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SUPLEMENTO ESPECIAL

La inclusión como solución

Cómo el uso masivo y efectivo de la billetera digital ha acercado a la población a los beneficios del sistema financiero.

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Roxana Barrantes, investigadora del IEP y directora del BCR: “La barrera educativa es crítica para la inclusión financiera”

 

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La inclusión financiera en el Perú ha aumentado en los últimos años con el avance de los pagos digitales. Roxana Barrantes hace un análisis de las mejoras que en esta materia ha experimentado nuestro país y lo que hace falta.

¿Por qué es importante que en nuestro país avance cada vez más la inclusión financiera?

La inclusión financiera es crucial porque abre oportunidades para las personas. Las familias, en general, financian su consumo intertemporal cuando tienen confianza en el sistema financiero. El hecho de que depositen su dinero en una cuenta de ahorros o utilicen los servicios de una entidad formal refleja esa confianza. En segundo lugar, la inclusión financiera es importante porque las personas siempre tenemos algún tipo de necesidad financiera, y cuando recurren a entidades formales, a pesar de los requisitos legales que deben cumplir, su integridad física no está en riesgo, como sucede en el sistema informal de préstamos. En este sentido, la inclusión financiera empodera a las personas para tomar decisiones más informadas.

El Índice de Inclusión Financiera de Credicorp muestra que la tenencia de productos financieros crece más rápido que su uso. ¿Esto revela algún problema?

El aumento en el acceso a productos financieros es un aspecto muy positivo, ya que representa el primer paso, sin importar si ha sido un proceso obligatorio. El uso de estos productos suele llegar con la familiaridad, algo similar a cuando recibes una computadora: no todos la utilizan de inmediato. Lo cierto es que las dimensiones de uso y calidad percibida suelen ir de la mano, ya que, si la calidad percibida es baja, es probable que el cliente desista de usar el servicio. Me parece que mientras que en un entorno de mucha desconfianza sigamos viendo aumentos de acceso, uso y calidad percibida estamos por buen camino.

Dentro de las barreras que enfrenta la inclusión financiera, ¿cuáles son las más importantes de abordar?

Los datos revelan que la barrera educativa es crítica. En Perú, el nivel educativo está estrechamente relacionado con el estrato socioeconómico, algo común en los países en desarrollo. Este problema no solo debe abordarse con educación financiera, sino también fortaleciendo las habilidades en matemáticas básicas y comprensión lectora, es decir, las competencias mínimas que una sociedad necesita para tomar decisiones informadas. Es fundamental que las personas comprendan lo que leen y sepan realizar cálculos sencillos, como entender el valor del dinero en el tiempo o lo que implica una tasa de interés. Estas competencias deberían ser una prioridad en el sistema educativo. Esta barrera es lo suficientemente grande como para requerir una inversión significativa de recursos.

¿Qué otra barrera considera importante?

Otra barrera relevante es la etaria. Convencer a una persona mayor de que su dinero está más seguro en una institución financiera que en su casa es un desafío. Muchos adultos mayores desconfían de las entidades financieras y, además, no toda la atención bancaria está adaptada a sus necesidades. Inclusive, las personas que te atienden hablan en su propia jerga y dicen cosas que no necesariamente el colectivo de adultos mayores comprende. También existe una falta de empoderamiento en los adultos mayores para reconocer cuando no entienden o desconocen algo. Este es un elemento importante para la vida y relevante para la inclusión financiera.

¿Cómo incluir financieramente a la población que por sus características es más complejo llegar?

Desde mi punto de vista, se necesita un esfuerzo fuerte del sector público relacionado con el ejercicio de los derechos de la población. Por lo que es fundamental un trabajo más articulado y priorizado desde el sector público. Por otro lado, las entidades financieras, como parte de su compromiso con la sostenibilidad, deben asegurarse de que sus clientes comprendan los productos que ofrecen. Lo ideal sería que el sector público y privado trabajen de forma articulada, identificando y aprovechando las ventajas comparativas de cada uno, evitando la duplicación de esfuerzos.

Las billeteras digitales ya son interoperables, ¿qué debería seguir en el mundo de pagos digitales?

