La reforma previsional debe considerar más opciones para más peruanos y una mejor gestión  de los fondos.
La reforma previsional debe considerar más opciones para más peruanos y una mejor gestión de los fondos.

Un sistema de pensiones que funciona bien debe cumplir tres objetivos: (i) brindar , (ii) ser de fácil acceso para la mayoría de la población y (iii) ser sostenible en el tiempo. Es decir, que el dinero que recibe un ciudadano no salga del dinero que gana otro, o salga de un Estado que se queda sin fondos.

Para lo primero, en cuanto a pensiones adecuadas, necesitamos muchos aportantes que ganen lo suficiente. Es decir, necesitamos trabajo formal, empresas formales y buenos sueldos. Sin trabajo no hay ahorro; sin ahorro no hay pensiones.

¿Qué ocurre en Perú? La mayoría de los afiliados oscila entre el sector formal e informal a lo largo de su vida laboral, lo que genera que no coticen todo el tiempo, disminuyendo los aportes que generan al sistema, y reduciendo la pensión que podrían obtener dado su salario. Necesitamos que el Estado renueve esta formalidad, que es demasiado rígida, dura, y ahuyenta a todos los contribuyentes.

Lo segundo tiene que ver con la cobertura del sistema. En el año 2018, más del 70% de los peruanos mayores de 60 años no recibió ningún tipo de pensión ni por ONP, AFP o . Nuevamente, la principal explicación está relacionada a la alta informalidad laboral, dado que solo los formales y dependientes están obligados a afiliarse. Pero también es cierto que se necesita más competencia, más productos financieros y, además, más mecanismos para que los peruanos ahorren rápida y libremente.

Por ejemplo, ¿por qué no les abrimos a todos los peruanos al cumplir 18 años una cuenta individual para su pensión de vejez? Con la tecnología esto sería muy sencillo y se podría alimentar esta cuenta con aportes voluntarios, un porcentaje de todas las transacciones formales que realizamos (compras, planillas, renta, entre otros). El Estado podría generar una gran liquidez en estas cuentas y ahorrar para el futuro.

Un sistema sostenible

Finalmente, sobre lo tercero, está claro que el sistema debe ser sostenible. En este punto, es fundamental considerar que las son autosostenibles por definición, ya que se financian con los aportes individuales y, además, tienen una rentabilidad muy buena. Pero esto no ocurre con la ONP, que en neto se financia con impuestos, es decir, con el dinero de otros peruanos.

En la gráfica (arriba) puede ver los cuatro pilares en los cuales se debería sustentar un sistema de pensiones que funciona bien. Este gráfico reúne las propuestas de varios especialistas y centros de investigación que tienen años promoviendo una verdadera reforma del sistema de pensiones. 

Dato

En 2018, el 70% de la población mayor de 65 años no tuvo acceso a una pensión digna.

Los 4 pilares para el sistema de pensiones

(i) Un pilar solidario: que implica una pensión mínima para casos de extrema pobreza, la continuación de Pensión 65. (ii) Un pilar contributivo: conformado por los aportes a cuentas individuales de trabajadores dependientes formales principalmente. Estos ya aportan a una AFP o a la y ambos sistemas pueden mejorar su servicio.

(iii) Un pilar semicontributivo: esta es la novedad. Aquí deberían entrar todos los peruanos a los 18 años y aquellos que van y vienen de la formalidad a la informalidad. Se les abre una cuenta, se les inyecta un capital semilla y, luego de sus transacciones formales, se les otorga un porcentaje para su pensión. (iv) Un pilar voluntario: compuesto por todos los aportes de quienes tienen ya una cuenta obligatoria y quieren aportar más o aumentan su capital por descuentos tributarios a su renta, IGV, y otros impuestos.

Nada personal: el Estado no es un buen inversionista

¿Cuál es el riesgo de una administración pública centralizada? Veamos experiencias de América Latina: (i) monopolio en poder de una entidad pública, sin posibilidad de elección de los afiliados; (ii) la ausencia de incentivos para ofrecer servicios de calidad; (iii) el triple rol del Estado: administrador, regulador y supervisor (peligro); (iv) conflictos de intereses en la gestión de inversiones; (v) poca transparencia en el sistema.