“No se puede optar por la salud y la economía a la vez” era la narrativa del gobierno de Vizcarra, pero hoy la evidencia muestra que esa era una falsa oposición”. (Foto: El Comercio)
“No se puede optar por la salud y la economía a la vez” era la narrativa del gobierno de Vizcarra, pero hoy la evidencia muestra que esa era una falsa oposición”. (Foto: El Comercio)

A estas alturas, para nadie es un secreto que Perú fue uno de los peores países en la lucha contra el en el mundo. Un reciente ranking publicado por el medio alemán Der Spiegel ubica a Perú en el último puesto de 154 países evaluados.

La historia empezó mal. Al inicio de la pandemia, parecía que se trataba de elegir entre salud o economía. Esa fue la narrativa del gobierno del vacado para justificar sus medidas, las cuales provocaron un desastre sanitario y económico, con casi 200 mil fallecidos y 2.3 millones de empleos destruidos que aún no se recuperan. En 2020, más de 3 millones de peruanos cayeron en situación de pobreza y más de 700 mil en pobreza extrema.

Así, un estudio de mostró que la dicotomía salud-economía fue una falsa oposición y que con otras políticas pudimos haber tenido mejores resultados en ambos temas.

Según el informe, aunque Perú arrastra hace décadas enormes problemas estructurales, con un sistema de salud precario, informalidad en más de 70% de la fuerza laboral y una alta densidad poblacional, estas variables solo significaron el 60% del impacto que tuvo el virus en nuestro país. El otro 40% del impacto se debió directamente a las medidas implementadas. Por ejemplo, mientras en la primera ola, el PBI cayó 18%, en la segunda se redujo en menos de 2% (respecto a periodos similares de 2019). Estas diferencias son reflejo del cambio en las políticas, como la de dejar a un lado el cierre total de la economía para pasar a la distinción de restricciones entre regiones.

Para los autores del informe, las medidas sanitarias que funcionaron en los demás países de la región fueron la aplicación masiva de pruebas PCR, el uso de mascarillas y la . Estas disposiciones permitieron reducir entre 1 y 2 puntos porcentuales el crecimiento del número de fallecidos por mes (ver tabla). El apoyo económico (bonos y créditos) y tributario (prórrogas y reducción de impuestos) a personas y empresas, así como las medidas orientadas a evitar aglomeraciones, que pasan por ampliar horarios y espacios al aire libre, también figuran entre las de mayor impacto positivo. Por el contrario, la prohibición de viajes interprovinciales y el cierre de centros de trabajo no tuvieron el efecto deseado para contener el avance del virus. O sea, el detalle está en calibrar por sector y por segmento las medidas. Dato clave para tomar decisiones ante una eventual tercera ola.

Impacto económico de las medidas sanitarias

En Perú, las cuarentenas totales y la prohibición del uso de autos particulares los domingos no tuvieron un efecto positivo para contener el avance del virus y, en cambio, afectaron gravemente la economía. El desde temprano tampoco fue decisivo para frenar los contagios, pero sí tuvo un impacto devastador en la actividad económica (su aplicación redujo en 15 puntos porcentuales el crecimiento económico en el mes).

La evidencia es clara: con una mayor aplicación de pruebas y vacunas, seguimiento a casos COVID-19 y una inteligente focalización de las restricciones por región y actividad económica, se puede evitar más fallecidos por y brindar mejoras importantes en empleo e ingresos de los peruanos. No olvidemos que los hogares más pobres fueron los más perjudicados en términos económicos por la y, además, tuvieron que gastar en salud 4.5 veces más que las familias no afectadas por el virus.

El Estado con el peor manejo de la crisis en el mundo

Perú ocupa el último puesto de 154 países en el mundo en un ranking de manejo de la pandemia, según la revista alemana Der Spiegel. Este estudio tomó en cuenta cuatro criterios: el exceso de , las restricciones a la libertad impuestas por los gobiernos, las campañas de vacunación y la evolución del PBI de las economías. Nos fue peor que a países como el Congo, Somalia o Etiopía. Vecinos como Uruguay, Chile o Brasil tuvieron mejores resultados. Finlandia figura como el país que mejor combatió el COVID-19 en todo el planeta.