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El final del partido entregó una imagen que en Perú se repite mucho, el de los jugadores, en este caso Paolo Guerrero, reclamando por la actuación del árbitro venezolano José Argote.
A continuación, las redes sociales, seguramente las charlas en la calle o muchas de las opiniones personales señalaron al juez como el responsable de la derrota. Nada más alejado de la realidad.
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Empecemos. A poco de empezar el partido, Carlos Zambrano y Arturo Vidal se enfrascaron en un duelo de empujones, el juez habló con ellos y les dijo que la siguiente jugada era tarjeta amarilla.
Tal vez si mostraba la cartulina, algunos hubieran dicho que "debió dejar seguir" o que "tenía que entender que era un duelo caliente".
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A continuación llegó la expulsión de Carlos Zambrano. El juez del partido, el árbitro de un duelo de Copa Perú o algún juez europeo tenía que expulsar a Zambrano. No hay justificación. La culpa es del zaguero que piensa que pegando lo vamos a aplaudir más y no entiende su importancia en el equipo.
El primer gol de Chile. La posición del juez no era la mejor y el árbitro asistente dejó seguir la jugada que ya de por sí necesitó la repetición para calificarse de dudosa.
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Empezando el segundo tiempo, el árbitro anuló un correcto gol a Eduardo Vargas por una posición adelantada inexistente porque André Carrillo habilitaba al chileno. Luego, el árbitro nos sancionó varios tiros libres cerca al área, algunos de ellos por jugadas divididas.
Finalmente, la jugada de Paolo Guerrero no es penal porque ambos futbolistas, el peruano y el chileno, llegan forzando con el cuerpo la posición. Lo mejor en la derrota es no culpar a terceros, más si no son culpables.