Si bien podemos tener la universalización de los pagos móviles en la que ha ayudado mucho el uso de las billeteras digitales, no necesariamente tenemos la universalización de los smartphones, que permiten usar los aplicativos de pago. Por ello, la interoperabilidad debe extenderse a teléfonos de menor gama, y hasta ahora no está claro quién está trabajando en esta área. Si los actores privados consideran que no es rentable, es posible que esta tarea recaiga en el sector público. También sería necesario coordinar con quienes gestionan programas sociales para garantizar un acceso interoperable que no dependa de un smartphone. Además, otro problema es la infraestructura de telecomunicaciones: en Perú todavía hay muchas zonas que solo tienen acceso a redes 3G o incluso 2G, especialmente en la selva, lo que limita considerablemente la posibilidad de realizar pagos digitales.

Aún existen servicios masivos que no aceptan pagos digitales. ¿Cómo deberíamos abordar este problema?

Ahí me volvería autoritaria. Particularmente, en los servicios de transporte que operan bajo concesiones, no debería ser aceptable depender únicamente del efectivo. En los peajes, que también se gestionan bajo concesión, se podría incluir una agenda para hacer obligatorio el uso de medios de pago digitales. En economías más avanzadas, los sistemas de transporte permiten pagar con tarjetas de crédito sin necesidad de una tarjeta específica del sistema. En lugar de invertir en una tarjeta exclusiva del sistema de transporte, sería más eficiente que los operadores de servicios masivos invirtieran en una interoperabilidad completa.


Apunte casero

Las tantas razones para ser un yapero. Desde la oportunidad de acceder a una opción de pago adicional para vender, recibir propinas, seguridad, hasta evitar a los ‘te pago luego porque no tengo cambio’, resaltan como los beneficios de usar Yape en el día a día.

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"Con Yape es más fácil cobrar. Hay clientes que incluso me yapean mi propina”, dice con QR en mano, aprovechando la foto para mostrar su cremoso y aromático capuchino", desde The Coffe Road. Santigo, San Isidro.

 

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"Ya no hay escusas con Yape. Me yapean desde 50 céntimos. Además, yo también le puedo yapear a mi familia”, afirma Janet Maguiña desde su quiosco de venta de snacks y golosinas, ubicado en la esquina de Rivera Navarrete y Javier Prado, San Isidro.

 

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"Ya no me preocupo por tener vuelto para mis clientes. Me yapean el monto exacto”. Con ello, Jéssica evita perder ventas por falta de efectivo, en el Mercado Artesanal de Miraflores.

 

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"Me siento segura utilizando Yape. Ya no hay necesidad de estar cargando efectivo”, indica Lucía desde florería Magnolia, con su imponente código QR, dejando en claro que no lleva dinero en los cajones, ya que cada venta la gestiona de manera digital.

 

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"Ya no tengo que andar cogiendo sencillo. Es más limpio. Me pagan rapidito con Yape”, resalta como otra de las ventajas de usar una billetera digital, sobre todo en circunstancias en las que evitar el contacto físico puede ser lo mejor para todos. María Isabel Palomino, Mercado Lobatón, Lince.

 

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“Ahora con Yape, mis caseros no se escapan. Ahora vendo más”, afirma desde el mercado Lobatón, en Lince, orgullosa con un Ojo de Uva en mano, dejando ver la pupila del pez como muestra de que solo vende pescado fresco. Julia, Mercado Lobatón, Lince.


 

La inclusión financiera en Perú avanza con buen pie

Según el Índice de Inclusión Financiera de Credicorp (IIF), el Perú es el que mayor progreso tuvo en el cierre de esta brecha en los últimos tres años. Sin embargo, existen desafíos que pueden conllevar a su estancamiento.

 

La inclusión financiera, según lo definido por la política nacional peruana, se refiere al acceso de la población a canales de atención y productos financieros asequibles, seguros y adecuados a sus necesidades, que añadan valor y generen confianza en el sistema financiero, promoviendo su uso recurrente. Todo esto en un marco de protección al consumidor.

Para evaluar su progreso, el holding financiero Credicorp encarga a Ipsos Perú elaborar el Índice de Inclusión Financiera de Credicorp (IIF) desde 2021. Este índice se construye a partir de encuestas realizadas en hogares, con una representatividad urbano-rural en ocho países de Latinoamérica, abarcando tres dimensiones: acceso, uso y calidad percibida, alineadas con la definición de la Política Nacional de Inclusión Financiera.

Según los resultados, la inclusión financiera del Perú, en términos del IIF, es la que más progreso tuvo en los últimos tres años, después de Colombia. El índice para Perú aumentó en 8.2 puntos entre 2021 y 2024, alcanzando un nivel de 46.1 puntos, en una escala del 0 al 100. Este avance también se reflejó en el grado de inclusión financiera alcanzado por la población.

