"Nos estamos enfrentando a un problema sistémico". (Foto: GEC)
"Nos estamos enfrentando a un problema sistémico". (Foto: GEC)

En los últimos años han salido del mercado sobre todo entidades no bancarias. ¿Es solo a causa de la pandemia?

Existen dos factores que considerar para responder. Luego de la crisis del sistema bancario en los 90, en la SBS establecimos como política que el sistema dispusiera de “colchones patrimoniales”. De tal manera que, ante la llegada de una recesión, las pérdidas y las provisiones no afectaran significativamente los niveles patrimoniales, evitando así quiebras. Esto es importante porque, con la crisis financiera internacional en 2008 y el COVID-19 en 2020, lo que en el pasado habría sido una serie de quiebras en cadena de entidades bancarias y no bancarias, se tradujo en muy poco deterioro del sistema. Perú supera estas crisis gracias al concepto de “colchón patrimonial”, un concepto peruano que luego se internacionalizó regulatoriamente en Basilea.

¿Cuál es el segundo factor por considerar?

En todo del mundo hay entradas y salidas de entidades de forma periódica. Estas salidas tienen diferentes orígenes. En el caso de Perú, algunas entidades no han sido capaces ni han tenido el respaldo para adaptarse a las innovaciones tecnológicas que se han suscitado en el mercado. Asimismo, otras entidades microfinancieras tienen un sesgo muy regional y limitado. Esto reduce la posibilidad de diversificación de créditos. Así, frente a un proceso de contracción de la actividad productiva que afectó sustancialmente al norte del país y al agro, las entidades se resienten, aunque esto es la excepción y no la regla.

¿El componente político en la gobernanza de las cajas municipales representa un problema?

Cuando en la gobernanza de las entidades financieras existe una suerte de sesgo ligado a intereses políticos, se compromete su capacidad para garantizar una adecuada administración de riesgos operativos, de mercado y de crédito. En el caso de las cajas municipales, este sesgo se ha contrarrestado históricamente mediante la implementación de gerencias mancomunadas. Este es un sistema que tiene más de 40 años de existencia, es uno de los más prestigiosos de América Latina y ha exportado tecnología microfinanciera. No me preocupa el frente microfinanciero peruano y menos el de las cajas municipales. ¿Que necesita apuntalarse? Sí, sin duda, pero eso no quita que sea exitoso.

En los últimos dos años, las utilidades del sistema financiero se deterioraron al igual que la morosidad. ¿Este es el inicio de una crisis bancaria como la de los 90?

No, en absoluto. Los niveles de morosidad son muchísimo más bajos que en la década del 2000. Esto, sumado al concepto de “colchón patrimonial”, ha impedido inestabilidades sistémicas en el país. Lo que hoy día enfrentamos los peruanos no tiene nada que ver con los inicios del presente siglo. Entre 2000 y 2001 todos los días quebraban bancos, era un desorden total. Ahora tenemos un regulador de primer nivel y la regulación apropiada para evitar deficiencias sistémicas del patrimonio por el deterioro de la cartera de créditos. Cuando uno enfrenta una coyuntura como la de 2023, es evidente que se deteriore la calidad de crédito, se incrementen las provisiones, se absorba parte del patrimonio y las utilidades tiendan a caer. Eso es normal acá y en cualquier parte del mundo, y no significa que estemos enfrentando una situación similar a la del 2000.

¿El deterioro que han experimentado los indicadores de las entidades es una señal de que el sistema dejó de ser atractivo?

No. Los mercados tienden a ser más competitivos pese a los niveles de concentración existentes, lo que tiende a achatar las utilidades a largo plazo. Además, las entidades han enfrentado choques externos que generan presión sobre los resultados. Reitero, no estamos enfrentando un problema sistémico en absoluto. El Perú tiene tres fortalezas; la fiscal, que es la baja deuda pública; la externa, que son las fuertes reservas internacionales; y la financiera y bancaria, es decir, un sistema bancario bien capitalizado.

Dijo que el sistema de cajas necesita apuntalarse. ¿Cómo?

Incentivaría la existencia de cajas municipales que no sean propiedad de un solo gobierno local, sino de dos o cuatro. Esto diluiría la influencia política sobre su desempeño financiero. También, hay que ordenar la presencia de cajas y buscar que no se concentren en ciertos focos geográficos de manera excesiva. Hay regiones en las que existen dos o tres cajas municipales. Entonces, la pregunta es ¿por qué no se fusionan?, ¿cuál es el problema? El problema es que el alcalde vinculado a la caja uno no necesariamente ve eso como una oportunidad política frente al alcalde de la caja dos. Hay que buscar el marco legal para viabilizar y generar incentivos a esta suerte de fusión. Solucionando estos retos de gobernanza, las cajas se consolidarán aún más.

La regulación de las cajas no permitía incorporar un socio privado que les pudiera dotar de capital y las municipalidades no han tenido para inyectarle, pero sí exigían la distribución de utilidades. ¿Esto puede haber sido parte del problema de Caja Sullana?

La SBS, con buen criterio, ha manejado este apetito de los gobiernos locales por sustraer utilidades para desarrollar obras en sus ámbitos geográficos. Aunque legítimo, esto no siempre es recomendable, ya que consolidar el patrimonio de una caja siempre es prioritario. También, la normativa se ha modificado recientemente para generar apetito del capital extranjero por las cajas municipales. Por ejemplo, el BID tiene participación en al menos una caja municipal. Esto es una excelente señal y, a medida que se consolide, la incorporación de capital fortalecerá aún más el sistema.

