Luis Guerrero, empresario cajamarquino.
Luis Guerrero, empresario cajamarquino.

Unos amigos alemanes lo llevaron a la cuenca del río Rin en Múnich. El estudiante chotano por primera vez probaba una de 9 grados, que la recuerda como “fuerte”. Una bebida producida de forma artesanal por los monjes. Pero también la recuerda como “deliciosa”. Visitó las tabernas cerveceras ubicadas en los sótanos. Parecían cuevas. Cervezas, música, roscas alemanas, pan alemán y las salchichas blancas. “Sin distinción, todos podían gozar”, dice sobre aquella celebración cervecera. ¿Y por qué no podemos hacer esto en Perú?, se preguntó.

cumple 15 años, es la marca de cerveza artesanal que, finalmente, hizo realidad Luis Guerrero junto a otros socios. Y tiene su propia taberna en la Av. General Manuel Vivanco 785, Pueblo Libre. Pero aclara que es el tiempo que lleva en Lima. En el 2003 empezaron en Trujillo, e incluso la idea la trajo de Europa comenzando la década del 90, después de ver, maravillado, cómo cada pueblo en Alemania tenía su propia cerveza.

Le digo por qué no se formó como maestro cervecero. Ríe, duda, se formula a sí mismo la pregunta. Dejó el Perú en 1986 para estudiar en La Sorbona de París y formarse en Economía y Desarrollo agrario. Volvió al Perú en 1991 y desde entonces es empresario, promotor de la y –los años lo dicen– visionario.

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-¿Por qué crear una cerveza artesanal en tiempos que, deduzco, no se hablaba mucho de ese tipo de productos?

Viví en Europa un tiempo largo, estudié allá. Y uno de los países donde dictaba muchas conferencias fue Alemania, donde cada pueblito tiene su cerveza, y eso me encantó, que no hubiera grandes monopolios sino que cada pueblo tuviera su producto. Esa idea la traje y conversé con amigos cerveceros. Y el momento adecuado fue en Trujillo, porque la mayor parte de socios somos norteños. Antes teníamos la cadena productiva completa: producíamos cebada cervecera y trigo cervecero, y también se malteaba en el Perú. Pero luego todo empezó a importarse. Y uno de los objetivos que tenemos es que podamos volver a la cadena productiva, pero el lúpulo no se podrá porque es un producto que crece en 33 días y en climas donde tienen que haber más de 18 días de sol. No tenemos el clima adecuado. Son pocos los lugares en el mundo que pueden producir lúpulo. Pero la cerveza artesanal está en crecimiento y su gran ventaja es que todo es natural; por lo tanto, es una cerveza buena para la salud.

-¿Por qué volvió de Europa?

Es que mi familia está en el Perú y mi corazón también. Empecé a trabajar para la cooperación francesa, en varios sitios, en Haití, España, pero no, definitivamente me fui para volver. He trabajado siempre en desarrollo agrario, soy experto en ello, y el tema agrario es fundamental en el Perú. En lo agrario, el Perú tiene inmensas ventajas comparativas porque tenemos 84 climas de los 103 que existen en el mundo. O sea, podemos producir todo lo que queramos, salvo lúpulo (risas). Somos un país maravilloso.

-¿Estamos aprovechando ese poder que tenemos?

Bueno, está empezando a crecer, sobre todo en la costa; la parte agroindustrial está creciendo. Pero en la parte de la selva y la sierra, las políticas están muy lejos de la realidad.

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-Cuando llegó al Perú con la idea de las cervezas artesanales, ¿esta fue bien recibida?

Empezamos en Cajamarca, el año 93. Pero formar empresa en el Perú en aquellos tiempos era muy difícil. En el año 2000 recién hicimos el primer borrador. Mis amigos trabajaban en Pilsen Trujillo y esperaron retirarse, hasta que lo hicieron entre el 2000 y el 2002, y arrancamos con el proyecto.

-Pero proponer una cerveza artesanal en el 93 debe haber sido una locura.

No existía ninguna empresa de cerveza artesanal. Nosotros somos la primera del Perú. Hubo unos colombianos en Miraflores, que luego se fueron. Y nosotros hemos asesorado a muchísimas empresas en el Perú que siguen naciendo. Ya somos más de 150 empresas que hacemos cervezas artesanales.

-¿Estamos en pañales?

Sí. Tienen que haber no menos de unas mil, dos mil marcas. Pero va creciendo y casi todos los cerveceros artesanales en el Perú son jóvenes, salvo yo que soy adulto mayor (ríe).

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-¿Ha sido difícil incluir la cerveza artesanal en el consumo del peruano?

No, en Trujillo hay cultura cervecera y nosotros empezamos a producir pilsen. Y pilsen se le dice a la variedad de cerveza; la pilsen que nace en la ciudad del mismo nombre en Checoslovaquia. Entonces, nosotros producimos una pilsen natural, que es bien rica. También la gente a veces dice: “Pero esa cerveza es oscura, parece chicha”. Lógicamente, falta mayor cultura de que las cervezas siempre son turbias. Una cerveza limpia significa que le has quitado la levadura y los lúpulos, y por tanto es una cerveza de mala calidad. Pero en el Perú el licor que más se consume es la cerveza; entonces, hay cultura cervecera. El primer vaso de cerveza artesanal puede parecer amargo, pero el segundo y tercero como si nada y entran muy rico.

-Qué bonito sería que cada pueblo o ciudad en el Perú tenga su propia cerveza, como en Alemania, ¿no?

Ya empezó, ah. Ya te digo que muchos pueblitos en el Perú, en Cajamarca, Piura, Arequipa, Cusco, Oxapampa, Huancayo, ya tienen su cervecita. Falta que cada pueblo identifique a su cervecero para que tome su cerveza local. No pretendemos ser una gran empresa, nuestra visión es tener una cerveza agradable y que cada pueblito se desarrolle con su cerveza. Y que haya muchas empresas de alta calidad. Sería lindo.

AUTOFICHA:

- “Soy Luis Bernardo Guerrero Figueroa. Tengo 68 años. Nací en Chota, donde viví hasta los 15 años. Tenía que salir a estudiar y dejé Chota para ir a la universidad. Primero me fui a Cajamarca a estudiar Agronomía. Y luego en La Sorbona, en Francia, seguí dos especialidades”.

- “En Francia estudié Economía y Desarrollo agrícola. Mi padre era empleado del Estado y comerciante, y mi madre, como verás en esos tiempos, estaba al cuidado de la casa. La aspiración más grande en ese tiempo era que el hijo llegue a la universidad”.

- “Con Hops queremos crecer un poquito en Lima, hacia la zona de Barranco y Lima Norte. También quisiera volver a Trujillo y estar en el Cusco; esa es la perspectiva en el corto plazo. Es producir la cerveza en el mismo lugar. Pensábamos expandirnos a Guayaquil y La Habana, pero el proyecto está truncado”.

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