En la actualidad, el 26% de los peruanos logró un nivel avanzado de inclusión financiera. Aunque esto representa solo a una cuarta parte de la población, es una mejora significativa respecto a 2021, cuando solo el 15% alcanzaba este nivel. El 39% cuenta con un grado de inclusión financiera en progreso, aumentando en 7 puntos porcentuales frente a 2021; y, el 36% restante posee un grado bajo de inclusión, pero representa una mejor posición si se toma en cuenta que en 2021 llegaba a 53%.

Es importante recordar que, cuando el IIF comenzó a publicarse en 2021, Perú ocupaba el penúltimo lugar. Hoy, ha avanzado al sexto puesto entre las ocho economías evaluadas.

“La tecnología y la modernidad han impulsado el progreso de la inclusión financiera en nuestro país. Ha habido un avance notable, aunque, en términos relativos, Perú no ha mejorado tanto como otros países, porque partimos desde una posición muy baja”, señaló Miguel Palomino, presidente del Instituto Peruano de Economía (IPE).

Según Palomino, el crecimiento extraordinario de las billeteras digitales es un claro ejemplo del impacto de la tecnología en la inclusión financiera. Citó el éxito de Yape como prueba de ello, y agregó que la política de interoperabilidad impulsada por el Banco Central de Reserva (BCR) también ha contribuido significativamente.

EL IMPULSO DE LAS BILLETERAS

Las tres dimensiones evaluadas por el índice mostraron mejoras, siendo el avance más significativo en la dimensión de acceso, que creció 13.6 puntos en los últimos tres años, alcanzando 47.9 puntos, en una escala del 0 al 100. Este progreso se reflejó en la proporción de personas que reportan tener una billetera móvil o aplicación de pagos, ya sea propia o compartida, que aumentó del 19% en 2021 al 58% en 2024, lo que supone un crecimiento de casi 40 puntos porcentuales en tres años.

En la dimensión de uso, aunque el efectivo sigue predominando, el uso de billeteras digitales ha crecido paralelamente. Según el IIF, el uso de estas plataformas pasó del 7% en 2021 al 38% en 2024 (+31 puntos porcentuales). Este avance marca un cambio en la tendencia de los pagos digitales respecto a la situación previa a la pandemia.

Según un estudio de Milton Vega, subgerente de Pagos e Infraestructuras Financieras del BCR y José Aurazo, economista del BCR visitante del Banco Internacional de Pagos: “A pesar del crecimiento que, entre 2015 y 2019, venía experimentando el acceso de las personas a cuentas y tarjetas de pago, claves para el uso de billeteras, el porcentaje que utilizaba pagos digitales no aumentó significativamente”.

Sin embargo, en la actualidad la situación es diferente. De acuerdo con el BCR, el uso de pagos digitales está creciendo más rápido que la tenencia de cuentas. Un ejemplo de esto es que, en septiembre de 2019, las tarjetas de crédito y débito lideraban los pagos minoristas digitales con un 54.9% de participación. En contraste, las billeteras digitales tenían una presencia tan reducida que ni siquiera aparecían en las estadísticas.

No obstante, a marzo de este año, las billeteras digitales no solo aparecen, sino que han desterrado a las tarjetas de pago, alcanzando una participación de 64.7%, dejando a los plásticos con solo 22%.
 

EL CASO YAPE

Yape, a través del DNI, ha facilitado el acceso a servicios financieros para personas sin cuenta bancaria. Según Marcelo Alzamora, gerente de Sostenibilidad de Yape, la billetera ha incluido financieramente a 4.5 millones de personas, de las cuales solo un tercio reside en Lima. El ejecutivo destacó que el enfoque territorial de la aplicación ha permitido alcanzar más de 16 millones de usuarios, muchos de los cuales viven en las regiones del país.

Explicó que, aunque el uso de las billeteras digitales fue impulsado inicialmente por la pandemia, la adopción de Yape requirió un trabajo constante para recordar a los usuarios los beneficios del dinero digital.

Alzamora detalló que, en la actualidad, la estrategia de sostenibilidad de Yape se basa en tres pilares: educación financiera tanto virtual como presencial; la afiliación de negocios en zonas rurales, apoyada por una fuerza de ventas desarrollada específicamente para ese fin; y lograr que cada vez más personas incluidas por la billetera realicen transacciones de valor agregado.

