientes de opinión sin ser un actor político convencional.

-¿Es difícil llevar ayuda teniendo un panorama como el actual?

Soy optimista. Hemos pasado por tanto en el Perú, que el futuro tiene que ser mucho mejor. Los peruanos somos muy solidarios, incluso la gente que tiene muy poco comparte. El Perú es un país noble. Tenemos que empezar a escucharnos para entendernos.

AUTOFICHA:

-“Tengo 58 años, soy administrador de profesión, fui congresista y ministro de Estado. Actualmente, soy director de la Fundación Romero y estamos preparándonos para seguir ayudando al país. Hemos estado presentes antes de la pandemia, durante y después”.

-“Si pienso volver a la política, no creo. Amigos me dicen ‘métete’, pero mis hijos no quieren; ya hice mi parte, di cinco años de mi vida. Fue duro, estar en el Congreso fue un doctorado en negociación y paciencia. Pero los empresarios deberían participar en política”.

-“Creo que, además, los jóvenes son el futuro. Estoy seguro de que las cosas mejorarán para el Perú, que es un país como dije resiliente y lleno de nobleza. Tienen que aportar de lo que conocen y llenar de nuevo los valores de esta sociedad. Hay mucho que hacer en educación y salud”.

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