El alcohol adulterado y falsificado representa el 56% del mercado ilegal de licores, una categoría que en 2017 generó que el Estado perdiera US$56 millones por evasión tributaria y perjudicó el consumo legal en US$465 millones.

Pilar Castro, consultora de , explica que un factor que estimula la venta de estos productos es la brecha de precios entre el alcohol legal e ilegal, que genera que el último sea 25% más barato.

En ese contexto, Castro considera que cerrar la brecha será más difícil debido al alto porcentaje del Impuesto Selectivo al Consumo. Su incremento desde mayo podría contribuir a ampliar la diferencia, la cual se logró reducir desde 2012, cuando era de 38%.

“Hay que evaluar los impuestos para que su impacto no amplíe la brecha”, comenta.

Otro problema ligado al alcohol ilegal está en las zonas rurales, donde abundan licores caseros. Estos representan el 26% del mercado ilegal.
Castro precisa que estas bebidas son poco sancionadas, pues se les ve como parte del folclor. “Evaden US$3 millones al Estado”, aclara.

No obstante, entre 2014 y 2017 hubo una mejora: la demanda bajó 26.4%. “El consumidor se percató de que son poco saludables”, resalta.