Redacción PERÚ21

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Tener un drone se ha vuelto tan fácil y barato últimamente que prácticamente cualquiera puede volar uno.
también significa una gran cantidad problemas en el espacio aéreo debido a comportamientos imprudentes. Los aviones no tripulados son el regalo favorito para esta Navidad pero ¿que implicancias tienen?

El segundo aeropuerto más concurrido del Reino Unido, en Gatwick, ha detenido todos los vuelos y ha cerrado sus pistas, luego de que encontraran drones sobrevolando en las cercanías de este. Lo que provocó el caos, miles de pasajeros se quedaron varados por horas esperando que arribará su vuelo en plena temporada de fiestas navideñas según lo señaló la agencia de noticias, Bloomberg.

Si bien, aún no ha ocurrido un accidente entre un dron que está en manos de un aficionado y avión lleno de pasajeros existen fuerte razones para regularlos más estrictamente. La semana pasada surgieron sospechas de que un dron sobrevolaba el aeropuerto de tijuana, México. Afortunadamente, el avión involucrado pudo aterrizar normalmente.

LAS CONSECUENCIAS SON DEVASTADORAS
Las consecuencias ante un accidente de tal envergadura serían devastadoras:  las máquinas pueden ser succionadas por los motores, provocando serios daños, o bien colisionar con la cabina y herir a los pilotos. Los objetos voladores pueden hacer incluso más daños que las aves, que dieron cuenta de 287 muertes de personas entre 1988 y 2017.

Sin embargo, los drones también causan externalidades positivas, como mantener alejadas a las aves de los aeropuertos. La Administración Federal de Aviación de Estados Unidos recientemente autorizó a las empresas de drones volar sobre aeropuertos para fines benignos como éste.

En otras palabras, el problema no es permitir que los drones vuelen cerca de los aeropuertos, sino es de sobrevolar sin la debida coordinación con los operadores aeroportuarios.

INCIDENCIA DEL USO PROFESIONAL 
Existen buenas razones para permitir el uso profesional de drones: ofrecen una forma más económica para que las empresas entreguen bienes, se pueden utilizar en inspecciones industriales y fronterizas, y permiten al ejército salvar vidas de soldados.

Mientras que cada vez se hace más difícil tener una buena razón para vender drones a aficionados. Pueden causar accidentes mortales, y aunque la gente puede divertirse con las máquinas, también adquieren la siniestra habilidad de atacar a otros, o invadir su privacidad, desde el aire.

INCREMENTO DE LA VENTA DE DRONES
Según la firma de investigación del mercado tecnológico Gartner, en el 2017 se despacharon unos 2.8 millones de drones personales en todo el mundo, en comparación con solo 174,100 drones comerciales.

Aunque en dólares la diferencia no es tan sorprendente, la industria de drones para aficionados es más grande que su contraparte civil comercial (aunque las ventas de drones militares eclipsan a los dos). Vender estos peligrosos juguetes a cualquiera que los quiera y que pueda aprobar una prueba en línea no tiene sentido.