Redacción PERÚ21

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Su vida es envidiable, pero riesgosa. (45) es un montañista que vive la mayor parte del año entre aeropuertos y picos nevados de postal. Sin embargo, el último 25 de abril, cuando caminaba hacia el campamento base del monte Everest (8,848 m.s.n.m.), en , vio la muerte frente a sus ojos cuando la tierra empezó a temblar por el terremoto de 7.8 grados que azotó ese país. "El sacudón fue tal que pensé que me había dado soroche. La gente se agarraba de las rocas para no caerse, mucha gente murió frente a mí", sostiene con pesar nuestro guía internacional de alta montaña.

Su deporte favorito lo ha llevado a conocer todos los continentes y más de 15 países. No obstante, Richard no viaja con un itinerario fijo, sino que él prepara sus propios circuitos. "Un tour es como una burbuja que no te permite conocer más allá de un hotel y lo que los operadores consideran turístico. Yo prefiero caminar, conversar con la gente, comer la comida típica del sitio, tomarme una cerveza o un café al atardecer viendo el campo o el mar. Así aprovecho mis escalas de avión camino a las montañas más altas del mundo", precisa Hidalgo.

No obstante, refiere que, en los años 80, viajar por el Perú era todo un reto. "No había muchos buses ni conexiones, muchas veces tuve que viajar hasta en la bodega porque no había sitio en los ómnibus. En Huachón (Pasco), pude ver cómo se incendiaba una comisaría luego de que unos terroristas le prendieran fuego. Eran épocas terribles que felizmente ya pasaron. Ahora ya se puede viajar con toda tranquilidad, hay buenas pistas y muchas empresas de transporte formales", afirma.

Agrega que nuestra geografía es ideal para hacer deportes outdoor y rutas off road, y que tenemos una cordillera tropical, considerada la más alta del mundo, con lagunas fantásticas para hacer campamentos al pie de ellas y despertar mirando nevados majestuosos como el Alpamayo.

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