La participación femenina aumentó 5% en los cinco años posteriores a la emisión de normas jurídicas que incorporan la igualdad de género, afirmó Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI).
En el caso de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD), los resultados muestran que la educación tiene un efecto significativo en la tasa de empleabilidad femenina y por ello se contrae la brecha. Empero, las mujeres aún percibirían una remuneración 10% menor a los hombres que ocupan similares posiciones, según el Banco Interamericano de Desarrollo.
Por otro lado, se observa que las políticas favorables a la familia, como las licencias para la maternidad, contribuyen a la participación de la mujer en la población económicamente activa (PEA).
En el caso de los países islámicos, las mujeres casadas necesitan el permiso de sus maridos para abrir una cuenta bancaria, firmar un contrato, o iniciar algún proceso judicial. Esto restringe los derechos económicos femeninos. La eliminación de estas obligaciones conduciría a una reducción de 2 a 3 puntos porcentuales en la brecha de género.
En Europa y Asia existen cada vez menos trabas para la participación de la mujer en la fuerza laboral. Y esto va de la mano con una mayor igualdad. Así, si bien la regulación permite un mayor acceso femenino al empleo, aún existen obstáculos pendientes de superar para lograr la igualdad de género: compartir las labores del hogar, solidaridad en la crianza de los hijos y eliminar la violencia de género.
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