"Declarado el Estado de Emergencia a mediados de marzo, las tareas de repatriación se convirtieron en una de las prioridades del gobierno". (Foto: juicyrai/Flickr)
"Declarado el Estado de Emergencia a mediados de marzo, las tareas de repatriación se convirtieron en una de las prioridades del gobierno". (Foto: juicyrai/Flickr)

Los funcionarios públicos se enfrentan al mayor desafío al que nuestro país ha hecho frente en el siglo XXI. Para muchos, esta crisis representa una suerte de bautizo; se insertan en el servicio en un momento en el que el aparato estatal lidia con amenazas en todos los sectores, pidiéndoles lo mejor de ellos a sabiendas de que han sido arrojados en una vorágine de confusión.

Las dificultades con las que se ha encontrado el gobierno, a cada paso que ha dado en este panorama incierto, revela la importancia de la calidad del capital humano disponible para ejecutar programas o planes de acción en tiempos urgentes.

Contar con una hucha profunda de recursos no se traduce automáticamente en políticas públicas acertadas, ejecuciones exitosas de planes de acción o a una buena proyección institucional. Al final del día, dependemos de la creatividad y conocimiento de un grupo de hombres y mujeres capaces de urdir, bajo presión y contra el tiempo, soluciones ingeniosas y atrevidas capaces de mitigar los daños de una crisis.

Talento y capacidad sobran en el Perú y prueba de ello son los funcionarios y trabajadores públicos que han demostrado estar a la altura de esta adversidad. Un claro ejemplo ha sido la labor que la fuerza especial encargada de las repatriaciones, conformada por funcionarios del Minsa, Indeci, FF.AA. y el Ministerio de Relaciones Exteriores, ha realizado para traer de vuelta a los peruanos en el extranjero.

Declarado el estado de emergencia a mediados de marzo, las tareas de repatriación se convirtieron en una de las prioridades del gobierno. Desde el Grupo 8 se coordinaron todas las labores y planes logísticos y, entre el 22 de marzo y el 16 de abril, se pudo traer de regreso al Perú a cerca de 9,000 compatriotas y expatriar a 26,000 extranjeros a su país de origen.

Todo esto significó uno de los despliegues logísticos más importantes de los últimos años, siendo Indeci un actor fundamental al aportar carpas, transporte, mobiliario y recursos para recibir y resguardar la salud de los repatriados.

Siempre habrá espacio de mejora, naturalmente. Por ejemplo, de haber obtenido a tiempo el Mincetur los fondos necesarios para pagar los hospedajes, se hubiera repatriado de forma gratuita a miles de peruanos, pues estos hubieran abordado los aviones que los gobiernos extranjeros enviaban a nuestro país para recoger a sus connacionales.

La pregunta que nos tenemos que hacer cuando todo esto termine es cómo institucionalizamos ese talento de forma que sea eficiente, eficaz y creativo. Más que nunca se hace imperativo contar con un alto funcionariado público adiestrado en la administración del Estado y conocedor de sus entrañas.

Podemos tomar algunas pautas de las reformas al servicio civil que llevo a cabo Francia para repotenciar Servir. Al terminar la SGM, Charles de Gaulle fundó la Escuela Nacional de Administración que se convirtió en una de las vías de acceso principales al sector público francés y en una institución de reconocimiento mundial. Los que logren acceder a la ENA son tratados como funcionarios públicos y reciben un sueldo durante el transcurso de sus estudios.

Sus calificaciones finales determinan los puestos o ministerios a los que puedan acceder, garantizando de esa forma el principio de la meritocracia. De la ENA han salido diplomáticos, políticos y funcionarios de renombre. Las academias o escuelas profesionales de servicio civil, como la ENA, ofrecen la oportunidad a aquellos que quieren forjar una carrera profesional en el Estado.

En el Perú contamos con academias o escuelas de acceso a ciertas instituciones públicas, y son justamente en ellas donde el profesionalismo resalta. Los cursos de extensión universitaria del BCRP o de la SBS son un ejemplo, también la Academia Diplomática del Perú y aunque no estrictamente civil, las escuelas del Ejercito.

La capacidad de visión de nuestros políticos y autoridades va tan lejos como lo permiten los engranajes del Estado y sus funcionarios. Es por eso por lo que debemos dotarles de las mejores herramientas y conocimientos para que sorteen cualquier embate que nos depare el futuro.