Contratamos un 'Tigre' pero llegó sin garras, sin colmillos afilados y más parecido al minino que se asusta con fieras más dominantes. Alquilamos el sueño de siempre, ese que dice que vamos a tener sonrisas, sentir compromiso y recibir alegrías.
Al diablo, nada de eso. Pensamos que la selección podría ser otra y lo único que cambió (quizás) fueron las discotecas o los tragos de los jugadores.
Un programa de espectáculos se divirtió a la hora del almuerzo con la selección. Colocó una reportera burlona en Videna, armó un show y fundamentó su cómica intervención en el deporte, con un video donde dos delanteros y un defensa de la 'Blanquirroja' protagonizaban lo de siempre: salidas de madrugada en pleno proceso de preparación, esta vez, para la Copa América.
Carlos Zambrano divirtiéndose en un local, luego su auto siendo perseguido por policías y (con teléfono en mano y llamada a sabe Dios quien) zafando sin problema. Yordy Reyna luciendo su peluca horas antes del amanecer y Pizarro en un lugar costoso pasándola bien.
A ellos, se le suman Paolo Guerrero y Jefferson Farfán amaneciéndose en el cumpleaños de la madre del primero con cámaras cerca. Cosas de la vida, ninguno tiene nada que festejar.
Zambrano cerró una temporada irregular y podría pasar al Werder Bremen, que no es un gran club. Yordy Reyna está en segunda división de Alemania sin protagonismo, Pizarro fuera del Bayern Munich, Farfán saliendo de una lesión que lo marginó casi toda la temporada y Guerrero catalogado como 'pesetero' por la hinchada del Corinthians y más en páginas de espectáculos por la novia que tiene.
Ellos llegaron a unirse a la selección, pero entrenan más de madrugada, cuando el resto duerme. Con la anuencia de un entrenador como Gareca que pensamos era distinto y una nueva directiva de la FPF que soñamos sería diferente.
Chile concentra, Colombia concentra, Venezuela concentra, nadie sale todos están dentro. Nuestra selección la pasa de fiesta, y mientras el resto de equipos hace fila para luchar por la gloria, la nuestra hace cola para entrar a la disco.
Por Carlos Bernuy Flores