2 de marzo de 2015. Ricardo Gareca era presentado a más de 30 millones de almas como el nuevo entrenador de la selección peruana. A pesar del escepticismo, el 'Tigre' tenía la misión de armar un equipo que afronte la Copa América de Chile 2015 y las Eliminatorias rumbo a Rusia 2018.
Ahora, por lo menos hasta el 5 de octubre, hemos cambiado las 'eliminatorias' por 'clasificatorias'. La ilusión se aproxima en cada uno de los hinchas y una sonrisa se dibuja en los rostros de los peruanos a la hora de hablar sobre su selección.
¿Pero en qué momento dejamos el penúltimo puesto de la tabla para ocupar el cuarto lugar de Sudamérica? Los meses iban pasando y Perú escalaba en el ranking mundial de la FIFA hasta alcanzar el histórico décimocuarto lugar.
La novela de la selección peruana con Gareca en las Eliminatorias no fue color de rosa todo el tiempo. De los primeros seis encuentros disputados, la blanquirroja solo obtuvo cuatro puntos. Un proceso clasificatorio es completamente distinto a una copa continental —logramos el tercer lugar en la Copa América 2015— y los resultados no se le daban al 'Tigre'.
Y de repente todo cambió. Retornamos a Lima y superamos 2-1 a Ecuador. Pizarro no figuró en aquella convocatoria, tampoco Farfán.
Una revolución iniciaba. Ricardo Gareca apostó por jugadores jóvenes, que no tenían hambre de gloria propia sino entrega por su camiseta. Nombres como Anderson Santamaría, Nilson Loyola o Pedro Aquino intrigaban a los hinchas, pero sus apariciones sorprendieron a más de uno.
6 de octubre del 2016. Perú defendía su localía en el Nacional. Con 10 puntos en la tabla, la selección ilusionó con un empate ante Argentina, Chile era el próximo rival a batir.
Pero el duelo del Pacífico ha sido ajeno en reiteradas ocasiones, y Perú sucumbía por la mínima diferencia. A pesar de las críticas, Gareca moría en su ley. Se dio el 'lujo' de dejar fuera a los 'Cuatro fantásticos' y solo conservó a nuestro gladiador y '9' por excelencia. Paolo Guerrero se convertiría en el bastión peruano y el terror de los defensas rivales.
El desempeño individual de los jugadores en sus respectivas ligas colaboró a este crecimiento futbolístico. Ruidíaz destacando en México, la revelación de Miguel Trauco, Cueva a Brasil y la reinvención de Yotún como mediocampista de contención despertaron el grito sagrado dormido entre los peruanos.
Una goleada categórica ante Paraguay en Asunción, un 4-1 que dejó afónico hasta el más agnóstico. Una derrota contra Brasil, un empate contra Venezuela fueron el precedente de la memorable victoria 2-1 ante Uruguay. Impensado para muchos, pero era una realidad.
Las esperanzas de clasificar volvieron a los diarios con los 3 puntos devueltos a la bicolor. Los especialistas comentaban las victorias y en las radios y televisores nuevamente se escuchaban los comerciales de aliento a la blanquirroja. Ricardo Gareca no se dejó llevar por la publicidad, conservó la calma ante los resultados y nunca dio por adelantada una victoria.
La última fecha doble quedará para el recuerdo. Aquel que no lloró con la conquista del Atahualpa no ha sabido reconocer la evolución de 11 jugadores que se convirtieron en un equipo. Perú rompió las estadísticas y ahora el cuarto lugar es una realidad.
Las matemáticas rondan en la mente de todo hincha. "Si Perú le gana a Argentina y pierde con Colombia... o tal vez un empate de visita y en el Nacional aseguramos...", pero Gareca no asegura nada. El 'Tigre' solo nos ofrece poner en el campo de juego a 11 guerreros, esos mismos 11 que han hecho creer a más de 30 millones de almas que aún se puede y que en las calles volveremos a cantar "Perú campeón".