El club Santos de Brasil pidió a la FIFA sancionar al jugador del Barcelona Neymar da Silva con seis meses sin disputar partidos oficiales, al considerar que actuó de "mala fe" en la operación de traspaso al club español, según publicó el portal Globosporte.
"Estando a la vista la mala fe de Neymar y todas las otras circunstancias agravantes (…), el jugador debe ser sancionado con una restricción de seis meses para actuar en todos los partidos oficiales", expresa el documento del Santos enviado a la FIFA, según el medio brasilero.
Neymar, capitán de Brasil y una de las grandes estrellas del Barcelona, fichó por el club azulgrana en 2013, un traspaso que es investigado por la justicia de España y Brasil por supuesta corrupción.
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Según el club Santos, Neymar habría violado el artículo 62 del código disciplinario de la FIFA, que trata sobre corrupción, y el 17 del Reglamento del Estatuto y la Transferencia de Jugadores, sobre las posibles consecuencias cuando se rompe un contrato sin causa justificada.
Además de pedir que la FIFA suspenda a Neymar por seis meses en partidos oficiales, el Santos exige al Barcelona el pago de una indemnización de unos 55 millones de euros, añade GloboEsporte.
El Santos agrega que, según el código de disciplina de la FIFA, "el jugador deberá estar sujeto a la confiscación de todos los valores – directa o indirectamente – recibidos como parte de la transferencia de sus derechos económicos y federativos".
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El portal de noticias UOL recuerda que el padre y representante de Neymar presentó en febrero un documento, datado en 2011, que echa por tierra la acusación de que rompió el contrato con el Santos de manera unilateral, como acusa el club.
En ese documento, el entonces presidente del Santos, Luis Alvaro de Oliveira Filho, autorizaba al jugador a iniciar negociaciones para su transferencia.
Además, Neymar alega que en 2013 dejó el Santos en común acuerdo con la dirección del club, al cual pagó 17 millones de euros para poder hacerlo, añade UOL.
La sospecha de irregularidades en la forma en que se llevó adelante el fichaje le costó el cargo al expresidente del Barcelona Sandro Rosell.