(Foto: Andina)
(Foto: Andina)

Tras la salida del polémico premier Guido Bellido y la , el precio del dólar bajó, pero las expectativas empresariales sobre la economía, la producción y las inversiones siguen en tramo pesimista, debido a que en los últimos dos meses, el Gobierno no ha sido capaz de generar certidumbre en la ciudadanía y menos confianza empresarial.

Por el contrario, las contradicciones entre miembros del gabinete, el copamiento de puestos claves en el Estado y la amenaza constante de una diluyeron las expectativas de inversión y aumentaron el costo de la canasta familiar.

El cambio de ministros no puede ser solo una jugada política para bajar los niveles de confrontación entre el Ejecutivo y el Congreso. Se necesita un gabinete que priorice la , el retorno a clases y las reformas de largo plazo, sobre la base de un análisis técnico y no de la ideología. Si no se sigue este camino, cualquier “cambio” será superficial y poco sostenible, y agravará el deterioro económico e institucional que el Perú padece hace poco más de cinco años.

Así lo confirman los principales rankings de libertad económica y competitividad en el mundo, como el Índice Global de Competitividad del Foro Económico Mundial, que mide la capacidad que tiene un país de generar oportunidades de desarrollo a sus ciudadanos. En este caímos 17 puestos entre 2011 y 2019 con la antigua metodología (de 61 a 86), y cinco (de 60 a 65) con la nueva.

En el índice de Libertad Económica de la Fundación Heritage bajamos en el gobierno de Humala (2011-2016) ocho puestos (de 41 a 49); con PPK recuperamos siete escalones en 2017 (de 49 a 43), pero volvimos a retroceder esos mismos siete puestos entre 2018 y 2021 (de 43 a 50), durante los gobiernos de Vizcarra y Sagasti, por dos razones: mayor corrupción y pérdida de la independencia judicial.

En el ranking de facilidad para hacer negocios del Banco Mundial, Perú tiene desde 2012 una tendencia negativa en todos los índices sobre buen clima de negocios y competencia.

Nuestro país tiene enormes demandas respecto a la eficiencia del , simplificación del sistema tributario, dinamismo empresarial e institucionalidad y, por lo visto hasta ahora con el actual gobierno, este puede ser otro quinquenio perdido.

Sin transparencia ni confianza, no hay institucionalidad

El deterioro del pilar institucional explica en gran parte el retroceso de Perú en el Índice Global de Competitividad, del Foro Económico Mundial, que evalúa 141 países. Este pilar mide la incidencia de la corrupción en el sector público.

Perú es uno de los peores países en términos de costos causados por el crimen organizado (134), la confianza en la Policía (131), la independencia judicial (122), la carga regulatoria (128), la protección de propiedad intelectual (124) y la eficiencia del sistema legal para resolver disputas (134). Así, tenemos que solo en tres de los 26 subindicadores estamos en el tercio superior, mientras que en 12 nos ubicamos por encima del puesto 100.

Estos resultados reflejan que nuestras instituciones no ofrecen la confianza para brindar un mínimo de seguridad física y jurídica al ciudadano ni a las empresas. Estos problemas son una traba para el desarrollo.

Los emprendedores casi siempre se llevan la peor parte.

Cada vez se hace más difícil, burocrático y costoso abrir un negocio en nuestro país. Según análisis del ranking Doing Business, que elabora el Banco Mundial, los pilares en los que Perú obtiene los peores resultados son en la apertura de nuevas empresas y dificultad para el pago de impuestos. Nos encontramos casi 20 puestos por debajo de Chile y nueve de Colombia.

Estos resultados reflejan que nuestro sistema actual condena a los emprendedores a no crecer o los arroja a la informalidad, y obliga a los contribuyentes formales a cargar con todo el peso del gasto estatal.