El primero en mención, de oro y cobre, pertenece a la empresa Newmont Yanacocha y su inversión superaría los US$4,800 millones. El trabajo se suspendió en 2011, cuando un grupo de cajamarquinos se movilizó en contra de la obra por presuntamente afectar lagunas cercanas, cuyas aguas, según se acreditaría después, no eran aptas para el consumo humano. La paralización se produjo pese a que se contaba ya con un Estudio de Impacto Ambiental (EIA).