Consecuencias. Diego Macera explica que conflictos sociales, como el de Las Bambas, han afectado el crecimiento de este año. (Foto: @photo.gec)
Consecuencias. Diego Macera explica que conflictos sociales, como el de Las Bambas, han afectado el crecimiento de este año. (Foto: @photo.gec)

, gerente general del IPE, participó en CADE 2022 y conversó con sobre los efectos que sufre el país por la crisis política, así como sobre los riesgos que se avecinan para 2023.

¿Cuál podría ser el efecto para los peruanos y el país si no se dieran soluciones a esta crisis política? ¿Qué nos esperaría en 2023?

Ya estamos viviendo un escenario de ralentización del crecimiento económico. Este año probablemente creceremos cerca del 3%, quizá 2.9%, pero las condiciones estaban dadas para poder crecer un punto y medio o dos puntos más. Eso significa menos trabajos formales, menos personas que pueden regresar a la clase media, de la cual salieron en la pandemia. Hay una buena parte de la población, informal, independiente, con ingresos reales, 12% o 13% por debajo de la prepandemia (…). El problema de fondo es que nuestro potencial, es decir, la velocidad a la que puede crecer la economía usando todos los factores, se ha reducido significativamente.

¿Resolver parcialmente esta crisis política podría contribuir a una mejor gestión pública y a tomar las acciones para elevar el PBI potencial?

Hay un asunto directamente de gestión. A fines de octubre habíamos alcanzado más o menos la mitad del presupuesto para inversión pública ejecutado; nos quedaba prácticamente la otra mitad a solo dos meses de culminar el año. Eso no solo tiene consecuencias sobre la velocidad del crecimiento, sino también sobre el cierre de brechas. Ese es el costo central de no hacer la política pública: que el ciudadano no acceda al servicio al que debería. Por otro lado, estos momentos de incertidumbre se ven traducidos en las expectativas de confianza empresarial, incluso en los índices de confianza de las familias que están en mínimos históricos, y esto se traduce en menos inversión, menos consumo, menos trabajo, y eso significa menos impuestos. El riesgo es anclarnos en niveles de crecimiento sumamente mediocres.

Entrevista Diego Macera
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¿Qué sectores serían los más vulnerables a los factores externos en 2023?

Hemos tenido una reversión en los términos de intercambio, es decir, en el valor de las exportaciones respecto de nuestras importaciones en los últimos meses. Ya no tenemos el cobre a US$4.5 o US$4.6 por libra, que era lo que teníamos antes. Ahora estamos más cerca de US$3.4. Es un precio bueno, pero ya no como a inicios de año. Más que el factor externo, lo que ha determinado el mal desempeño de la producción minera ha sido las paralizaciones motivadas por la conflictividad social. Cuando uno revisa las correcciones que se han hecho al PBI este año, el PBI primario, que está muy vinculado a la actividad minera, ha tenido que ser corregido a la baja por Cuajone y Las Bambas (…). Este empuje que hemos tenido de recuperación económica después de la pandemia no durará para siempre. Necesitamos reformas, confianza e inversión porque el 2023 viene más complicado que el 2022. Entonces, para enfrentar correctamente un año globalmente más difícil, necesitamos más confianza para invertir aquí.

¿Cuáles son las señales o acciones que podrían ocasionar que crezcamos menos de lo previsto en 2023?

Quizá un asunto estructural que más preocupa en los últimos meses ha sido este avance en la Agenda 19 en el campo laboral. Hay diferentes medidas, pero la más reciente, la que más se discute es la (del límite a la) tercerización. Más allá de la minería, el campo laboral es absolutamente transversal a todos los sectores y tiene un impacto medianamente rápido en decisiones de contratación, de cómo voy a gestionar mi personal el próximo mes o año en la medida en que tengo incertidumbre sobre cómo se van a aplicar tal o cual reforma tal o cual decreto supremo. Quizá donde más daño se ha hecho en expectativas es en este campo de regulación laboral y el impacto es sumamente rápido.

En cuanto a la inflación, ¿cuáles son las expectativas para 2023?

Se espera a nivel global que el 2023 sea un año en el que la empiece a caer progresivamente. Ya la gran mayoría de commodities hemos visto que están volviendo a niveles un poco superiores a lo que se tenían en la prepandemia. Todo apunta a que muchos de los problemas inicialmente de oferta que habíamos tenido se empiezan a disipar y por el lado de la demanda, que ha sido otro de los factores estructurales que han determinado la inflación. Eso probablemente también empiece a acceder a partir del próximo año. Entonces, la expectativa es lograr volver al rango meta del Banco Central de Reserva, del 1% al 3% de inflación, hacia finales del próximo año.

Datos

  • Diego Macera es economista formado en la Universidad del Pacífico y cuenta con una maestría en políticas públicas de la Universidad de Chicago. Actualmente es gerente general del Instituto Peruano de Economía (IPE) y miembro del directorio del.
  • “El próximo año debería ser a nivel global más difícil que 2022, que a su vez fue más difícil que 2021, pero aun así el Perú, dada su fortaleza macroeconómica, debería estar en capacidad de crecer más”, sostiene.

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