Mira: Caja Piura se queda con clientes de entidad intervenida por la SBS

La propuesta de consolidación de las cajas de una misma región podría tener impacto en la competencia. ¿Es correcta esta conclusión?

La competencia ya no se mide solo por el número de entidades. En un mundo digitalizado y de alta tecnología, la competencia va más por el nivel de calidad de servicio y cobertura. Antes, para desarrollar un esquema de crédito a escala nacional, necesitabas disponer de una infraestructura de agencias muy grande que era costosa. Ahora, con la interoperabilidad y las billeteras digitales, es más fácil desarrollar estrategias de penetración en el mercado, por lo que esa conclusión no necesariamente es válida.

¿Hacia dónde va el sistema financiero peruano después de ?

El sistema financiero peruano es bastante sólido y es una de las tres fortalezas de la economía peruana. Nuestro sistema bancario se maneja con muy buen “colchón patrimonial”, lo que debe generar mucha tranquilidad. Mientras exista dicho “colchón”, no debe haber problema mayor.

Existen entidades que han sido golpeadas por la pandemia y que sus accionistas no están dispuestos a ponerles capital, sea por falta de capacidades o porque el negocio ya no es tan rentable. ¿Qué hacemos?

El mercado es el que dirime. Acá tiene que haber una buena administración de riesgos. Una cosa es fortalecer la solvencia de las entidades financieras y otra buscar mecanismos extremos que puedan generar una suerte de riesgo moral, que ya no se tiene. Esto quiere decir que, cuando el sistema financiero peruano enfrenta un desbalance, el Estado solucione el tema. Esto sería percibido como una mala señal, porque generaría un incentivo perverso: Si arriesgo y pierdo, el Estado me salva y si arriesgo y gano, el resultado es a favor mío. Ese factor de riesgo moral hay que administrarlo bien.

Hace no mucho hubo discrepancias entre las cajas con la SBS por la adecuación a Basilea III, que exige aumentar el capital de las entidades. El gremio se oponía porque consideraba que el contexto no era propicio. ¿Cómo encontramos un adecuado balance?

Trabajamos para que la SBS sea considerada hoy una de las mejores superintendencias de toda América Latina. Así lo es. Por ahí no creo que haya un problema. Hay que explorar nuevas formas de fortalecer las necesidades de financiamiento para emprendedores y microempresas, aprovechando la tecnología y lo que hasta hoy han venido desarrollando las entidades microfinanzas para canalizar créditos. Lo están haciendo bien, pero nos debe llevar siempre a la reflexión de qué más podemos hacer para evitar a futuro desbalances mayores.

El BCR indicó que los pagos digitales están creciendo más por cambio de hábitos de la población que por el aumento de más personas con cuentas, ¿cómo hacemos para aumentar la inclusión financiera?

Hay que buscar alternativas que transparenten el accionar de las entidades financieras. Mientras haya distancia entre lo que una entidad dice y lo que realmente hace, la percepción del usuario no será positiva. A veces entidades de mucha escala se pueden dar el lujo de deteriorar su nivel de servicio, pero no pierden clientes porque constituyen casi la única alternativa. Creo que acá hay que explorar nuevas alternativas de calidad de atención al usuario. El problema de la inclusión financiera no solo es un problema de cultura de los usuarios del sistema financiero, sino también de los banqueros. La educación financiera implica generar información confiable y evitar sorpresas para el usuario. No hay inclusión financiera sin transparencia financiera. Espero que lo entiendan ciertos banqueros.

¿Cómo los clientes del sistema financiero deben elegir una entidad financiera y qué debemos mirar, además de las tasas de interés?

El gran secreto acá es la transparencia. Eso lo desarrollamos entre 2002 y 2007 en la SBS, y en Perú con mucho éxito. Se logró reducir el costo del crédito, informar de una manera apropiada al usuario del sistema financiero. Los usuarios empezaron a identificar diferentes productos y precios y empezaron a tomar decisiones en función de quién cobraba menos y pagaba más. La tecnología abre esa posibilidad y lo que hicimos a nivel de medios tradicionales de comunicación, hoy día se puede potenciar sustancialmente en un mundo digitalizado y tecnológicamente mucho más desarrollado. ¿Por qué no se hace?, ¿por qué no se difunde más?, ¿cuál es el temor? Si estamos hablando de competencia, hablemos de plena información. Si estamos hablando de inclusión financiera, hablemos de credibilidad en las entidades financieras, que es parte de la educación financiera. La palabra la tiene la Asociación de Bancos.

Sin embargo, la que paga más no necesariamente es la mejor apuesta. Sullana llegó a pagar hasta 11% por depósitos a plazo…

Correcto, por eso hay que considerar otros elementos. Hay un conjunto de indicadores básicos de capitalización, liquidez, eficiencia, calidad de crédito, que hay que darlos a conocer. Esto está en la página del ente supervisor y del Banco Central, pero no se ha creado el mecanismo apropiado y amigable como para que rápidamente cualquier persona no especializada pueda evaluar no solo quién ofrece mejores tasas, sino también quién es más sólido en el sistema financiero.

Dato:

S/40,249 millones es el “colchón de capital” que tiene el sistema financiero en su conjunto para afrontar pérdidas no esperadas, lo que representa el 45.9% del capital total, según la SBS.

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Pilar Conecte