Michael Owen ganó el Balón de Oro en 2001. Jugó 16 temporadas como profesional. (USI)
Michael Owen ganó el Balón de Oro en 2001. Jugó 16 temporadas como profesional. (USI)

Considerado el Golden Boy tras el Mundial Francia 1998, empezó a escribir una linda historia de fútbol que algunos años después se transformó en una pesadilla. El retirado jugador británico confesó que en los últimos años de su carrera llegó a odiar el fútbol.

En entrevista con BT Sports, el delantero que pasó por Liverpool, Real Madrid, Manchester United, Newcastle y Stoke City, confesó que la lesión crónica que sufría en las piernas originó miedo en él y eso derivó en un triste y silencioso final de su carrera.

"Cuando me lesioné los abductores por primera vez, se acabó todo para mí. Cambié mi forma de jugar y ya no fui el mismo. En los seis o siete últimos años de mi carrera me transformé. Me horrorizaba la posibilidad de rematar cuando tenía espacios. Sabía que me había roto el abductor", dijo el ex integrante de la Selección de Inglaterra.

"Y lo peor -agregó- es que mis instintos me decían que hiciera lo de siempre. Nací para ser futbolista. Y, en cambio, recuerdo que cuando McManaman cogía el balón y me la podía pasar en profundidad, pensaba 'no, no lo hagas por favor, pásamela en corto'".

Y lo peor vino cuando ficho por Newcastle y empezó a convivir con las largas paras por lesión. "Lo perdí todo. Y durante esos seis o siete años odié el fútbol. No veía el momento de retirarme, porque el que estaba en el campo no era yo. Y lo peor es que luego entré en un estado mental en el que ni siquiera estaba en condiciones de patear. Y entonces me escondía, me metía en zonas del campo donde no estaba nunca", señaló.

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