Su importante oposición a las corrientes absolutistas, monárquicas y dictatoriales, representadas según él por Simón Bolívar, le generó enemigos, pues amenazaban los fundamentos de la república. Su labor se centró en defender el balance de poderes como base fundamental de cualquier república en formación. Además, pasó por un autoexilio (1823-1825) y dos destierros a Chile (1826-1827 y 1829-1831), generando el respeto de sus contemporáneos.