"Sin una red de carga sólida y accesible, es difícil para los usuarios confiar plenamente en los vehículos eléctricos como una alternativa viable". (Foto: AP)
"Sin una red de carga sólida y accesible, es difícil para los usuarios confiar plenamente en los vehículos eléctricos como una alternativa viable". (Foto: AP)

Por David Caro, gerente de Marketing y Asuntos Corporativos de Toyota del Perú

En los últimos años, la industria automotriz peruana ha presenciado un prometedor aumento en la venta de , marcando un avance importante hacia la transición hacia la movilidad sostenible. A pesar de los avances, persisten desafíos significativos que requieren atención para que la electrificación vehicular sea una realidad palpable y sostenible en el Perú.

Uno de los principales obstáculos que enfrenta la expansión de los vehículos eléctricos en el país es la limitada infraestructura de carga. La escasa disponibilidad de puntos de carga rápida y la predominancia de cargadores de carga lenta contribuyen a esta preocupación. Sin una red de carga sólida y accesible, es difícil para los usuarios confiar plenamente en los vehículos eléctricos como una alternativa viable. Las iniciativas del sector privado para instalar puntos de carga son un paso en la dirección correcta, pero se necesita una colaboración más amplia y estratégica con el sector público para crear una red de carga integral y confiable.

El alto costo inicial de inversión es otro factor que inhibe la adopción masiva de vehículos eléctricos en el país. Aunque los costos han estado disminuyendo gradualmente, todavía existe una brecha significativa en comparación con los vehículos de combustión interna. Además, el desconocimiento general sobre las tecnologías y beneficios de los vehículos eléctricos puede desalentar a los consumidores. Es interesante observar que, mientras Colombia y Ecuador tienen 16 y 8 vehículos electrificados por cada 100 vendidos respectivamente, en el Perú este número es de apenas 2. Aquí es donde los vehículos híbridos eléctricos (HEV) pueden jugar un papel crucial como una tecnología de transición. Estos vehículos ofrecen una introducción más suave a la electrificación y pueden ayudar a familiarizar a los conductores con los aspectos básicos de la movilidad eléctrica.

En este contexto, es alentador ver que desde la Asociación Automotriz del Perú (AAP) se estén planteando propuestas concretas, como la reducción temporal de impuestos, para estimular la adopción de vehículos eléctricos. Estos incentivos fiscales pueden desempeñar un papel importante para nivelar el campo de juego y hacer que los vehículos eléctricos sean más asequibles para un público más amplio.

Un análisis del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) calcula un costo fiscal de S/20,000 millones por incentivos a la electromovilidad hasta 2031, mientras que un estudio técnico elaborado por la consultora EY, para la Asociación Automotriz del Perú (AAP), estima esta cifra en S/2,900 millones. Si bien en cualquier escenario se considera una inversión, es importante recordar que los beneficios de la electromovilidad van más allá de la protección ambiental.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la contaminación del aire es el principal factor de riesgo ambiental para la salud humana. En Lima y Callao, por ejemplo, se estima que la contaminación ambiental genera un costo anual en salud de US$12,800 millones. La electromovilidad puede generar un impacto en materia de prevención e importantes ahorros a largo plazo en salud pública. Además, contribuiría a reducir el impacto ambiental del transporte, lo que beneficiaría a todos los peruanos.

La aprobación de estas medidas traería beneficios significativos no solo para los propietarios de vehículos eléctricos, sino también para el medio ambiente y la economía en general. La reducción de la dependencia de los combustibles fósiles contribuiría a la mitigación del cambio climático y la mejora de la calidad del aire en las ciudades. Además, la expansión de la infraestructura de carga crearía empleos y estimularía el crecimiento de un sector tecnológico emergente.

El Perú tiene un gran potencial para avanzar en la electrificación vehicular, como lo demuestra el crecimiento de las ventas de vehículos electrificados en los últimos años. Sin embargo, para superar los desafíos actuales y lograr una adopción masiva, se necesita una estrategia integral que aborde la infraestructura de carga, el costo de inversión y la educación del público. La colaboración entre los sectores público y privado son elementos clave para transformar la visión de una movilidad eléctrica en una realidad arraigada en la sociedad peruana.

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