Soraya Taravay es la delantera de Killas FC. (Foto: Karla M. Solis / @karliclic).
Soraya Taravay es la delantera de Killas FC. (Foto: Karla M. Solis / @karliclic).

Dice que el es la vida. Un partido de larga duración. Pero, a los 11 años, perder en un accidente de carretera a sus padres fue como recibir un gol en el primer tiempo, aunque ella aclara que fue como empezar con un gol en contra.

Soraya Taravay tiene 55 años, es la delantera de y fue la futbolista de mayor edad en la Liga Femenina que por primera vez llegó a la televisión vía Movistar. Pero también juega en otras canchas. Es especialista en seguridad y salud laboral, cuida ancianos y realiza terapias cognitivas para adultos mayores con principios de Alzheimer.

Si el fútbol es la vida, ¿en qué tiempo de la vida está? Responde que en el segundo tiempo. “Ya estás más tranquila, ya sabes lo que tienes que hacer”, me dice la también en retiro. Su voz es áspera, frontal, enérgica, resuelta. Pero su mirada conserva el brillo de la niña que empezó a patear la pelota sin importar ser la única. Y siempre tiene puesta la sonrisa de la experiencia.

Que siga rodando la pelota.

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-¿Qué tal lo vivido en la reciente Liga Femenina?

Bastante gratificante para todo lo que uno se esfuerza en lograr entrenar, en lograr haber entrado en esta liga, y ahora que es televisada le ha dado mucho realce. A nivel personal, me quedo muy contenta porque pude jugar, pude estar ahí. Y, a nivel de equipo, nos hemos hecho notar. En el fútbol once no sabían de Killas porque es primera vez, siempre hemos estado en fútbol siete, pero el balance del equipo es muy bueno, hemos peleado con los grandes y no nos ha ido mal; es notorio cómo empezamos y cómo hemos terminado el torneo, se nota el avance.

-En diciembre cumple 56 años. Es casi improbable ver futbolistas en ligas profesionales con más de 50 años de edad. ¿Cómo se siente, acaso ya piensa en el retiro?

La edad no es la carne, sino el espíritu. Y a mí me encantaría seguir jugando. Pero también hay que ser un poco consecuente con lo que uno pregona: hay que darle paso a quien viene. Nosotros somos un club nuevo y tenemos muchas cosas por hacer. Quienes queremos al club estaremos ahí siempre. Trataré de mantener mi físico y seguir jugando.

-¿Eso quiere decir que seguirá en la Liga?

De pronto no me verán en las canchas de fútbol once, pero sí en las de siete.

-Cuesta dejar el fútbol once.

Sí, pero ya tenemos que dar otro paso. Yo quisiera llegar a ser director técnico de Killas, por ejemplo.

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-Usted jugaba al fútbol desde niña, en la década del 70. ¿Cómo fue su encuentro con este deporte?

En la década del 70 era otra sociedad. Antes, obligado la mujer tenía que jugar vóley. Fútbol era ir contra la corriente y de subida (ríe). Yo era bien inquieta de pequeña y a un hermano no le gustaba que yo jugara fútbol, le gustaba que juegue con muñecas. Y al otro hermano sí le gustaba que yo juegue fútbol. En mi barrio había muchos niños y muy pocas niñas. Y a mí nadie me enseñó, jugué nomás, y lo hacía en la calle que era empedrada. También jugaba en los entretiempos de los partidos de fútbol donde jugaba mi hermano; yo me metía, era la única niña. Esos partidos los organizaba la Policía para rescatar a los chicos de pensar en malas cosas; entonces, un policía me vio jugar y me dice si quiero jugar. Le dije que sí. Le pidió permiso a mi mamá para que jugara en su equipo, en La Furia de Cocharcas, donde todos eran hombres.

-El policía tuvo visión, se adelantó unos 50 años.

Era la única niña que jugaba. La gente decía: “Vamos a ver a la que juega en Cocharcas”. Yo era la engreída, todos eran pases gol para mí. Jugaba de delantera. Era fenomenal, tenía 10 años. Los niños nunca me hicieron discriminación, salvo los que me llevaba y se quedaban picones (ríe). Destaqué en ese torneo, pero dejé de jugar un tiempo.

-¿En qué momento el fútbol se vuelve una constante?

Era un sueño lejano. Pero siempre traté de hacer deporte; así llegué a una canchita y vi que había unas chicas jugando. Pero eso ya fue en el 2000. Antes de eso solo jugaba en pichanguitas. Hasta que me encontré con las chicas de Killas, que recién iniciaban y me invitaron a jugar. Así sacamos el equipo y nos fuimos a jugar por todos los conos; a veces teníamos dos, tres torneos en un día.

-¿Y por qué eligió ser policía?

Porque pensé que podía ayudar a rescatar a la sociedad. Fui muy idealista. Ingresé a la Policía en el 83. Mi sueño era estudiar Medicina, pero la Policía siempre me gustó. Estuve unos años, me casé y solicité mi baja.

-¿Por qué se retiró?

Yo era muy operativa y las cosas ya estaban bastante feas con el terrorismo. La presión de la casa porque salía todas las noches; y, bueno, por eso solicité mi baja, y cosas internas que uno ve.

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-¿Cómo la marcó quedarse huérfana a los 11 años?

Es una de las cosas más difíciles. Fue de golpe, de un momento a otro. Si no hubiera tenido de mi lado la fe, habría fracasado. En lo material no tengo mucho, pero en otras cuestiones estoy muy bien, tengo gente que me quiere, me siento tranquila.

-Usted se muestra como una persona fuerte, decidida, que finalmente ha hecho lo que ha querido en la vida y casi siempre ha ido a contracorriente.

(Risas). Bueno, uno va caminando por la vida y lo que se viene hay que enfrentarlo. Para eso estamos, para dar pelea, uno no se puede achicopalar.

-Capaz perder a sus padres a temprana edad le ha dado esa fortaleza para salir adelante sin importar lo que hay al frente.

Creo que eso ha sido. Pero no había escapatoria. Tener 11, 12 años y mandarte tú sola.

-Usted dice que el fútbol es la vida. Y creo que está ganando por goleada, Soraya.

Sí, sí. Definitivamente. Es más, ya gané ya. Todo lo que viene son aplausos (risas).

Convocatoria de Killas FC.
Convocatoria de Killas FC.

AUTOFICHA:

- “Soy Beatriz Soraya Taravay Rivera. Tengo 55 años. Nací en Huacho. Soy hincha de la ‘U’ en varones y en mujeres de Killas FC. Acabé el colegio y de frente postulé para ser policía, la agarré en el puesto nueve. Llegué a ser sargento segundo; en ese tiempo era la Guardia Civil”.

- “Yo trabajaba en unidades operativas y hemos tenido bastantes operaciones fuertes, de bala, enfrentamientos cuerpo a cuerpo. Cuando dejé la Policía, hacía comercio, vivía en el norte, viajaba, era seguridad personal. No tengo niños, pero me casé y debo divorciarme”.

- “No tuve hijos porque la situación era difícil, eran tiempos del terrorismo. La soledad acompaña si la sabes llevar bien. Empezaré a estudiar un poco cuestiones afines al fútbol. Empezaré un curso de entrenadores. Definitivamente, pienso dedicarme a alguna cuestión del fútbol”.

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