Inés Temple quiso ser médico como su padre, pero eligió el mundo empresarial.
Inés Temple quiso ser médico como su padre, pero eligió el mundo empresarial.

¿De dónde saca fuerzas ?

Inés se rompió 11 huesos, tuvo ocho operaciones y caminó dos años con muletas. Pero para ella, lo más importante es que Lorena, su hija, se salvó de morir en aquel accidente.

“Mami, por favor, cambia de cara, porque tu cara hoy me dice que voy a morir; necesito que tu cara me diga que le ganaré a la enfermedad”, le dijo Jimena, su otra hija, quien fue diagnosticada con cáncer. Inés se desmoronó, pero entendió que su rostro debía reflejar esperanza. Ha pasado una década y Jimena está libre de cáncer. “Luce sana, contenta, bien y exitosa”, me dice. Y son los mismos diez años que cumple Usted S.A., el de Inés Temple sobre empleabilidad y marketing personal que ha vendido más de 150 mil ejemplares. Planeta acaba de publicar la vigésima edición, actualizada a los tiempos de trabajo remoto y pandemia.

Su esposo falleció en 1997, de un infarto. ¿De dónde saca fuerzas Inés Temple? Tirar la toalla no es una opción; no mira lo que no tiene, agradece lo que posee; y propone que siempre seamos la mejor versión de nosotros cuando nos toque volver a empezar. Respuestas que la vida le puso en el camino y que ahora las aplica a lo profesional. “No aprendí sola”, agrega y confiesa, mientras veo su sonrisa en esta videollamada, que pide milagros todo el día.

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-Describes a tu padre como muy inteligente, bueno y respetado. Él fue médico y quisiste seguir sus pasos. Pero al final tomaste otro rumbo. ¿Qué pasó?

Lo quería muchísimo, lo admiraba, lo respetaba. Al igual que mi madre, fueron dos personas tremendamente influyentes en mi vida. Los dos eran de avanzada para su época. Les hablaban a sus hijas horizontalmente, casi como iguales. Aprendí de mi papá el valor de ayudar. Era un hombre que trabajaba con un propósito. Trabajaba en el hospital Obrero y tenía un consultorio privado donde nunca le cobraba a nadie. Para él, la Medicina no era para ganar dinero, sino una vocación. De chica me gustaba la idea de ayudar a la gente. Así mi vocación evolucionó a ser médico en esta misión de tener una vida con sentido y propósito. Pero luego cambié para tener sentido y propósito desde lo empresarial.

-Es posible hacerlo desde el mundo empresarial?

Totalmente. Si uno vive con integridad, ética, con los valores claros, se puede ser un empresario o emprendedor exitoso. En realidad, creo que es la única manera de serlo.

-Sin embargo, en la pandemia hemos visto varios casos que nos hacen dudar sobre el sentido y propósito de un empresario.

El 93% de los peruanos queremos ser empresarios, soñamos con ser emprendedores, queremos tener nuestro negocio propio, ser dueños de nuestro destino, queremos trabajar para nosotros mismos. Los peruanos tenemos estas ganas por surgir, por valernos de nosotros mismos, por darles un mejor futuro a nuestras familias. Yo sí creo que el peruano promedio es gente trabajadora, honesta, cumplida, íntegra. En otros países se valora mucho al trabajador peruano por todas esas características. La inmensa mayoría de peruanos son personas correctas, decentes, trabajadoras, honestas, íntegras; lo que pasa es que no se llevan los titulares. Son los malos los que se llevan los titulares, en cualquier especialidad.

Libro publicado hace 10 años es reeditado.
Libro publicado hace 10 años es reeditado.

-Dices que la fórmula ‘esfuérzate, estudia, saca buenas notas, entra a una gran empresa, haz carrera y tienes la vida asegurada’ ya caducó. ¿Por qué?

Hoy no hay un trabajo seguro. Te quedas en un trabajo mientras ese trabajo aporta a lo que buscas. Y la empresa contrata personas mientras puede ofrecerles una posición. Ese lazo de seguridad, de por vida, no es realista. Hoy la seguridad nosotros tenemos que generarla manteniendo un alto nivel de empleabilidad. Si esa empresa mañana no quiere o no puede contratar mis servicios, tengo que conseguir un nuevo cliente para esos servicios. Por eso es de mi interés tener una alta demanda por mis servicios, y la única manera de lograrlo es brindar siempre un servicio de gran calidad, vigente, relevante y con buena actitud.

-¿Los peruanos nos sentimos empleados o gestores de nuestra propia marca?

Hemos avanzado mucho. Pero si todavía Usted S.A. se sigue vendiendo tan bien, es porque los peruanos seguimos aprendiendo. Todos somos empresarios de nuestra propia carrera, todos somos proveedores de servicios profesionales. Por eso hablamos de marca personal. Tener trabajo estable y un sueldo que llega todos los meses genera una falsa seguridad: como llega todos los meses, seguirá llegando todos los meses y, por lo tanto, no me tengo que preocupar. Lo que el libro plantea es que pongamos lo mejor de nosotros para que ese cliente, la organización que compra nuestros servicios, los quiera seguir comprando.

