Lluís Dalmau, el catalán que se enamoró del Perú. Acompañado de su hijo.
Lluís Dalmau, el catalán que se enamoró del Perú. Acompañado de su hijo.

Llegó como mochilero a nuestro país, exactamente a la región Amazonas. Tenía 25 años de edad. Había salido de su país, España, con la consigna de conocer el mundo. Quiso comenzar con Sudamérica porque le pareció, en ese entonces, una aventura emocionante. Empezó su expedición en Colombia y Ecuador, y algo lo retuvo en nuestro país. “Vine al Perú y me quedé enamorado de Amazonas”, me dice.

Se enamoró de la historia, del patrimonio y de los paisajes espectaculares. Lluís Dalmau, el catalán que había estudiado ingeniería agroindustrial, lleva en nuestro país 29 años. Se concentró en emprender desde el turismo y en la mística por la Amazonía peruana. Hoy cuenta con mucha pena que este sector, que tanto impulsó, ha sido golpeado por la desidia del Gobierno de Pedro Castillo. Tras los derrumbes en y el cierre del aeropuerto en Jaén, el turismo no se recupera.

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-¿Cómo ves el desarrollo del turismo en Amazonas?

En el año 2016, con la apertura del aeropuerto de Jaén y el teleférico, despegó la gran demanda de turistas. Pero justo esos dos elementos: el aeropuerto y Kuélap, han cerrado este año. Las reservas se han caído en un 90%, primero por Kuélap y después por el aeropuerto. Y el panorama del turismo en Amazonas es bastante catastrófico para una zona donde el turismo es el motor en los últimos años.

-¿Cuántas familias viven del turismo?

Hay unas 500 personas que viven directamente del turismo en Kuélap, pero si contamos la industria hotelera en Chachapoyas, las cataratas del Gocta y otros destinos turísticos, las personas que dependen del turismo llegan a más de mil y, sin aeropuerto y sin Kuélap, se ven afectadas.

-¿Qué pasó con Kuélap después de los derrumbes?

Los comuneros, los que creen en el turismo y los empresarios locales implementamos una ruta de, aproximadamente, un kilómetro para ir desde el teleférico hasta el frente de la muralla. El problema está en que uno no puede ingresar a la fortaleza. Llegas como máximo a estar a 150 metros de distancia de la muralla. Solo llegas al portón de ingreso sur que está cubierto por una lona descolorida, donde empezaron los trabajos de restauración hace como 10 años y en el 2016 quedaron interrumpidos. Promperú fomenta una campaña para visitar Kuélap de una forma distinta, pero esto no tiene sentido porque no se está visitando. No vamos a caminar un kilómetro para solo tener vistas bonitas y quedarse fuera de la fortaleza. Es como visitar el Museo Larco en Lima y solo puedes ver la puerta. No tiene sentido.

-¿Crees que el Ministerio de Cultura es consciente de la realidad de las familias que dependen del turismo?

Creo que no son conscientes de que las miles de personas que dependen del turismo la pasaron muy mal durante la pandemia; algunos negocios no volvieron a abrir y los que abrieron empezaron a recuperarse, pero tras el cierre de Kuélap fueron quebrando. Hay sectores en la fortaleza que podrían visitarse con una pequeña habilitación. El Ministerio de Cultura ha tenido tres meses para habilitar un pequeño circuito en el sector norte; sin embargo, no lo ha hecho. La fecha que dan para la reapertura es octubre, donde ya perdimos un mes de la temporada alta. Si el Ministerio de Cultura se ha demorado dos meses para dar autorización para caminar sobre la nueva ruta que hemos hecho, ¿cuándo darán la reapertura de Kuélap?

-Entonces, no ha servido de mucho el plan de Promperú para visitar Kuélap...

Nosotros estamos pidiendo que se abran circuitos seguros dentro de Kuélap en el corto plazo y que no se demoren más porque la gente que visita Kuélap bajo el eslogan “visita la fortaleza de una forma diferente” sale decepcionada porque no ve nada. Desde hace varios años se han invertido 80 millones de soles en restauración y no se ha hecho nada. Algunos afirman que ha empeorado, con proyectos inconexos, mal dirigidos y mal ejecutados.

-Los arqueólogos e historiadores recomiendan que se haga un estudio multidisciplinario para ver el daño real de la fortaleza. ¿Qué piensa?

En realidad, hay estudios en Kuélap, este es un trabajo de largo plazo para asegurar su conservación, ha sido un trabajo de años. Pero los arqueólogos no son especialistas en conservación, deben de trabajar ingenieros hidráulicos; en fin, una serie de especialistas. Pero no podemos tener a Kuélap cerrado hasta el 2040, hay zonas perfectamente visitables y que evitan pasar por los sectores más críticos. El trabajo de las zonas turísticas es prioritario para la vida de miles de familias.

-¿Por qué llegó a Amazonas?

En Amazonas vivo desde el 2008, pero conocí Amazonas en 1993, cuando solo vine con mi mochila en mano. Sabía que algún día regresaría. Nunca había visto una región con tanto potencial turístico. Amazonas me llamó la atención. Yo estaba viajando por Sudamérica en mi juventud y quedé maravillado, tanto que me quedé en Chachapoyas. Tenía 25 años cuando me quedé, entre los años 93-94. Aquí hay de todo: paisajes, biodiversidad, ecosistema, historia y culturas vivas. Entonces, es una lástima que habiendo este potencial se permita que miles de familias no vivan del turismo. Tenemos una mala gestión. Amazonas, por ejemplo, necesita su propio aeropuerto porque Chachapoyas tiene una pista chica. Necesitamos una buena gestión de carreteras. Debemos darle la importancia que se merece, hay un proyecto que duerme en el cajón del MTC. Amazonas tiene mucho más patrimonio que Colombia, Ecuador o la mayoría de países de Sudamérica.

AUTOFICHA:

- “Soy Lluís Dalmau, de Cataluña. Hoy tengo 54 años de edad y hace 29 llegué al Perú. Acabada la carrera de Ingeniería Agroindustrial me inserté en la vida laboral. Y me propuse viajar por el mundo. Mi primer destino fue Sudamérica y me enamoré de la Amazonía peruana”.

- “Aquí me enamoré, tuve mis hijos y me nacionalicé. Hace poco mis sobrinos peruanos que radican en Estados Unidos visitaron la nueva ruta alterna para llegar a Kuélap e hice un reconocimiento de la nueva ruta del teleférico hasta la fortaleza. Falta mucho por hacer”.

- “Lo que ven en la foto es lo único que se puede ver de Kuélap. Tuvimos que ubicarnos de tal forma para que la parte que está cubierta con plástico no salga; es la parte que estaban restaurando, han pasado 8 años y no han reiniciado. En la foto sonreímos, pero la satisfacción no era la que se esperaba”.

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