La Selección Peruana sigue dando muestras de que puede ser y dar muchísimo más: chispeó en el empate a uno ante Colombia y lo refrendó en la victoria del viernes ante Uruguay, pero ¿qué sigue ahora? Ganarle a Brasil en su casa y hacer historia.
Y es que, si algo quedó demostrado en los casi ocho años con Ricardo Gareca es que al futbolista nacional —principalmente— le hace falta creer que puede más, convencerse de que es igual y no bajar la cabeza ante ningún rival. La actitud es lo principal.
De eso convenció el ‘Tigre’ a sus nuevos dirigidos, los chilenos, en su último duelo ante los canarinhos, en el que se pusieron delante en el marcador muy rápido y pudieron haber sacado el resultado, pero —mentalmente— no estaban preparados.
Pero Perú sí. De los actuales convocados, casi 20 de ellos formaron parte del mejor momento bicolor de los últimos años y, ante la Tricolor y la Celeste, se dieron cuenta de que el buen temple que los caracterizó no venía del seleccionador argentino, sino de ellos mismos.
El argentino los convenció, pero ellos podrían haberlo aplicado con el peruano y con el uruguayo. Hoy, está claro y no hay marcha atrás. La Blanquirroja tiene que salir a ganar y ganar, pero ¡cuidado!, que eso no significa que deban ignorar que pasan los años y que no hay recambio.
No. El ‘equipo de todos’ tiene que ser inteligente para proponer, para aguantar y para atacar o contraatacar. Todo depende del rival. Y aquí está la segunda clave: estudiar. Jorge Fossati tiene que dejar de “inventar” en partidos oficiales y potenciar a cada uno en su mejor lugar.
Basta de Castillo de ancla, Sonne de mixto y Callens por banda, cuando, intercambiando posiciones, cada uno podría pararse donde ofrece mejores condiciones. Basta de ubicar nombres al azar y comencemos a estudiar: ¿cómo juega Brasil? ¿Le podemos ganar? ¡Le podemos ganar!
Al margen del ya viejo —y simplista— comentario de que la verdeamarela ya no tiene a toda su constelación de estrellas que daba miedo enfrentar, lo mismo ocurre con el resto de selecciones a nivel mundial, todos con apenas uno o dos con un “meganivel” individual.
Si ese —el de la ausencia de megacracks— es el argumento “para ganar”, a Perú le va a ir mal y, tal vez, muy mal. Entonces, la solución es ir más allá y entender que la tendencia global es la de formar planteles conocidos, dinámicos y competitivos, algo que Brasil tampoco ha conseguido.
Y lo reconoció su propio entrenador, Dorival Jr., luego de su último partido: “En dos años conseguiremos afianzar el equipo”. ¡Y bingo! Brasil está no-habido, salió del chat. En los últimos 20 encuentros, la canarinha usó más jugadores (64) que camino a Rusia y Catar (63 en total).
¡Ahí está! Ahora sí Brasil está en su peor momento, en el que ya no gana todo el tiempo, pierde mucho, vive en cortocircuito y ya no destila el tan placentero y entrañable jogo bonito. Ahora, el otrora gigante sudamericano y mundial se conforma con algunos arrebatos de algún debutante, o de Savinho y Rodrygo.
¡Atento, Fossati! Aquí está la última clave: a los de amarillo hoy les cuesta mucho ganar por ellos mismos y su fútbol, por varios momentos, se reduce a saques largos o del portero, o de los centrales, y que alguien de arriba invente algo y la gane saltándose todo el mediocampo (¿alguien recuerda a sus volantes?) y sin encadenar pases.
Por ello, será vital que Perú se concentre en las bandas laterales, para bloquear a los extremos brasileños y pueble el medio con jugadores que sepan sostenerlo. Mi alineación: Pedro Gallese en el arco; Miguel Araujo, Carlos Zambrano y Luis Abram en defensa; Luis Advíncula y Oliver Sonne por las bandas; Wilder Cartagena, Archimbaud y Peña en el centro; y Alex Valera con el ‘Tunche’ Rivera en la delantera.
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