Mariana Rodríguez, presidenta de CADE Ejecutivos 2020. De ingeniera civil a emprendedora educativa. (Foto: IPAE Asociación Empresarial)
Mariana Rodríguez, presidenta de CADE Ejecutivos 2020. De ingeniera civil a emprendedora educativa. (Foto: IPAE Asociación Empresarial)

Manos a la cintura. La frente en alto. Parece que el viento azota su vestido, pero ella se mantiene firme, con los pies sobre la tierra. Es una figura de bronce a la que llaman ‘La niña sin miedo’, instalada en el distrito financiero de Manhattan, Nueva York. Símbolo contra el machismo. Al lado de ella, imita su postura, con zapatillas negras, jean azul, casaca negra y una sonrisa. Empresaria que batalla por la inclusión de más mujeres en posiciones de liderazgo.

De padre ingeniero de minas, la mayor de cinco hermanos se graduó como ingeniera civil en 1980. Pero pasó de construir estructuras a crear proyectos sobre todo educativos. “Me gusta imaginarme algo que no existe y ser parte de su construcción”, me dice la presidenta de , encuentro que en su 58° edición se realizará de manera virtual, a raíz de la pandemia, los días 17, 18 y 19 de noviembre.

En un aula de 100 alumnos, cinco eran mujeres. Una de ellas, Mariana. En sus primeros directorios como profesional, fue la única mujer. “La participación de la mujer (en posiciones de liderazgo) aún es pobre”, advierte cuatro décadas después. La fotografía al lado de ‘La niña sin miedo’ –alojada en su – es más que un retrato, es un manifiesto. “Hay que ser valiente”, remarca Rodríguez, la mujer que de niña jugaba fulbito y trepaba cerros.

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-¿Fue una niña sin miedo?

Tuve un papá que me dio mucha confianza. Y, en general, parece que he sido una niña un poco atípica, era un problema para mi mamá (risas). Lo que no significa que no sienta miedo. El miedo es necesario en nuestras vidas porque te da una alerta temprana.

-Ser mujer y ser ingeniera civil en el Perú de 1980 no debe haber sido tarea fácil.

No había muchas perspectivas para la ingeniería civil y para proyectos de construcción en la década del 80. Así es que el destino me llevó por otros caminos y terminé convirtiéndome en una emprendedora educativa. En el año 83 fundé el instituto Cibertec con otros socios. Los 80 fue el nacimiento de esta era digital en la que estamos inmersos; surgieron las primeras computadoras personales. Aprendí sola a programar, a usar las computadoras. Y en Cibertec empezamos con la carrera de Computación e Informática, y nunca pude salirme del mundo de la educación. Ya en la década del 90 fundé la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC).

-Ha tomado caminos complejos. Ahí tal vez no se necesita valentía sino visión.

En ese despertar de la era digital vi una oportunidad. Con mi socio David Fischman nos dimos cuenta de que nadie entendía las computadoras y nosotros, como éramos jóvenes, nos metimos a diseñar programas y nos dimos cuenta de la enorme necesidad que había por aprender. Fue hacer un emprendimiento desde cero, un emprendimiento casi de garaje, donde nosotros hacíamos todo: yo dictaba los cursos y daba informes. Cuando algo te apasiona, las oportunidades las ves más grandes que los riesgos. Por eso muchos emprendedores logran superar tantos obstáculos.

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-¿Hoy qué visión debemos tener en un momento de crisis pero también de cambio?

Este CADE Ejecutivos lo que propone es un nuevo comienzo, hagámoslo distinto. Todos estamos viendo claramente que existen enormes carencias de salud, educación, infraestructura, a pesar de haber crecido económicamente tantos años. Esta cruda realidad tiene escasez de valores y ciudadanía, informalidad, desigualdades, inestabilidad democrática e institucional. Lo que se plantea en este CADE es decir: ‘nos toca empezar de nuevo, hacerlo de nuevo pero de manera distinta’. Hay que dejar de aferrarnos a soluciones antiguas, porque es obvio que no han funcionado. Hay que encontrar maneras diferentes de construir un Perú de oportunidades para todos.

-¿Por dónde empezar?

