Marko Carrillo, clasificado a Tokio 2020. (Foto: César Campos)
Marko Carrillo, clasificado a Tokio 2020. (Foto: César Campos)

Han pasado unos 30 minutos y, de pronto, una voz interviene desde las sombras. “Al entrar a la línea de tiro hay que tener bien puesto lo que ponen las gallinas”, recuerda el padre de sobre las palabras del abuelo. Todos deportistas del tiro con pistola. ¿Es buen alumno?, preguntamos. “Futuro campeón olímpico”, responde. ¿Cómo lo sabe? “No tuve cuna; me pusieron en una hamaca con dos fusiles. El deporte del tiro no lo hago, lo vuelo, lo presiento. Él es mi hechura”, dice y apunta con la mirada a su hijo. Agrega que Marko no tuvo esa hamaca, pero “lo limpiaban a balazos”. Y estallamos en risas.

Estamos en la Asociación de Tiro Olímpico, en La Victoria. De fondo suenan las balas, mientras Marko, alumbrado por una luz tenue, dice que su primer recuerdo de niño es en el campo de tiro del Club Bellavista, uno de cincuenta metros, abierto, con pasto, donde veía a su padre disparar. “Tiene potencial porque posee mucho control mental”, interviene otra vez su progenitor.

En el linaje de los Carrillo, Marko es el mejor. Le da pudor decirlo, pero es la verdad. Ganó bronce en Toronto 2015, clasificó a las olimpiadas de Río. Repitió la presea en Lima 2019 y está clasificado a Tokio 2020. Su hija, con ocho años, ya dispara y quiere representar al Perú. Al parecer, el apellido Carrillo seguirá viajando generacionalmente, como una bala cargada de coraje y talento.

¿Que el abuelo y el padre hayan practicado este deporte te da una confianza especial?

Me da confianza. Ambos han sido mentores míos en el tiro, ambos han sido referentes.

¿Con tu abuelo empezó la historia de los Carrillo?

Sé que el papá de mi abuelo era policía y que también practicaba tiro. Pero no estoy seguro si llegó a ser seleccionado. Mi abuelo sí llegó a ser campeón del concurso Juan Gildemeister, que era como llegar a la primera división del fútbol. Mi papá también ha ganado ese concurso. Siempre los he visto como triunfadores.

¿Qué tan lejos llegaron ellos?

Mi abuelo ha sido campeón sudamericano, campeón nacional muchas veces. A mi papá lo he visto ganar medallas a nivel bolivariano, juegos Odesur, llegó a Juegos Panamericanos, pero no logró medallas. También llegó a copas del mundo.

Al margen de la influencia del padre y el abuelo, ¿en qué momento conectas con el tiro con pistola?

De viejo. En el tiro puedes ver gente de 15 años y un señor de 50, y ambos con el mismo nivel. Siempre he acompañado a mi papá a sus competencias, pero el deporte no me atraía tanto.

¿Qué no te atraía?

De repente el compromiso que había que tener los fines de semana. La vida social era casi nula. Normalmente, las competencias son sábado y domingo. Mi papá me llevaba a las competencias en Arequipa. Iba viernes, sábado y domingo, y me anotaba en algunas modalidades. Pero era como una pichanga de fin de semana. Él me daba los tips, pero no había un compromiso, lo hacía por vacilón. Pero yo disparaba bien.

¿Y en qué momento decides que ya no era una pichanga?

En 2012, cuanto tenía 23 o 24 años. Estaba trabajando en un banco, donde era promotor de servicios. Mi papá me pasó la voz para una competencia de fin de semana. Fue un Grand Prix en Arequipa. Competimos y ganamos una medallita. Ahí me enteré que venían los Juegos Olímpicos de Londres y una chica de Ecuador había clasificado. Eso me causó mucha admiración y curiosidad. En esos juegos ganó oro un cubano en tiro con pistola. Nunca había visto a un campeón latinoamericano y me quedé absorto. Solo conocía la historia de Edwin Vásquez, peruano medalla de oro en Londres 48. Yo también quería lograr eso.

Cuatro años después ya estabas en Río.

(Ríe) Exacto. No sé si por genética o dedicación, las cosas se dieron.

¿Qué tiene de especial el tiro con pistola?

Primero se sufre un montón, porque tienes que domar tus propios demonios, tus pensamientos. Estás parado en una línea de tiro y te vienen 700 mil pensamientos por la cabeza. El objetivo es que tienes que sumar puntos, que están numerados en el blanco, que van del uno al diez. El placer está en tratar de mejorar el puntaje.

¿En el acto del disparo no hay placer?

De todas maneras. Tu cuerpo se puede volver una máquina y hallas el placer cuando ves los blancos que lograste.

Los más críticos se preguntarán: ¿el tiro con pistola es realmente un deporte?

Sí. Hay mucho trabajo detrás. El arma tiene un peso de kilo y medio, tienes que estar parado usándola y cuando la ejecutas no debe moverse. Hay mucho trabajo de resistencia, de esfuerzo físico. Aunque no es tan extenuante como otros deportes.

¿Se debe tener puntería?

Tienes que trabajar mucho la cabeza. No se necesita tanto puntería sino depende de la ejecución del disparo: debe haber coordinación motora entre tu ojo, tu dedo y tu pensamiento. Todo tiene que conjugar en un mismo momento. Hay más un trabajo de coordinación que de puntería. Y tiene que ser una coordinación fina.

¿Tu abuelo y tu padre qué te han enseñado?

Mi abuelo me decía que al entrar a la línea de tiro tengo que rayarme bien,que significa tener bien puesto lo que ponen las gallinas (y es cuando su padre interviene en la entrevista).

Tu padre dice que este deporte es como el vino: mientras más añejo, mejor. ¿Hasta cuándo te ves compitiendo,Marko?

Siempre estaré en el ámbito del tiro. Me veo como juez, entrenador, dirigente o en la industria. Por lo pronto, de acá a los juegos de Tokio 2020 me dedicaré íntegramente al tiro, entrenando prácticamente de domingo a domingo. Cuando no practique, estaré pensando en el tiro, trabajando en la mente.

AUTOFICHA:

-“Soy Marko Antonio Carrillo Zevallos. Tengo 31 años, nací el 4 de julio de 1988, en Lima. Estudié Administración Financiera. Hasta hace poco ejercí la carrera a la par con el deporte, y ahora soy totalmente profesional en el tiro. No llevo la cuenta de las medallas logradas”.

-“Las medallas que más recuerdo son las de Juegos Bolivarianos, Sudamericanos y Panamericanos. En 2018, un mes y medio antes de los Sudamericanos de Cochabamba, me fracturé la clavícula derecha, del lado que disparo. Gané oro y plata en esos juegos”.

-“En enero ya debería estar compitiendo en los campeonatos del invierno europeo. De ahí hasta julio estaré compitiendo en los eventos preparatorios para Tokio 2020. Para las olimpiadas debo especializarme más en la modalidad de pistola tiro rápido, que es en la que competiré en las olimpiadas”.