Fabián Chira ha llegado a representar al Perú en torneos internacionales. (FOTOS: VIOLETA AYASTA / EL COMERCIO).
Fabián Chira ha llegado a representar al Perú en torneos internacionales. (FOTOS: VIOLETA AYASTA / EL COMERCIO).

A los tres años ya posaba con una pelota debajo de la rodilla, como el jugador que sale a la cancha y posa con el balón en los minutos previos a un partido de fútbol. Vestía una sonrisa pícara, zapatillas negras y los colores de Alianza Lima, pese a que es hincha del Sport Boys. Eran sus primeros minutos con el en el patio de su hogar. Retrato que aún conserva en una foto. A los 8 años dejó de pelotear en casa porque un primo lo llevó a la cancha, a la vida.

De cada 25 mil niños que nacen y viven, uno tiene acondroplasia, el tipo más común de talla baja. Y el 80% de los casos viene de familias que nunca han tenido un caso similar. “Yo me saqué el boleto premiado”, dice con ironía Fabián Chira, que mide 1.27 metros y es el hermano mayor de dos hermanas. El único en la familia con acondroplasia. A los 21 años fundó la Selección Peruana de Talla Baja y en 2019 creó Inclulab, consultora de inclusión laboral que busca reducir la brecha entre las personas con y las empresas. Paradójicamente, empezó la pandemia y se quedó sin trabajo.

Les avisaron que estaba hospedado en un hotel a 50 kilómetros. Fabián había llegado a Argentina como parte de la selección de talla baja. Un grupo de amigos, entre ellos él, fue en busca del 10 argentino. Llegaron al hotel, preguntaron por él y bajó una persona allegada al astro. En una revista le entregaron una nota de prensa sobre el equipo de talla baja, con fecha de julio de 2016. Esperaron alrededor de una hora y media. Otro asesor bajó y les adelantó que el Pibe de Oro bajaría. Apareció. Los miró. Y como si fuera un toque de gol con tres dedos de su pie izquierdo, soltó una frase: “Pensé que eran de mi tamaño, pero son más grandes que yo”. Todos aplaudieron.

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-En el deporte, ¿contra qué ha tenido que luchar?

Que nos tomen en serio. La selección de talla baja nació con el fin de inspirar y motivar a muchas personas de talla baja que no se atreven a salir de su casa, que están en el proceso de aceptación. La asociación es nuestra herramienta fuerte de inclusión. Pero de pronto nos llaman de la televisión y nos llevan a Gamarra para que la gente nos vea patear penales.

-¿Siente que aún se ridiculiza y expone como algo ‘pintoresco’ el tener talla baja?

Es que eso hemos visto durante años. Hay quienes llegan a la televisión y al circo porque les gusta el arte, pero otras personas lo hacen porque no hay oportunidades laborales.

-Como si ir al circo o a la televisión fueran los únicos espacios para las personas de talla baja.

¡Claro! Hace poco falleció Justo Espinoza ‘Petipán’, abogado, pero se sintió mal con todo lo que hizo en la televisión porque fue el único trabajo al que tal vez él podía acceder en ese tiempo.

-Parecía que vivía un poco molesto.

Sí. Vivía molesto por todo lo que había pasado. Si bien es cierto que alcanzó fama, ¿pero detrás de la fama qué hay? Igual pasó con Alex Sotomayor, ‘Uchita’; su mamá decía que él lloraba cada vez que volvía a casa porque sentía que se estaba denigrando, pero era la única oportunidad laboral, la única salida en los años 80, 90 para una persona de talla baja.

-¿Hoy es igual de complejo?

Hemos hecho tanto esfuerzo por visibilizar a las personas de talla baja, pero vemos una carátula (de una revista) de hace dos o tres semanas o un mes donde se ridiculiza a los candidatos que tienen un porcentaje menor de aceptación diciendo “chiquitos, pero picones” y usan los cuerpos de personas de talla baja para poner la cara de los candidatos.

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-En su caso, ¿cómo ha sido el proceso de adaptación?, ¿en qué momento empieza a asumir la talla baja?

Cuando uno va por la calle y le preguntan a tus padres si vas a crecer o no. O cuando mi mamá iba al mercado conmigo y había señores que le decían por qué no me llevaba a trabajar a un circo o a un canal de televisión, que estaban perdiendo dinero conmigo.

-¿Y sus padres qué decían?

Se asustaban, pensaban que les querían robar.

-¿En qué momento comienza a asimilarlo?

En el colegio uno se va dando cuenta de que tiene una talla inferior al resto. Por ejemplo, de primer grado a quinto de secundaria siempre he sido el primero de la formación. Soñaba con ser al menos el segundo (ríe), pero no se pudo. Terminando secundaria uno ya piensa que hay que aceptarse tal como es. La persona que se acepta temprano tiene más oportunidades de hacer más cosas. Aunque la realidad hoy en el Perú es que de cada 10 personas con discapacidad, ocho no tienen trabajo. Es fuerte.

-¿Cómo uno logra aceptarse?

Yo he nacido así, pero hasta ahora me pregunto qué es más difícil: nacer con una condición o adquirir una discapacidad en el camino. Uno lo puede trabajar rápido al juntarse con personas y ver que van aceptando lo que eres. Hay que ver lo positivo. Siempre hay alguna de manera de darle la vuelta a lo malo. Por eso ahora fundo Inclulab, donde tratamos de que las empresas sean más accesibles para personas con discapacidad.

-¿Qué tendrían que hacer las empresas y el Estado para ser más inclusivos?

Las empresas deben tomar el reto de contratar a personas con discapacidad, porque pueden aumentar la productividad, hay capacidad de innovar, de ser más creativos. Una persona con discapacidad inspira al equipo. Y no solo está lo laboral, hay muchos temas de accesibilidad en las calles, en el transporte. La inclusión tendrá que convertirse en algo que siempre esté con nosotros.

-¿Hoy está conforme con lo logrado o en el fondo hay cierta impotencia?

Existe mucho por hacer, y si el gobierno no lo hace, uno tiene que tomar la iniciativa y no esperar que las cosas vengan a ti. Me motiva ayudar y cambiar la vida de las personas. Por eso fundé la asociación, para cumplir mi sueño de ser futbolista y jugar por Perú. Yo creo que el balón de fútbol me ayudó mucho a superar mi vida.

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AUTOFICHA:

- “Soy Sergio Fabián Chira Blas, tengo 28 años, nací en el Callao, en Bellavista. Hincha del Sport Boys. De niño iba a ver al equipo al Estadio y regresaba queriendo jugar fútbol. Veía al equipo de Alfredo Carmona y Gustavo Vassallo, y de entrenador estaba el ‘Pato’ Cabanillas”.

- “Ahora juego de defensa. Mi papá es hincha del Boys y mi abuelo es hincha de Alianza Lima. En mi corazón rosado hay un puntito chiquito de color blanquiazul. Y, gracias a la asociación que fundé, me fui a Argentina a jugar la Copa América, donde conocí a Maradona”.

- “En la UPC estudio Administración, pero he parado. Me he dedicado a Inclulab, que lo fundé a fines de 2019; ya estamos generando impacto en algunas empresas y poco a poco retomaremos la selección de talla baja conforme vaya controlándose la pandemia. Y se viene el mundial de talla baja”.

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