En línea con ese objetivo, Yape ofrece varios servicios financieros. En la vertical de pagos y transferencias, brinda funcionalidades como el pago de servicios, códigos para compras en línea, Yape Tienda, Yape Entradas, Yape Promos, Yape Gas, la compra
de gift cards para juegos online y cobros a través de QR, entre otros.

Además, Yape ofrece otros servicios, como recepción de remesas, cambio de dólares, microcréditos, adquirencia (Yape POS) y seguros, incluyendo coberturas para saldo de cuenta, celulares y vida.

EL ROL DEL BCR

También, el Banco Central de Reserva (BCR) ha desempeñado un papel clave en el impulso del uso de las billeteras digitales, a través de su estrategia de interoperabilidad, que consta de cuatro fases, varias de las cuales ya se han implementado. La fase 1 consistió en la interconexión de Yape y Plin; la fase 2 integró al ecosistema de pagos a todas las entidades que ofrecían transferencias inmediatas y a los proveedores de códigos QR; la fase 3, actualmente en desarrollo, incorpora a las Empresas Emisoras de Dinero Electrónico (EEDE); y la fase 4 trabaja en conjunto con la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS) en el desarrollo de la banca abierta.

 

(DES)PROTECCIÓN AL CONSUMIDOR

Por otro lado, la Política Nacional de Inclusión Financiera establece un marco de protección al consumidor para el desarrollo de la inclusión financiera. Sin embargo, en lugar de proteger, algunas regulaciones recientes, como la Ley que Protege de la Usura a los Consumidores de los Servicios Financieros, han puesto en riesgo la integridad de las personas, un derecho protegido por la Constitución.

Expertos señalan que el mayor costo de otorgar créditos a personas no incluidas financieramente reside en la evaluación crediticia. A menor información disponible, mayor es el costo de determinar la capacidad de pago de una persona. Por esta razón, entidades como las ONG especializadas en microfinanzas, que fundaron instituciones emblemáticas como la extinta Financiera Edyficar y el actual Mibanco, cobraban tasas de interés superiores al 100%.

Lo problemático es que pocas entidades están dispuestas a atender a este segmento debido al daño reputacional que conlleva cobrar tasas de interés tan altas; y el Congreso ha ‘castigado’ a estas instituciones con la norma ‘antiusura’, que establece topesa las tasas de interés.

En contraste, esta regulación ha beneficiado a bandas delictivas que operan con créditos informales, como el ‘gota a gota’, que están obteniendo millones al no incurrir en los costos de evaluación crediticia. A diferencia de los créditos formales, estas organizaciones no necesitan evaluar la capacidad de pago, ya que cobran sus deudas de manera violenta, incluso atentando contra la vida de las personas.

Según Palomino, un nuevo informe del IPE da cuenta de que este crédito informal sigue creciendo; con lo cual, si no se toma en cuenta los factores detrás de este, el progreso de la inclusión financiera se va a estancar.

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“El uso de la IA en la inclusión financiera”

Zack Kass, Former Head de Go To Market en OpenIA

 

Mi expectativa es que la inteligencia artificial (IA) contribuya a una reducción significativa en los costos de bienes y servicios, impulsada por un aumento en la productividad humana. Si analizamos esta idea, podemos ver que una de las principales razones por las que muchas personas, incluidos muchos peruanos, aún no tienen acceso a servicios financieros es el alto costo que los bancos enfrentan para ofrecer estos servicios. En un escenario donde la IA permite ofrecer acceso de manera más económica, es probable que más personas puedan beneficiarse de los bienes y servicios financieros.

Perú podría explorar el uso de la inteligencia artificial de varias maneras para mejorar la inclusión financiera. Una de las áreas clave sería la mejora del sistema educativo y el acceso a una educación de calidad. Dado que gran parte de la población peruana vive en zonas rurales, el acceso a una educación de alto nivel es un desafío. La IA podría ayudar a cerrar esta brecha, facilitando el acceso a recursos educativos y mejorando las oportunidades de aprendizaje en estas áreas.

Es fácil imaginar un futuro en el que cada niño cuente con un tutor apoyado por IA, lo que garantizaría que, independientemente de dónde vivan, puedan recibir una educación de calidad. Vivir lejos de una buena escuela no debería ser una barrera para acceder a
una buena formación.