Por uno mismo. Es un error pensar que otra persona solucionará los problemas. Más bien, la pregunta sería: ¿cómo empiezo? Empieza por romper ciertos paradigmas, por romper el individualismo, es mejor trabajar juntos.

-Sin embargo, tenemos un presidente y un Congreso, a los que hemos elegidos. ¿Qué debemos pedirles?

Lo que hay que pedirles al presidente Martín Vizcarra, a su gobierno y al Congreso es que se enfoquen en la prioridad: superar la crisis sanitaria, social y económica. Al Gobierno y al Congreso, que les queda tan poco, hay que pedirles que se enfoquen en lo que realmente importa. En este CADE, que será electoral, se escucharán las posiciones de los partidos con respecto a las políticas púbicas más importantes; también escucharemos a los candidatos presidenciales en sus planes de gobierno. Espero que hayamos aprendido la lección: no se puede tener solo crecimiento económico; hay que tener desafíos sociales.

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-¿Y qué le toca a los empresarios, qué pedirles?

El Perú es un país de empresarios grandes, medianos y pequeños. Somos un país con una cultura empresarial muy interesante. Una de las propuestas del CADE es que llegó el momento de que se entienda la empresa con un rol diferente en la sociedad, un rol que va más allá de atender a los accionistas, que el rol es generar valor para todos los grupos de interés: clientes, empleados, proveedores, la comunidad, el planeta. Uno de los mensajes de este CADE es que hagamos el cambio ya, que de una vez nos comprometamos con un nuevo rol de la empresa, una que actúa con líderes conscientes, empáticos, éticos y transparentes, que son capaces de generar culturas organizacionales donde la persona está en el centro. La magnitud de esta crisis exige empresas con propósito, que generen bienestar. Ese paradigma del capitalismo de corto plazo, especulativo, tremendamente enfocado en la generación de utilidades está muriendo; esperaría que esta pandemia lo haya puesto en una situación agónica.

-Usted predica algo que llama “perlas de sabiduría”. Una que me pareció importante es “jugar limpio”. ¿Al Perú le falta, sobre todo, jugar limpio?

Si no aprendemos a jugar limpio y en equipo, será muy difícil. Este Perú para todos que queremos construir no lo podemos hacer solos. Hay que ser muy transparentes, íntegros, sin agendas ocultas. Se trata de hacer lo correcto por principios. Hacer lo correcto cuando nadie te ve, hacer lo correcto así no sea conveniente para ti. Y estamos muy mal acostumbrados a meter foul, tienes que ganar limpiamente. Tampoco podemos pasar por agua tibia ni hacernos de la vista gorda frente a las infracciones de otros.

-Volvamos a la figura de ‘La niña sin miedo’. ¿Con 40 años de experiencia, usted diría que es una mujer sin miedo?

Sin miedo no, pero sí más sabia. Tengo miedo a ser injusta, a cometer errores que afecten a otros, a no estar a la altura de las expectativas. El día que esos temores se vayan, se adquiere una enfermedad, que es la soberbia. Una de las características más importantes de un líder es la humildad, porque no pierdes la capacidad de aprender ni de escuchar y sabes que no tienes todas las respuestas.

AUTOFICHA:

- “Soy Mariana Graciela Rodríguez Risco. Tengo 62 años. Nací en Lima, pero de casualidad; mi papá fue trasladado para trabajar en Lima. Mi familia, de padre y madre, es trujillana. Entré a la PUCP a estudiar ingeniería, pero me trasladé a una universidad en EE.UU., donde acabé”.

- “Volví al Perú y empecé a trabajar como ingeniera civil, pero al año ya estaba emprendiendo Cibertec. Luego he fundado la UPC, la UPN. He sido presidenta del grupo ACP, que creó Mi Banco. Estuve en el directorio de IPAE y Kunan. Soy presidenta de Empresarios por la Educación”.

- “Tengo tres causas que seguiré impulsando: la educación, elevar la cobertura y el acceso a educación de calidad para todos los peruanos; la segunda causa es promover las empresas con propósito; y la tercera es impulsar la participación de mujeres en posiciones de liderazgo de alto nivel”.

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