-¿Y el “ponte la camiseta” dónde queda?

Mientras más claro está uno, asegurando la calidad de los servicios, vigente, relevante, con competencias, destrezas y habilidades que se necesiten, generando los resultados que la organización requiere, estás siendo súper camiseta con tu cliente.

-Pero a veces el “ponte la camiseta” implica trabajar más horas. ¿En qué momento te pones la camiseta y en qué momento estás afectando tu vida personal?

Yo creo que es muy importante acordar siempre con tu empleador, con la persona que compra tus servicios, cuáles son tus indicadores de éxito. Es decir, qué esperas de mí, cómo quisieras que te lo entregue y cómo lo medimos. Trata de trabajar en conjunto con la organización, donde ambos estemos alineados en los mismos propósitos. No se trata de enfrentarnos. La actitud con la que uno entrega sus servicios es fundamental. Tú no vendes tu tiempo, sino los resultados. Entonces, es bien importante estar de acuerdo cuáles serán esos resultados. Hay que entender bien por qué me estás pagando.

-El teletrabajo es parte del cambio de paradigmas con esta pandemia. ¿Qué otros paradigmas han cambiado?

Muchos. Tenemos que estar muy focalizados en aprender cada vez más rápido muchas cosas, entre ellas la tecnología. Tenemos que focalizarnos mucho en desarrollar nuestras habilidades humanas, como la resiliencia, la adaptabilidad, la flexibilidad, la creatividad para seguir resolviendo problemas, capacidad de innovar, la capacidad de comunicarnos de tal manera que generemos confianza. Otro paradigma que ha cambiado es la seguridad: antes mucha gente se sentía segura porque trabajaba en organizaciones grandes e importantes; y lo que queda claro es que nosotros tenemos que ser responsables de nuestro perfil, de la calidad de servicios que entregamos, de cómo desarrollamos nuestras habilidades y competencias.

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-¿Qué debe hacer quien perdió el trabajo?

Hoy existe muchísima información gratuita, webinars, cursos, seminarios, metodologías, herramientas para prepararse a fondo para buscar trabajo. Hay personas que cometen el error de decir: “bueno, ha sido muy estresante mi último trabajo que voy a dedicarme unos meses a descansar”. Viven de los ahorros y se los gastan, el valor de su marca personal baja en el tiempo y a veces la casa te absorbe, y se pierde el foco cuando se mira el mercado y las oportunidades. Uno tiene que salir a buscar las oportunidades: qué sector está contratando, qué habilidades tienes para el sector, cómo comunicar tus habilidades, cómo puedes producir más para ese sector. Nunca ha sido fácil conseguir trabajo, ahora es más retador.

-Ser emprendedor es una de las formas para salir adelante en la pandemia. ¿Qué errores debe evitar un emprendedor?

Entrar a emprender sin prepararse, sin hacer un plan de negocios: ponerse a pensar qué ofrezco al mercado, cuál es mi servicio o producto, qué es lo que mi cliente quiere, quién es mi competencia, dónde voy a conseguir mi capital de trabajo. Es un conjunto de elementos que se deben tomar en cuenta antes de invertir un solo centavo. Al negocio hay que meterle mucha pasión, pero también mucha cabeza.

-También está la persona que tiene un trabajo, pero quiere escalar hacia mejores oportunidades en otras empresas. ¿Qué debe hacer?

Entender qué quiere hacer, para dónde va, qué le gusta, dónde le encantaría trabajar, y ver qué tipo de perfil necesita esa organización o ese sector. Si no tengo esas habilidades, debo adquirirlas. Una vez que defino mi objetivo y hago una lista de 10 o 15 organizaciones ideales, hago una campaña asertiva. No espero que alguien me llame; yo me preparo, los conozco y hago mi campaña para llegar con mi pan bajo el brazo: con ideas, aportes que me van a diferenciar. Y por supuesto, hay que tener el currículum al día, entendiendo que currículum no es una herramienta que se usa cuando estamos buscando trabajo; el currículum es la herramienta que nos sirve para monitorear el avance de nuestra carrera. Por tanto, siempre tiene que estar vigente.

-¿Hoy el currículum también tiene que ser, por ejemplo, en video?

Tener tu data bien actualizada en LinkedIn es una muy buena manera de demostrar quién eres en general. No te digo que suplanta al currículum. El currículum debe ser lo más corto posible, no más de una página o página y media. Es un resumen de dónde has trabajado, pero fundamentalmente sobre lo que has logrado. Uno se labra su propio destino laboral en función de lo que hace, dice, cómo se comporta, valores, ética y actitud. A eso debemos apuntar tanto en nuestro currículum como en la referencia. El boca a boca habla de nuestra marca personal.

