(Perú21/ Piko Tamashiro)
(Perú21/ Piko Tamashiro)

Abrió los ojos y estaba en una ambulancia. Desplazó su mirada por las paredes de la unidad, como tratando de reconocer en qué lugar se encontraba. Una voz le preguntó si sabía dónde estaba. “Obvio, estamos entrenando”, fue su confusa respuesta. Y el vehículo arrancó hacia el hospital.

Su equipo iba ganando. Una compañera tacleó a la rival colombiana. Rosemary Quesada robó la pelota y mientras soltaba un pase, con los brazos estirados, desprotegida, una rival la impactó. La peruana cayó de cara contra el piso y se desmayó. Ocurrió a comienzos de junio, pero lo que más le duele hasta ahora es que se perdió ese partido, pese a que iban ganando, y la selección peruana de rugby no logró clasificar a las Olimpiadas.

La capitana se define como “competitiva” y ahora los Panamericanos Lima 2019 están en su mira. La fiesta del deporte se inaugurará el próximo 26 de julio y ella ya piensa en lograr una medalla. “Saldré a dejarlo todo, porque creo aún no toco techo”, dice con firmeza en cada palabra y con la mirada sin pestañear quien ha sido campeona nacional de clubes en Argentina y elegida como la mejor jugadora de ese torneo.

¿Primero fue el fútbol o el básquetbol?
Practiqué el fútbol desde que tengo uso de razón; a los 4 años de edad, ya estaba corriendo detrás de una pelota. En el parque donde vivía mi mamá, habíamos hecho una canchita de fútbol, compramos arcos y pintamos la cancha. Era arquera, pero luego me di cuenta de que era malísima y terminé de delantera. Para mí era como la Copa del Mundo.

¿Soñabas con ser futbolista?
Sí. Con el básquetbol también, que lo practiqué desde los 6 años hasta los 15. Incluso, jugué por el colegio La Salle, María Auxiliadora, YMCA.

¿En casa han sido deportistas?
Nadie. Cuando yo era chiquita, mi mamá trabajaba, ella era prácticamente madre soltera, y entonces me metía desde pequeña a distintos deportes; ahí me di cuenta de que odiaba el vóley.

¿El rugby tiene algo del básquetbol y del fútbol?
Tiene bastante de básquetbol en cuanto a la rapidez del juego. Pasas la pelota y buscas dónde correr. En rugby es muy raro que un jugador se quede con la pelota mucho rato sin intentar buscar un hueco y soltar el pase. Por eso unas amigas me pasaron la voz, porque jugaba básquetbol.

¿Sabías qué era el rugby?
Nunca había escuchado hablar del rugby, nada. Empecé a jugarlo a los 21, cuando ya estaba en la universidad.

¿Y por qué aceptaste la invitación?
Creo que extrañaba hacer deporte. Desde los 14 años dejé de hacer deporte. Me dediqué al colegio, a la universidad. Tus prioridades cambian. A los 21 sentía que el cuerpo me decía: “¿Puedes hacer algo, por favor?”.

¿Qué habías decidido estudiar?
Periodismo, pero terminé trabajando como redactora creativa y ahora estoy en marketing. Elegí el periodismo porque quería ser corresponsal de guerra, y todo el tema de investigación me gustaba. Pero creces y te decepcionas.

¿Y ese primer encuentro con el rugby cómo fue?
No entendía nada, que el pase es hacia atrás o al costado... Como soy súper competitiva, si no entiendo algo, es como un reto. Me quedé y a los dos meses me llamaron a la selección.

¿Qué hay de especial en el rugby?
La gente es increíble. Ni en el fútbol ni en el básquetbol encontré esa hermandad. La gente es más unida. Nos cuidamos uno al otro mientras juegas. O sea, si taclean a una de mi equipo, tengo que ir a proteger el balón y a ella. Asumo que de esa forma se crean estos lazos.

¿Y el deporte en sí qué tiene de especial?
El rugby es un deporte muy inteligente. Uno ve partidos de rugby y lo primero que dice es que “son salvajes, mira cómo se pegan por las puras”. El rugby se trata de evitar el contacto. No voy directamente a golpear. Y todo tiene un fin: si voy a chocar, es para juntar marcas, para que mi compañera pueda entrar sin un rasguño y anote. Hay milisegundos de reacción. Es un deporte que va más allá de golpear o taclear. Es más de estrategia en el momento.

¿Por qué no te dedicaste de lleno al rugby? Has llegado a ser campeona en Argentina y la mejor del torneo.
Sí lo pensé. En Argentina me llamaron de España y Francia para ir a jugar. También trabajé como redactora creativa en una agencia. Allá estuve con 26 años. Cuando volví, tenía casi 29. Entonces, puse mi vida en una balanza: si me iba a España o Francia, mi carrera de rugby iba a durar cinco años más, ¿y luego de eso qué? Entonces, elegí regresar.

¿Eres más racional?
No, soy bastante emotiva, siempre gana el bobo. Pero en temas así tenía que detenerme un segundo y pensarla. Estuve casi tres años allá, hasta que la crisis empezó a golpear fuerte.

Se vienen los Panamericanos. ¿Cuál es el nivel de Perú?
A nivel de selección, estamos en el top cuatro de Sudamérica. Primero Brasil, cuya ventaja es grande. Luego vienen Argentina, Colombia y nosotras. Antes Argentina nos ganaba 40 a 0. Ahora la diferencia es de un try.

¿Qué se puede esperar en los Panamericanos?
Luchar por la de bronce, porque vienen Estados Unidos, número dos en el mundo, y Canadá, número cuatro en el mundo. En ambos países y en Brasil este deporte es de nivel profesional.

¿Qué se puede esperar de la capitana?
Este torneo será el más importante que voy a tener en mi carrera deportiva.

¿Aún sueñas con ser periodista de guerra?
Ya no. Ahora la guerra está en el campo de juego (risas).

AUTOFICHA
- “Soy Rosmery Quesada Guzmán. Tengo dos nombres, pero solo quiero que salga uno (risas). Tengo 30 años, nací en Lima. Estudié Periodismo en Bausate y Meza. No escribo hace tiempo, pero me gusta escribir. Al final me fui por otro lado. Y ahora trabajo en el área de Marketing, en negocios digitales”.

- “Hice un posgrado de Comunicación en Organismos Públicos, en Argentina, donde jugué en Cardenales de Tucumán. Actualmente, juego en Lima Rugby Club. Planeo retirarme del rugby luego de los Panamericanos. Ya tengo 10 años en selección”.

- “Ahora pienso realizar una maestría en Marketing de Contenidos. Todo lo que es digital me gusta. Pero no puedo hacer nada porque entreno tres veces por semana: primero, voy a la Videna a hacer gimnasio, de 7 a 8 p.m., y luego a Villa María a hacer rugby, de 9 a 11 p.m. Tres años estoy en ese ritmo”.