El viene de una familia grande y con harto talento para la cocina. Cuando celebraba su cumpleaños, mínimo iban unas 80 personas y su mamá se encargaba de preparar la comida para todos. Su prerrogativa era “mejor es que sobre a que falte”. Los comensales se podían quedar sin presa, pero no sin su buena ración de carapulcra con sopa seca. El exmiembro de la selección de fútbol de Perú asegura que se defiende en la cocina aunque no es ningún experto; debido a que es el menor de sus hermanos, siempre fueron los mayores quienes se ocuparon de preparar la comida en su casa. Su mamá aún lo considera su ‘cochito’. Cuando se fue a jugar a Bélgica, al club Malinas, el ‘Cuto’ intentaba preparar algunos platillos peruanos. “Una vez hice un seco de carnero con arrocito y frejoles. Me gustan mucho las menestras”, cuenta. Los insumos no eran los mismos, tenía que comprar condimentos árabes para intentar replicar la sazón nacional, pero no era lo mismo. Como todo buen peruano, el futbolista creció apreciando y amando la gastronomía peruana; por eso no fue extraño que decidiera abrir su restaurante Cuto 16, junto a su hermana Diana Guadalupe. En esta entrevista conversamos de las dos grandes pasiones nacionales: la comida y el fútbol. Provecho.


-¿Cómo así saltas del fútbol a la gastronomía?

Mucha gente no sabe que mi familia cocina espectacular. Por eso siempre estuvo rondando la posibilidad de abrir un negocio de comida. Yo he tenido otros negocios, pero no me fue bien: una chanchería, camiones. Con el dinero que gané en El gran show pusimos este negocio. Mi cuñado y mi hermana me llamaron y me propusieron hacer el restaurante. Le alquilamos la casa a mi mamá y así empezamos.

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-¿Por qué la carapulcra con sopa seca es tu plato bandera?

Es mi plato favorito y, además, en toda mi carrera, cada vez que jugaba un partido importante o ganaba algún título, yo gritaba que iba a comer mi carapulcra con sopa seca.


-Las referencias a la comida han estado contigo desde siempre, cuando también gritabas ‘¡tengo hambre!’.

Sí, aunque en ese momento no era solo un hambre de comer, sino de querer hacer cosas, de ganar en la vida. Uno siempre tiene hambre de crecer, de triunfar, de tener logros. Ahora tengo hambre de expandir este restaurante en regiones como Lambayeque, Huánuco.


-¿Extrañas el fútbol?

Ufff, claro. Uno nunca deja de ser futbolista y los que ya nos hemos retirado ha sido del campo, pero en nuestra mente seguimos siendo futbolistas. Yo sueño, a veces, que me han contratado en un club, que tengo que viajar, mi vuelo va a salir y no tengo las maletas listas. Es terrible. Uno siempre vive con esa nostalgia. He jugado desde chico, desde los 8 años y me retiré a los 39, en 2016.


-¿Pero sigues peloteando?

Claro, hago mi deporte. Hasta antes de la pandemia me contrataban para jugar en provincias, el extranjero, para partidos de exhibición. A veces nos juntábamos todos los exfutbolistas y era todo un show. Vernos con todos los compañeros y los que fueron tus rivales es pasar un momento grato. Se disfruta mucho. Ahora ya no se puede, así que estoy jugando tenis-fútbol. Yo amo el deporte, también corro y hago mis ejercicios.


-¿Qué sensación te da que se juegue un torneo con estadios vacíos?

Pero al menos están jugando, al menos tienen un trabajo. ¿Qué hubiese pasado si se venía abajo el campeonato? Es importante que se pueda continuar con el deporte, aunque hay muchas fallas. La organización no está a la altura de otros países, que nos llevan años luz. Creo que es un premio consuelo que al menos puedan jugar sin público.


-¿Qué piensas sobre los hinchas que salieron a celebrar a las calles a pesar de estar prohibido?

Si con este tema de la pandemia –no solo los hinchas, estoy hablando en general como seres humanos– no has captado la importancia de las medidas de bioseguridad, es porque estás en este mundo como un zombie, como un muerto viviente porque si te están diciendo que tienes que cuidarte, hay que hacerlo. Si no, no amas a tu país y no amas a tu club.


-¿Tienes la intención de regresar al fútbol como entrenador?

Sinceramente, por el momento el fútbol peruano ha entrado en una crisis como la política. Tiene que haber cambios, el sistema está muy dañado. No descarto regresar, pero cuando realmente valga la pena. Ahorita sería un desgaste.


-¿Cómo ves a esta generación de jugadores de la bicolor?

Este grupo tiene lo que te lleva al éxito: la humildad. Ahora todos han crecido, han madurado, captaron que este era el camino. Es trabajo de Ricardo Gareca, un técnico que ha demostrado su jerarquía. Entre todos se bromean, antes había una distancia, yo lo he pasado. Ahora son una familia, todos se sienten igual de importantes y deben seguir en ese camino. Hay que ir viendo también a los que están al final de su carrera, hay que ver quiénes entran, como Aldair Rodríguez, Alex Succar; son chicos que tienen buen lomo, buen físico y habrá otros que irán apareciendo para sumarse.


-Hoy juega Perú.

Son dos partidos claves para Perú. Paraguay, que se ha reforzado muy bien, y Brasil, que siempre ha sido una potencia.


-Partidos difíciles.

Bien difícil, pero, ¿cuándo nosotros hemos tenido un partido fácil? Hemos mejorado y ya nos respetan, ¿pero cuál partido has visto que les pasamos por encima? Ninguno. A Perú siempre le ha costado porque no estamos en un nivel como Brasil, que tiene futbolistas por todo el mundo.


-¿Quién es el siguiente ‘Cuto’?

Tengo un sobrino que va a seguir el legado de la familia; está jugando en Cristal, Kelmor Guadalupe. A él lo veo en la selección. En el medio local veo menos esos centrales, pero me identifico mucho con Zambrano.


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- “Soy Luis Guadalupe, nací el 6 de abril de 1976, en Chincha. He jugado en clubes como Universitario, Aurich, León de Huánuco, Malinas, Independiente, Veria. En el restaurante, mi hermana Diana es la que cocina con mi sobrino, quien hace los platos marinos”.


- “El día de la inauguración de Cuto 16 cayeron huaicos, pero no podíamos postergarlo una vez más porque ya todo estaba preparado para abrir las puertas y regalar carapulcra con sopa seca. Llegaron algo de 300 personas y alcanzó para todos”.

- “Durante la cuarentena se vende un promedio de 30 platos de carapulcra al día. Pero antes de la pandemia vendíamos muchísimo más; organizábamos eventos con orquestas y la gente se quedaba hasta las 10 de la noche. Tuvimos que reinventarnos e implementar el delivery motorizado. Atendemos de martes a domingo”.