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José Neyra, coach deportivo: “Christian Cueva es un ejemplo de que siempre nos podemos levantar”

José Neyra, coach deportivo: " Christian Cueva es un ejemplo de que siempre nos podemos levantar”

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Fecha Actualización
José Neyra se preparaba para un día normal de entrenamiento en su centro de alto rendimiento cuando recibió una llamada inesperada. Era el representante de Christian Cueva, la figura de la selección peruana. “Cristian te llamará en quince minutos”, le dijo. Pasaron dos horas y no hubo mayores noticias. Cuando ya le contaba a su hijo Aldair que seguramente alguien le había jugado una broma, el celular sonó.
-Mucho gusto, soy Christian Cueva
Casi un año y medio después de aquella conversación, José reconoce que esa llamada cambió su destino. Christian lo buscaba para pedirle que sea su preparador físico personal, necesitaba urgentemente ponerse en forma y recuperar su confianza ya que acababa de separarse de su club en Turquía. El profesor José, que hasta hace unas semanas solo publicaba su trabajo con didácticos videos en Facebook, aceptó. Algo dentro suyo le decía que aquel encuentro no solo sería una nueva oportunidad para el jugador. Lo sería también para él.
Y lo fue. Ahora José debe ser una de las personas más queridas en el país. Cueva es la estrella de su nuevo club en Arabia Saudí y con la selección está a punto de llevarnos a una clasificación al Mundial. El culpable de este renacer ha sido este chimbotano de mentalidad irrompible y sonrisa amplia.


-Lo llaman profesor, coach deportivo, motivador, gurú. ¿Cómo se define profesor José?
Coach, que engloba todo. Yo trabajé durante todos estos años como un entrenador con muchas carencias, pero con las experiencias de vida que me encontré empecé también a ser un psicólogo empírico. Trataba de buscar la forma de motivar a los chicos. Muchos de ellos venían sin desayunar, de hogares inestables, padres separados. Todas esas situaciones yo las había vivido y se convirtió en una ventaja porque les podía hablar con mi experiencia. Por eso digo que Dios es perfecto.
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-Llevaba su carrera en Chimbote. ¿Cómo terminó en Lima?
Tenía una academia con bastante acogida, pero vino la pandemia y me quedé sin poder trabajar. Lo que hice fue hacer videos en mi Facebook de forma gratuita. Así estuve por tres meses, me fue muy bien, pero llegó un momento en que la situación económica fue muy crítica. Sentí que Dios me decía que debía irme a Lima. Pensé en venirme solo, pero mi familia me pidió viajar juntos. Eso me dio mucha fuerza (suspira). Vendí todo, solo traje mis implementos deportivos, mis pelotas gastadas.

-¿A dónde llega?
Las primeras dos semanas estuvimos todos en un solo cuarto de un hotel en Cercado. Un recepcionista venezolano nos ayudó a hospedarnos, corriendo el riesgo de perder su trabajo. Éramos mis cinco hijos, mi esposa y yo.

-Fuiste un migrante en Lima.
Sí, y no te voy a mentir, muchas veces me decaí. Luego pasé a alquilar un local para vivir y ahí mismo trabajaba. Me sentía mal porque no quería esa situación para mi familia, pero me ponía a orar y recobraba fuerzas. No sé cómo podía seguir entrenando, ya que no me alimentaba bien, no dormía bien. Pero igual tenía mucha energía.

-Dónde recae la importancia de la motivación?
Con motivación puedes sacar del individuo cosas increíbles. Tú me motivas y me empiezan a fluir cosas. Yo me muevo sobre la base de la motivación y dificultades. Y esas dificultades las aplico en mis entrenamientos. Trató de sorprender a los deportistas con algo diferente cada día, por eso Christian me decía ‘a ver, cuál es el ‘menú’ de hoy’.

-¿Cómo llega a contactar con el jugador?
Él me llamó. Desde ese primer minuto hubo mucha química ya que nos encontramos dos personas que hemos pasado cosas muy difíciles. Me dice que me venía siguiendo por las redes. ¡Imagínate! Sin esos noventa días virtuales, sin el atrevimiento de venir a Lima en pandemia, sin todos esos sacrificios Christian no me hubiera visto.

-¿Qué le pide?
Me dice que no está pasando un buen momento y que creía que yo era la persona que lo podía ayudar. Le digo que era la oportunidad que yo también estaba esperando para demostrar mi trabajo en ese nivel. Fue una conversación seria.

-Reconoció que necesita ayuda.
Sí y eso es algo admirable. Acababa de resolver su contrato con su club en Turquía (Yeni Matalayaspor). Anímicamente no estaba bien y al no haber competencia su rendimiento deportivo había disminuido. Además, en los 15 años jugando había perdido fuerza muscular. Él entiende que no está bien, pero tiene todas las ganas. Yo me identifico mucho con él. Dios me preparó desde muy niño para este momento.

-Ambos comienzan a trabajar de inmediato.
Cuando llega a Lima me dice que de frente se irá a Trujillo. Entonces me pide darle el alcance. Sin conocerme me da las llaves de su camioneta para que lleve mis implementos. Fui manejando hasta allá. Es que Christian improvisa mucho, tal cual como lo hace en el campo. No planifica mucho las cosas, le sale todo natural.

-Y luego logra fichar por el Al-Fateh, en Arabia
Sí, a los días me llama y me cuenta esa posibilidad. Eso es porque le puso carácter, se levantó a ponerse a trabajar. Cuando viaja a Arabia me dice ‘hermano, qué tal si te vienes conmigo’. Pasaron unos meses y en setiembre de 2021 me llega un mensaje. Era la visa, luego los pasajes. Christian no me había dicho nada. Es muy impredecible. El vuelo estaba programado para dos días después, pero yo necesitaba tiempo para dejar encargada mi academia a mi hijo Aldair. Yo nunca me había alejado tanto tiempo de mi familia. Fue un momento duro, pero había que estar anímicamente bien.

-¿Qué ha aprendido de Cueva?
Su energía. Es un niño y con sus hijos disfruta mucho. También es un esposo detallista y muy buen hijo. Siempre está dispuesto a servir y es muy creyente. Y cuando uno teme a Dios trata de equivocarse menos. Ahora Christian es un ejemplo de que vamos a pasar momentos malos, pero que nos podemos levantar. De que tenemos aún mucho que dar en la vida.

-¿Le ganamos a Paraguay?
De todas maneras.

-Y usted será parte también de esta clasificación.
Dios mediante... (lágrimas).

AUTOFICHA
- “Soy el profesor José Neyra, nací en Chimbote. Tengo cinco hijos (Aldair, Ariana, Edú, Desayli y José) y un nieto (Austin). En Chimbote dirigí al club Los Íntimos. En 2020 llegué a Lima para abrir mi Centro de Alto Rendimiento en Villa María del Triunfo (970 992 496)”.

- “A los cinco años mis padres se separaron. Quien tomó las riendas de mi vida es mi abuela Julia. Con ella hemos pasado de todo, momentos muy duros, pero también hermosos. Me enseñó a confiar en Dios, a orar. Lamentablemente, hace tres años la perdí, pero todo lo que hago lo hago en su memoria. “.

- “A Christian Cueva le va bien porque es un buen hijo, padre y esposo. Tiene un gran corazón y no ha perdido su identidad. Hemos hecho una gran amistad. El soporte de Christian es su familia, por eso es un trabajo en conjunto. También con Ricardo Gareca y Néstor Bonillo”.

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