Otro aspecto clave donde veremos la adopción de la inteligencia artificial será en el sistema sanitario. De manera similar a la educación, creo que la IA también jugará un papel importante en el acceso a la atención médica. En un mundo con IA, cada persona podría contar con un médico asistido por esta tecnología, lo que significaría que, aunque vivan lejos de un centro de salud o un doctor, no tendrían que resignarse a recibir una atención deficiente.

Uno de los grandes cambios que espero ver es la capacidad de la IA para reducir las barreras idiomáticas. Muchos peruanos no hablan inglés, lo que limita su acceso a una economía global más amplia. Creo que la IA puede contribuir a disminuir esta barrera, facilitando la comunicación y el acceso a oportunidades económicas para quienes no hablan inglés.

Confío en que tanto Perú como el resto de América Latina adoptarán rápidamente esta tecnología. Actualmente, estamos viendo que las economías suelen incorporar la IA cuando perciben que están quedándose rezagadas en términos de competitividad. En este contexto, los países emergentes podrían ser de los primeros en beneficiarse de la IA, ya que están más dispuestos a buscar soluciones que les permitan mejorar sus condiciones.

 

El reto de incluir financieramente a la población más vulnerable
 

La brecha de inclusión financiera difiere según las características de la población. Por ello, se requiere adoptar políticas que tomen en cuenta las dinámicas sociales, económicas y culturales de los contextos en los que viven los más vulnerables.

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El Índice de Inclusión Financiera de Credicorp (IIF) concluye que el Perú es la economía que mayor progreso tuvo en inclusión financiera en la región, en los últimos tres años, después de Colombia. Sin embargo, esta mejora difiere según las características de la población.

Según el índice, el 46% de las mujeres tiene un grado bajo de inclusión financiera frente al 39% de los hombres, siendo esta problemática más acentuada en la población rural, donde el 63% enfrenta un nivel limitado de inclusión financiera.

Las mismas dificultades afectan a las personas mayores de 60 años, amas de casa, desempleados, quienes no han tenido acceso a educación o solo completaron la primaria, y aquellos sin conexión a internet.

Estas personas, que experimentan situaciones de vulnerabilidad, requieren servicios financieros que mejoren sus condiciones de vida. Sin embargo, enfrentan múltiples barreras de acceso, desde la falta de conectividad y la escasa infraestructura física de los proveedores de servicios financieros, hasta sus limitadas habilidades digitales y su desconfianza en el sistema financiero.

La CAF señala que existe una significativa brecha de género que se origina desde la infancia, debido a barreras estructurales y normas sociales, lo que lleva a que muchas mujeres tengan menos conocimientos financieros que los hombres.

Asimismo, la CEPAL subraya que las brechas de inclusión financiera persisten en las áreas rurales, donde la población ha sido desatendida por los proveedores tradicionales de servicios financieros, y las capacitaciones ofrecidas no siempre han sido adecuadas a sus necesidades.

Un estudio de Inés Andújar, del Banco de España, revela que las personas mayores de 64 años son más vulnerables debido a factores como el declive cognitivo y físico, el aislamiento social, la baja capacidad digital y una educación financiera limitada, lo que las expone al riesgo de exclusión financiera, robo y fraude.

Por ello, cerrar las brechas de inclusión financiera en los grupos más vulnerables requiere comprender las dinámicas sociales, económicas y culturales de los contextos en los que viven.

PROPUESTAS

Martín Naranjo, presidente de la Asociación de Bancos del Perú (Asbanc), afirmó que, aunque existe un serio problema de educación financiera entre la población vulnerable, una limitación aún mayor es de tipo cognitivo.

“En una ocasión, nos asaltaron en una agencia en Pisac, y después del asalto, los ahorristas bajaron para ver su dinero, sus depósitos. Este entendimiento del dinero como un valor abstracto es una limitante importante para comprender el dinero digital del Banco Central, las billeteras móviles, etcétera”, explicó Naranjo.

Por ello, propuso que la educación financiera debe complementarse con una educación básica en aritmética y comprensión lectora, para entender el valor del dinero como un concepto abstracto.

El estudio Brechas de la Inclusión Financiera Digital en Perú, del INEI, destaca que muchas personas no perciben los productos y servicios financieros como accesibles para sus comunidades o grupos sociales. En consecuencia, recomienda mejorar el diseño de productos financieros, orientados a las necesidades de usuarios no bancarizados o aquellos que desconfían del sistema financiero formal.

