Por Micaela Paez, Jefa de Negocio en Astara Perú
La electrificación es una realidad en la mayoría de los países de Latinoamérica. En Perú no avanzamos con la misma velocidad. En 2023 se matricularon 4,484 vehículos electrificados, lo que representó el 2.4% del total del mercado. En paralelo, en Colombia, el 17% de las ventas fue de vehículos electrificados; en Ecuador, el 9%; y en Costa Rica, el 8%. Estos tres países tienen en común un aspecto que los diferencia de Perú: incentivos estatales en la compra y el uso de estos vehículos. Por ejemplo, en Colombia, la importación no paga arancel, y el vehículo está sujeto a un IVA de solo 5%. En cuanto al uso, se ofrece un descuento en el SOAT, exención del impuesto de rodamiento, descuento en el impuesto vehicular y se exime de la regla “Pico y placa”.
En Perú, desde hace varios años se ha propuesto un conjunto de políticas tanto para vehículos comerciales como no comerciales; sin embargo, todavía no son priorizadas en la toma de decisiones. Por lo pronto, sí hay novedades para los vehículos de transporte público. Tras el último viaje a China, el Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones mencionó que presentará un proyecto de ley para incentivar la transición hacia buses y taxis eléctricos mediante un financiamiento.
Pero, ¿cuáles son los beneficios de usar un vehículo eléctrico? El principal aspecto positivo es que no emite CO2 durante el uso, siendo 100% carbono neutro al rodar. Por otro lado, prácticamente no genera ruido, eliminando así la contaminación sonora. Y, adicional, tiene menores costos operativos (precio de la carga eléctrica y menor mantenimiento) que un vehículo tradicional a combustible fósil. Entonces, ¿qué es lo que aún nos limita en la electrificación?
En principio, el costo de adquisición. Mientras un vehículo tenga mayor componente eléctrico, tiende a ser más caro. Y, aunque en el largo plazo sea más eficiente, el precio de venta es crucial para un desarrollo masificado en el mercado. A ello se suma la infraestructura de carga. En Lima existen 18 puntos de carga y 31 en provincia (entre diferentes tipos de conectores, la mayoría de potencia baja y algunos de uso restringido o inoperativo), no permitiendo así aún un desplazamiento libre si se quiere viajar entre ciudades.
Es en ambos factores donde el Estado puede intervenir e impulsar la electrificación; no obstante, iniciativas privadas también pueden sumar y apostar por una movilidad más limpia. Por ejemplo, en Astara Perú, compañía líder de movilidad integral, ya vamos renovando el 20% de nuestra flota company car hacia eléctricos (cifra que irá aumentando), y hemos instalado dos cargadores semirrápidos en nuestras oficinas principales, y dos más en nuestro concesionario Astara Retail Surquillo para uso de nuestros clientes. Como compañía global tenemos una meta importante y ambiciosa, y es que estamos comprometidos a alcanzar la neutralidad de carbono en nuestras operaciones para 2027.
Creemos que la transformación en la movilidad no es una opción, sino una necesidad para una sociedad más sostenible.