-El boca a boca determina una decisión.

Es cuando se dice: “esta persona es de primera, contrátala”. O todo lo contrario: “no lo contrates, no sabes la actitud que tiene, es una persona conflictiva, sin valores”. Hoy la ética, la integridad, los valores definen el éxito o el fracaso.

-¿Qué ha definido tu éxito? Porque has pasado por muchas cosas difíciles, desde la muerte de tu esposo hasta el cáncer de tu hija.

Yo creo que el éxito se define en términos muy personales. Cada quien tiene su propia fórmula de éxito. Para mí la satisfacción viene de tener una familia que funciona. Tengo hijos que son personas que admiro y respeto. La gente con la que trabajo la respeto y la admiro. Hoy el modo agradecimiento es lo más importante de cómo podemos vivir.

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-Otro hecho que te marcó fue cuando despidieron a tu esposo del trabajo.

Fue muy difícil. Estábamos viviendo en EE.UU. Yo no trabajaba en esa época. Mis hijos eran chiquitos. Vivíamos en una casa con hipoteca, carro con deuda, hijos en colegios privados y pocos ahorros. Pensamos que como a él le iba bien y siempre le había ido bien, siempre le iría bien. Fue muy duro. No supe qué hacer. Yo me equivoqué mucho, tenía angustia. Les pedía trabajo a los amigos. Nos fuimos de viaje para relajarnos, pero nos gastamos dinero que era necesario. En algún momento quisimos demostrarle al mundo que mi esposo estaba bien y que los empleadores se habían equivocado; en el fondo lo que te generas es un ruido, porque nadie quiere contratar a una persona que habla mal de su ex empleador, es un error horrible. Cometí todos los errores. Entonces, me comuniqué con DBM, que ofrecía servicios para que las empresas que tenían que despedir a las personas lo hicieran de una manera humana y respetuosa. Los llamé por teléfono: “hoy, soy Inés Temple, vivo en el Perú y quiero trabajar con ustedes”. Me tomó un año que me hicieran caso. Era el año 92. No había correo electrónico, había faxes. Hice un plan de negocios y al final me dijeron que desarrolle el mercado peruano. El 96 me ofrecieron el mercado chileno. Pero mi esposo murió el 97, de un infarto.

-Años más tarde tu hija fue diagnosticada con cáncer, ¿cómo logras asimilar los episodios difíciles?

La vida nos trae pruebas a todos, siempre, de muchas maneras. Yo creo que tirar la toalla no es una opción. No es un mérito personal, tienes que hacerlo nomás, la sigues luchando. Y ya que lo tienes que hacer, lo haces bien.

-Uno de los tips de Usted S.A. trata sobre parecer más joven. ¿Por qué es importante parecer más joven?

Necesitamos más diversidad de edad en las organizaciones. Te ponen límites: ‘quiero contratar a alguien de no más de 30 o 45 años’, como si los que tenemos más de 45 dejáramos de estar vigentes o de tener energía. Es un paradigma que también debemos cambiar. Mientras no hayamos cambiado ese paradigma, la gente cree que lo más joven es lo mejor. Entonces, hay que parecer más jóvenes. No es un tema de tener menos arrugas, sino de actitud, energía, aprendizaje. Esas virtudes no tienen edad.

-¿De qué edad te sientes?

Hoy de 40. Pero mi hijo mayor tiene 38 (risas). Me siento con ganas, fuerza y energía para seguir haciendo.

-Así como tu padre, ¿te podemos definir como muy inteligente, buena y respetada?

Me gusta definirme como una persona que se esfuerza por hacer las cosas bien. Una persona que se esfuerza por ser coherente y vivir de acuerdo a mis valores, a ser íntegra y tratar de vivir siempre con autenticidad.

-Hoy eres Inés Temple S.A.

Todos somos nuestra marca personal.

AUTOFICHA:

- “Mi marca es Inés Temple. Tengo más nombres, pero son demasiado largos. Tengo 62 años. Nací en Lima. Me gradué como administradora de empresas de New Yok University, en EE.UU. Y luego en la Universidad Adolfo Ibáñez hice mi MBA”.

- “Luego he tomado muchos cursos de liderazgo en universidades como Georgetown, Harvard, entre otras. He hecho cursos de directora de empresas, cursos para gerente general, etc. Trato siempre de seguir aprendiendo y estudiando. Y quisiera tener un PhD”.

- “Soy la presidente de LHH DBM Perú, también soy presidente de LHH Chile. Soy directora en empresas y en varias ONG, como Care, Empresarios por la Integridad, Liga Contra el Cáncer. Escribo artículos, hago videos y webinars. Tengo tres hijos y una nieta. Y pienso en un nuevo libro, pero me lo guardo como sorpresa”.

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