El documento también subraya que muchas poblaciones prefieren opciones presenciales en lugar de digitales, tanto por tradición como por la falta de una oferta focalizada. Por ello, recomienda incrementar la oferta de productos financieros accesibles, teniendo en cuenta las características de género, origen e idioma. Un ejemplo de este enfoque es el piloto de la moneda digital desarrollado por el BCR.

Juan Carlos Bustamante, director de la Maestría en Mercadotecnia de EGADE Business School, señaló que una mayor interacción con los agentes corresponsales bancarios y el apoyo percibido en estas interacciones son claves para generar confianza en los servicios financieros.

En cuanto a los adultos mayores, dada la heterogeneidad de este grupo, Andújar sugiere dos enfoques para la educación financiera: para aquellos en condiciones óptimas, propone un plan personalizado que considere sus circunstancias particulares; mientras que, para quienes presentan deterioro cognitivo, recomienda brindar educación financiera a sus cuidadores.
 

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Inclusión financiera en las regiones: ¿cómo vamos?

 

Regiones que muestran un mayor progreso en inclusión financiera son las que mayores cifras de adopción de billeteras presentan. No obstante, barreras de percepción afectan a todas por igual.

Según el Índice de Inclusión Financiera de Credicorp (IIF), la inclusión financiera, entendida como la tenencia de una cuenta o tarjeta de pago, aumentó 8.2 puntos entre 2021 y 2024, alcanzando 46.1 puntos en una escala de 0 a 100, lo que refleja un mayor acceso a los servicios financieros por parte de la población.

A nivel regional, en el último año, Lima Metropolitana registró el mayor grado de inclusión financiera, con 49.1 puntos en el índice, seguida por Arequipa (46.2), Lambayeque (43.5), Piura (43.1), La Libertad (41.3), Cusco (40.6) y Junín (39.7). En contraste, Áncash (37.8), Cajamarca (35.7) y Puno (29.2) presentan los niveles más bajos de inclusión financiera.

En cuanto a las macrorregiones, las zonas costeras muestran un mayor nivel de inclusión financiera frente a la selva y la sierra. Dentro de la costa, la región central lidera con un nivel de 46.2 puntos en 2023.

IMPACTO DE LAS BILLETERAS

Las regiones que han experimentado mayores avances en inclusión financiera son aquellas con mayor acceso a billeteras móviles o aplicaciones de pago. Según el IIF, a mayor uso de billeteras, mayor es el nivel de inclusión financiera.

Por ejemplo, Lima Metropolitana, Arequipa, Lambayeque, Piura y La Libertad ocupan los primeros lugares tanto en tenencia como en uso de billeteras digitales, lo que las convierte en las regiones con mayor inclusión financiera en el país.

Estos departamentos han sido claves en impulsar la frecuencia de uso de billeteras y aplicaciones de pago.

Al cierre de 2023, la proporción de usuarios frecuentes de estos servicios llegó al 62%, un aumento de 13 puntos porcentuales respecto a 2022. Lima Metropolitana, La Libertad, Arequipa y Lambayeque concentran el mayor número de usuarios de pagos digitales.

En contraste, las regiones con menor acceso a billeteras y aplicaciones digitales son las que muestran los niveles más bajos de inclusión financiera, lo que subraya el papel crucial de las billeteras móviles para cerrar esta brecha.

DESAFÍOS

Sin embargo, persisten desafíos relacionados con barreras desde la demanda, como la percepción de que los ingresos no son suficientes para acceder a productos de ahorro o transaccionales, o la creencia de que estos productos no son necesarios.

Por ejemplo, aunque Arequipa y Lambayeque presentan niveles de inclusión financiera comparativamente más altos que otras regiones, la proporción de personas que consideran sus ingresos como una barrera para acceder a productos de ahorro es similar, o incluso mayor, que en departamentos como Cajamarca, Puno y Áncash. Esto evidencia la necesidad de una estrategia de educación financiera.

Una situación similar se repite en cuanto a la tenencia de productos crediticios en las distintas regiones.

EL EFECTIVO ES EL REY

A pesar de la adopción creciente de billeteras móviles, el efectivo sigue siendo el medio de pago dominante, utilizándose en paralelo a los pagos digitales. Esto se debe, en parte, a que existen servicios que solo aceptan efectivo y al tamaño de la informalidad que existe en el país.

Gianfranco Ferrari, CEO de Credicorp, anunció que el siguiente paso del holding financiero es llevar los pagos digitales a sectores o negocios donde el uso del efectivo es intensivo, como la comercialización de pollos y el transporte público.

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