MAL RECUERDO. La leche Enci y el favoritismo en las contrataciones de las empresas estatales son dos malos recuerdos de los años 80. (ARCHIVO HISTÓRICO GEC)
MAL RECUERDO. La leche Enci y el favoritismo en las contrataciones de las empresas estatales son dos malos recuerdos de los años 80. (ARCHIVO HISTÓRICO GEC)

La propuesta de tener un Estado empresario está sobre la mesa en esta segunda vuelta electoral. Esto se ve en el plan de gobierno de , partido que tiene como candidato a . Y es en este documento donde se lee la iniciativa de tener un Estado nacionalizador, a pesar de que esto ya se concretó durante el primer gobierno de en los años 80, con desastrosos resultados de gestión, millonarias pérdidas de recursos para los peruanos y con ejemplos como los casos de la leche Enci, Mutual Perú, Aeroperú y Electroperú, por solo citar algunos casos. ¿Cómo terminaron estas compañías públicas y qué experiencia les dejaron a los peruanos?

Tal como se precisa en la entrega número 23 de la Colección del Bicentenario: 200 Años de Economía en el Perú de Perú21, muchas de las medidas de García requerían una cantidad de recursos que el país no tenía a nivel fiscal. Ello, sumado a la hiperinflación y las diversas medidas de intervencionismo, y la pobre gerencia de estas empresas, terminó desencadenando escasez de productos y servicios para la población y, años más tarde, su misma desaparición.

Uno de los principales casos fue la liquidada Empresa Nacional Comercializadora de Insumos (ENCI), compañía creada por el Estado durante el gobierno de Juan Velasco Alvarado y que compitió de forma desleal con su marca de leche evaporada (del mismo nombre) contra otras mucho más reconocidas como Gloria, Ideal o Carnation. Estas últimas se vieron forzadas a limitar su producción o salir del mercado, y con ello de las mesas de los hogares peruanos debido a las políticas de control impuestas del mandato aprista.

Parte de la mala gestión de estas empresas públicas era el déficit generado en ganancias porque, debido al control de precios, no podían subir el valor de sus productos y servicios pese al aumento de los costos de producción. Esto implicaba que el mismo Estado, a través del Banco Central de Reserva, financiara el déficit con la emisión de dinero, decisión con la que recrudeció la crisis.

En este primer gobierno de García, quien entonces creía equivocadamente que con la estatización de la actividad crediticia, financiera y de seguros se democratizaba la economía, resaltaron otras empresas públicas como la entidad financiera Mutual Perú y la aerolínea Aeroperú.

Ambas compañías cesaron operaciones tras quebrar y actualmente están desaparecidas. Mutual Perú fue liquidada tras un escandaloso caso de corrupción y mientras que Aeroperú fue privatizada sin éxito.

MALA GESTIÓN Y FAVORITISMOS

Para el economista Diego Macera, la mala gestión de estas empresas públicas fue directamente influenciada por la contratación de personal no calificado, con lo cual reinaba la ineficiencia y falta de productividad.

“Durante ese periodo, muchas de estas empresas estatales estuvieron sujetas a lo que se conoció como el ‘Carnetazo’: las personas que entraban a trabajar eran allegadas a otras personas del Apra. Recibían un sueldo sin necesidad de ser productivos. Como suele pasar en la mayoría de empresas públicas, estas no tienen que ser necesariamente sostenibles”, precisa.

Asimismo, Macera, quien es gerente general del Instituto Peruano de Economía (IPE), resalta que se intentó maquillar la mala administración y poca eficiencia de estas compañías del sector público con trasferencias del tesoro público para enfrentar el evidente déficit de sostenibilidad.

“Esa decisión fue uno de los principales motivos de la hiperinflación de la época. Todo estaba de alguna manera amarrado. El Estado crea este tipo de empresas y estas no son sostenibles. Para lidiar con ello y seguir cubriendo los déficits se recurrió a un impulso de emisión inorgánica del Banco Central”, sostiene.

De esta forma, al contar con el dinero de los contribuyentes, los responsables de estas empresas públicas se dieron el “lujo” de ser malos administradores, poco eficientes y tener malos productos o servicios.

“Todo esto es consecuencia del mismo sistema que tuvo una mala concepción de la sustitución de importaciones vía industrialización interna. La experiencia demostró que esa no era la forma de hacerla. Este tipo de políticas, que parecen atajos, terminan generando más inequidad e ineficiencia”, agrega.

Por otra parte, en medio de la incertidumbre que vive el país, el gerente del IPE aclara que no es necesario trasladar la realidad peruana a países como Bolivia o Venezuela para imaginar un eventual retorno de las políticas intervencionistas y populistas. “Basta con dar una mirada atrás y recordar el Perú de los años 80”, advierte.

TENGA EN CUENTA:

-La ineficiencia de las empresas públicas derivó en la inevitable privatización en los 90. Así sucedió con Entel Perú, compañía de telecomunicaciones con la que la instalación de un teléfono podía tardar meses. En los 90 debió ser privatizada y ahora es Telefónica del Perú.

-En el sector eléctrico, el servicio estaba en manos de Electro Perú, que presentaba un notable déficit de oferta, algo que se combinaba con un antiguo sistema eléctrico nacional que no era interconectado. Hoy aún existe pero como empresa estatal de derecho privado.