Redacción PERÚ21

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La FIFA afronta su 65º Congreso en medio de un escándalo monumental bajo la sombra de la corrupción. Este miércoles, la Policía de Suiza detuvo a 7 altos directivos, entre ellos 6 latinoamericanos. Aquí recordamos una anti campaña contra la máxima entidad del balompié mundial.

Faltan 8 años para que el Mundial Qatar 2022 se realice, pero las denuncias sobre explotación laboral en el país no cesan. Por esta razón, algunas personas empezaron a difundir imágenes sobre anti-anuncios con los principales patrocinadores del torneo, los mismos que parecen insensibles ante las acusaciones.

Qatar es un país rico, pero las condiciones laborales de sus trabajadores inmigrantes es paupérrima, infrahumana y roza con la 'esclavitud moderna', tal y como lo define la Organización Mundial del Trabajo (OIT).

El diario británico reveló que el 90% de la masa laboral de Qatar son inmigrantes asiáticos provenientes de Bangladesh, Nepal y Filipinas. Además, que el 80% de la muerte de los obreros se debe a suicidios, ataques cardiacos por las olas de calor (se registra hasta 50°C) y accidentes laborales.

Los inmigrantes son hacinados en cuartos reducidos, donde deben convivir hasta 14 personas para poder costear sus gastos sin afectar tanto su ya golpeado bolsillo. A pesar que muchos empleados no han visto su sueldo en meses, siguen trabajando con la esperanza de recibir su pago al finalizar las construcciones.

El sistema kafala que rige en Qatar impide que un operario pueda cambiar de empleo antes de que se termine su contrato. Además, la mayoría de los capataces agreden a los empleados, se quedan con parte de su dinero e incluso les confiscan sus pasaportes para que queden vulnerables y obligados a seguir trabajando.

Aquí va la cruel paradoja. Según información del portal ABC, Qatar se gastará cerca de US$100 mil millones en todo lo que compete a la infraestructura relacionada con el Mundial 2022, pero sus empleados que trabajan 15 horas diarias, seis días a la semana, reciben un miserable sueldo de US$8 al día para sobrevivir.

Felizmente, no todo se hunde. es una campaña mundial que tiene por objetivo que los eventos deportivos sean justos también para los trabajadores que hacen realidad las grandes sedes deportivas. En la campaña participan diversas federaciones sindicales internacionales y varias ONG.

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